En la Ruta 13 (IV), visitaremos los pueblos de Tornafort y Malmercat, en el que conoceremos sus leyendas y las ruinas de su castillo, para seguir transitando por Saverneda, hasta alcanzar el desagüe del rio Cantó en el Noguera Pallaresa en la Verneda de Sort. Al otro lado del río se encuentra el Santuario de la “Mare de Déu del Soler”, final de ruta.
Ascendiendo por una carretera bien asfaltada, bordeada por amplios pinares, llegamos al pueblo de Tornafort, pirámide icónica del Valle de Siarb.
TORNAFORT
Tornafort se alza sobre un montículo a 1.298 msnm. en la vertiente norte de la montaña de Baén. En el sur se eleva el cerro del Puial (1914 msnm) y sus bosques se encuentran dentro de los límites del Parque Natural de “l’Alt Pirineu”.
Según Joan Coromines es un topónimo construido por la expresión “Torna’t fort” (vuélvete fuerte), con lo que pretende manifestar el deseo sobre el castillo frente a los continuos saqueos.
Otros señalan que proviene de la expresión : “tornat fort” es decir, en pasado, indicando el haberse vuelto fuerte al amurallarse.
Según la información del municipio, su nombre proviene del latín “torno forte”, traduciéndose en "pinyal isolat fortificat" (pinar aislado fortificado).
Su escudo parece apoyar dicha propuesta. Muestra una muralla dorada sobre fondo rojo, enseñas del vizcondado de Vilamur, levantada sobre un monte (¿negro?) y a sus lados tres piñas en rama, insignia de la riqueza histórica del pueblo, basada en la explotación comunal de sus bosques de coníferas.
Historia
En el año 1066 se documenta el acuerdo entre el conde Artal I de Pallars Sobirà y el conde Ramon V de Pallars Jussà, otorgando el castillo al primero.
La población dependería de la casa condal, formando parte del vizcondado de Vilamur y dependiente de la “Seo d’Urgell”.
En el siglo XIII aparece por primera vez la denominación de castellanía de Tornafort.
En el modelo catalán la "castlanía o castellanía", dado que el feudatario era llamado “castellanus, castlan o castlà”, era un territorio o señorío regido con leyes particulares y jurisdicción propia. Estaba situado dentro de una jerarquía feudal por debajo de los «feudos de título» y formando parte de los llamados «feudos militares».
Todo feudo estaba unido a un castillo, con posesión de inmuebles y tierras, siendo mantenido el alcaide y su guarnición por el pueblo. En contrapartida en tiempos de guerra, los aldeanos se refugiaban dentro del castillo y eran protegidos por los soldados al servicio del “castellanus”.
En el año 1628 Tornafort forma parte del marquesado del Pallars y del vizcondado de Vilamur, ejerciendo su gobernador (castlà) la jurisdicción civil y criminal sobre sus habitantes.
Desde el pueblo cercano de Malmercat, una de las familias más poderosas del Pallars de la época, los Copons, extenderían sus dominios en diversas ocasiones sobre la castellanía de Tornafort.
En 1639, sobre la todavía considerada “castellanía”, el gobernador del duque de Cardona, LLuís de Gomar, presenta y hace prevalecer los derechos del duque sobre el castillo y tierras en un litigio ante Magdalena de Copons, señora de Malmercat.
En el siglo XVIII, cuando sobre los fundamentos del castillo se levantaban nuevas edificaciones, el vizcondado de Vilamur pasó a incorporarse a las instituciones jurisdiccionales del marquesado, formando parte éste de una estructura superior, real y estatal, llamada primero «subveguería de Pallars» y después el «corregimiento de Talarn».
Hacia 1857 se agrupan 122 almas, alcanzando su máximo poblacional, manteniéndose estable durante tres décadas.
En tierras flojas, pedregosas y montañosas, con grandes pinares en el sur y rodeada de amplios prados, se cultivaba centeno, trigo y árboles frutales y se criaba especialmente ganado vacuno. Había abundante caza de liebres, perdices, conejos y se pescaban truchas y barbos.
Siguiendo la tónica del valle, se padecerá la crisis del modelo de agricultura de subsistencia (1870-1910), un periodo marcado por la climatología adversa, la llegada de la filoxera en la Cuenca de Tremp, etc…, produciendo el trasiego migratorio hacia las grandes urbes catalanas, primero en periodos estacionales, pero pronto se transformarían en definitivas.
Así se incorporaron 99 almas al siglo XX y en 1910 tan solo eran 64 habitantes, pero a partir de aquí hay un fuerte crecimiento, produciendo que en tan solo una década casi se duplicara la población, manteniéndola hasta la guerra. La modernización se fue imponiendo en infraestructuras y equipamientos para la transformación de la industria ganadera, orientada desde la década de los 30 a la producción de leche.
Aquí se instalaron los dos frentes de guerra y aunque no fue bombardeado desde el aire el pueblo, nos podemos imaginar el destrozo, aunque se salvaguardaron los vecinos de la metralla al ser evacuados.
Después de la guerra se registran 93 vecinos, incluso una década después se censan 105 almas, pero a partir de aquí el descenso será permanente, alcanzando en 1991 el mínimo vecinal con 21 habitantes. Se incorporaron 34 almas al nuevo siglo, manteniéndose prácticamente estable hasta ahora, en 2022 se registran 33 censados.
En 1999, veinte años después de que los vecinos solicitaranconstituirse en Entidad Menor, se reanuda el proceso y en 2004 la “Generalitat” aprueba la constitución de la “Entitat Municipal Descentralizada de Tornafort”.
La fiesta patronal dedicada a Santa Coloma, se celebra el 31 de diciembre, único día del año establecido que se abre la iglesia para ofertar misa.
La Fiesta Mayor se celebra el tercer fin de semana de agosto.
Una de la actividad singular de la fiesta mayor es la excursión a la fuente “dels Estanys” (de los lagos).
Se anuncia con orgullo que la fuente de varios caños ofrece una agua clara y fresca insuperable. Al llegar la comitiva, aportando calorías al esfuerzo comerán coca y chocolate con un buen vaso de agua de la fuente mezclada con anís.
Servicios turísticos
La valoración media de los usuarios es en base 10 de Google (2024).
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Valoración media es de 9,4.
Las instalaciones de Cal Tomàs habían sido antiguos pajares y cuadras, hoy reconvertidas en confortables apartamentos.
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El pueblo, un estratégico mirador de 360 grados, rodeados de campos de cultivos y amplios prados, conserva también en su interior la esencia rural. Entre sus estrechas calles encontraremos edificaciones mostrando la restauración o edificación realizadas durante la segunda y tercera década del siglo XX, junto a aquellas modernamente restauradas o levantadas este siglo, pero guardando todas la esencia tradicional de su piedra roja y techos de pizarra.
Nos encontramos con los protegidos abrevaderos y fuente abiertos entre arcadas de medio punto bellamente adoveladas, cierra el grupo unos también cubiertos lavaderos, con la puerta limitada por una verja de metal con cerradura y dos ventanas también con arco de medio punto a cada lado. Un cartel recuerda la llegada del agua en 1934. El conjunto actual sería construido o reconstruido después de la guerra, durando su uso poco más de tres décadas.
Continuamos ascendiendo por la calle única que circunda el pueblo.
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La abandonaríamos a los pocos metros a los pies del templo parroquial.
Ascendimos hacia ella, descubriendo al subir algunos peldaños, en la plazuela que se crea delante del templo, un paso cubierto hacia poniente y unas escaleras hacia el norte que nos conducen a las puertas de la antigua escuela.
Santa Coloma de Tornafort
Comentamos las referencias en Vall de Cardós de la posible Santa Coloma de Sens y las otras 3 santas Colomas, también os recuerdo su relación con las reuniones de las brujas: Sant Joan (24 junio) y Santa Coloma (31 de diciembre).
Aunque el castillo de Tornafort aparece documentado desde 1066, no se disponen de noticias de su iglesia hasta la visita pastoral de los delegados del arzobispado de Tarragona en 1314-15, nombrándola Santa Maria de Tornafort.
En la visita pastoral de 1575, sufragánea entonces de Sant Andreu de Malmercat, aparece bajo la advocación actual de Santa Coloma.
Más tarde sabríamos que la referencia medieval puede hacer mención a la ermita de Santa María.
Templo hoy en ruinas, situado a poco más de medio kilómetro del Tornafort en la vertiente nordeste del “Lo Tossal”. Algo que nos pareció lógico, ya que los templos parroquiales en el Pallars, salvo alguna excepción, no se situaron en medio del pueblo hasta finales del siglo XIV.
Por lo que dedujimos, sin encontrar ratificación por la red, que la iglesia actual bajo la advocación de Santa Coloma se elevó entre principios de siglo XV y del XVI, produciéndose una importante transformación barroca a principios del siglo XVIII.
En la visita pastoral de 1758, se refleja una moderna reconstrucción, producto de su reciente transformación. Actualmente depende de la parroquia de Rialp.
El templo consta de una nave rectangular de tres tramos cubiertos con bóvedas de lunetas.
Una pequeña cornisa angular cierra el tejado a dos aguas revestido de pizarra.
Su mampostería es de piedra pizarrosa mediana, ligeramente desbastada y toscamente alineada, mostrándose en la base y ángulos piedras más grandes. Se puede apreciar aún en los muros, testimonio del enlucido color crema que un día los cubrió.
El frontal cuenta con una puerta con arco de medio punto, sobre el que se alza un deteriorado óculo a media altura, los dos adovelados en hoja de libro.
Sobre ellos se abre una pequeña ventana rectangular justo por debajo mismo del vértice superior del tejado.
El campanario se levanta sobre un primer cuerpo de base cuadrada, que se ochava de forma irregular por rebaje de ángulos en la segunda planta.
En cada cara se abre un alargado vano con arco de medio punto. En ellas lucen hoy dos campanas.
Se pueden apreciar cegados en la cara frontal de las dos plantas, sendos ventanales con arco de medio punto también dovelados en hoja de libro. También tapiado se repite el de la segunda planta en la fachada sur y norte.
Está coronado una alta aguja octogonal irregular con baja inflexión en la base, cubierta por finas losas rectangulares de pizarra.
Aún se accede a las campanas por la antigua escalera de caracol enlosada, típica en los Pirineos catalanes.
En su interior el coro con barandilla de balaustres de madera reposa en un arco rebajado bajo una bóveda de lunetas.
Son destacables las arcadas que comunican la nave con las capillas laterales. Se muestran sobre ellas respectivas tribunas.
Ascendimos hasta la calle superior, en la que se situaba la antigua escuela, allí se abre una estrecha callejuela ligeramente ascendente bajo los portales con arcadas de piedra.
No hay duda de que el pueblo, restaurado y bien conservado, guarda en su interior la antigua esencia rural, en un trazado medieval desdibujado pero aún presente.
Intentamos sin prisas recorrer zigzagueando el norte del pueblo, hasta llegar en la zona sobre la que se levantó el castillo, hoy sin testimonio de su existencia.
Desde allí nos embelesamos de nuevo con el paisaje, teníamos de telón de fondo el Montsent de Pallars, custodiado por cadenas montañosas y entre ellas Sort a sus pies.
Hacia el noreste se mostraba
el valle de Siarb, sobre el que un quebrantahuesos volaba, excusa con la que iniciamos conversación con un veterano vecino, ilustrándonos sobre la ave carroñera, la clase magistral la extendió sobre los halcones y las águilas, explicándonos cómo diferenciarlos en vuelo desde el suelo. Pero la verdad es que poco retuvimos.
Después de diez minutos de conversación nos volvimos a incorporar por la calle única, ahora en descenso.
Al volvernos a situar bajo la iglesia, decidimos volver a ascender a su plazuela, internándonos ahora por el paso bajo las casas hacia el sector oeste del pueblo, desde allí regresaríamos al aparcamiento.
Senderismo desde Tornafort.
Desde el pueblo, una corta pero interesante excursión es la que, siguiendo el antiguo y señalizado camino de Taús, os conduce en poco más de 10 minutos a unos altos prados de pastura, en las que podréis obtener unas espectaculares panorámicas de Tornafort, del valle de Siarb, del Montseny del Pallars y de la Verneda de Sort. Desde allí podéis volver a Tornafort por la fuente de l’Estany, necesitaréis unos treinta minutos más.
Junto con las rutas circulares que os comuniqué recorriendo los pueblos del valle de Siarb, o la ruta de Camins que mencionamos en Soriguera, os propongo un circuito circular de Wikiloc, recorriendo Tornafort, Pui, Malmercat y Saverneda, unos 11 km, de dificulta técnica difícil, pero que en tránsito necesitareis poco más de dos horas.
Una preciosa excursión es la de Tornafort al Tossal del Puial (1914 m) -Bony del Fener Gran y el Altar de les Brujas. 16 Km de dificultad técnica moderada.
Otra interesante excursión circular desde Sort, propuesta de Rutes Pirineus, es la que asciende desde Sort adlátere del río Cantó hasta Puiforniu, continuando hasta Tornafort, para descender por bosques de pino rojo y boj antes de introducirnos por encinas y robles en el bosque de Savarneda. 18,5 km, necesitando unas 4:30 h. de marcha de dificultad técnica notable.
Descendimos en coche hacia Malmercat, a mitad camino del cruce, a la derecha, encontraréis Cal Portalet, un conjunto aislado de dos masías, que por lo que me pareció estaba presente aún la actividad agropecuaria.
Una vez en el cruce de la LV 5151, giraremos hacia la izquierda en dirección a Sort, en poco más de 1 Km encontraremos un cruce a la izquierda que nos orienta por una estrecha pista asfaltada hacia Malmercat.
Ascendiendo encontraremos a mitad camino el mirador del Serrat de Sant Sebastià, delante se presenta Montardit de Baix y parte de la Verneda ocupada por campings.
A 960 m. de altitud, a la izquierda del Noguera y a la derecha del barranco “camp de Quilla” (metros después se llama el “Carcaó” ). Situado al extremo occidental del corredor transversal de confluencia del Valle de Siarb i los valles “d'Aguilar”. Malmercat ocupa un espacio inclinado más o menos llano en el plano medio de la cadena montañosa.
Según Joan Coromines su toponimia claramente latina, puede provenir de la comparación despreciativa respecto a los mercados vecinales, pero valora mejor la posibilidad de llamarse primero Vallmercat (mercado valle) o bellmercat (bonito mercado), para devenir más tarde en Malmercat, haciendo referencia a los apellidos de sus señores feudales.
Otros opinan que puede provenir directamente de la casa Pallaresa medieval de los Malmercat, linaje que controlaría importantes castillos en el bajo medievo.
¿El mercado que dio nombre a un pueblo?
Justo por debajo de Malmercat, en una gran explanada al lado de la desembocadura del río Cantó al Noguera Pallaresa y en el camino antiguo a Llagunes, corredor milenario del comercio con el valle del Segre, se estableció en el medievo el mercado (s.XII). Siendo la sal de Gerri (entonces un bien muy apreciado) el producto estrella.
Arnau de Malmercat firma en el año 1174 como testimonio en la acta de protección del “mercado de Verneda”, creado por los vizcondes de Vilamur Pere i Stranea, feudatarios de los condes Artal i Guillerma.
Vuelve a estar documentado en 1235, haciendo referencia al conde Roger de Comenge, al conceder una franquicia de cinco años de pago de la deuda de sal a los habitantes del valle de Siarb que la vendían en el mercado de la Verneda.
La leyenda medieval de su escudo
Agustí Coy i Cotonat, en su libro “Sort y Comarca Noguera-Palleresa (1906), sitúa la leyenda en la gran sequía de 1218, en el que la causa de la falta de agua en el Noguera Pallaresa y el río Cantó, se determinó culpa de un dragón que habían abandonado los moros en una profunda cueva.
La bestia se convirtió en el terror del valle, incluso mató a un temerario templario que fue a su encuentro. Entonces el señor de Malmercat, caballero importante en la corte Pallaresa, se propuso devolver la calma a la comarca.
El caballero de Malmercat marchó hacia su encuentro acompañado con su fiero perro ( según Joan Amades era una tropa de galgos), revestido cuello y cuerpo del animal por anchos collares de hierro unidos a largos y afinadas puntas de metal, decidido se introdujo en la cueva, llamada el “forat del drac”, hoy situada bajo la antigua casa de Saverneda.
Se enzarzaron en un duro combate en el que consiguieron dar muerte al dragón. Desde entonces el dragón luce en el escudo de armas y en la puerta del castillo de la Casa Malmercat de Malmercat.
Un castillo con larga historia
El castillo sería mencionado por primera vez en 1122, cuando, antes de realizar su peregrinaje a Jerusalén, el caballero Ramón Enard lo nombra en el testamento entre sus posesiones.
A partir de entonces figura en manos de la casa Malmercat hasta el siglo XIV.
En 1297 se documenta el reconocimiento de señoría a Arnau Pere de Malmercat que le hace el conde del Pallars Hug I, años más tarde lo haría con los vizcondes de Vilamur.
Pere de Malmercat en 1338 registra bajo su dominio los castillos de Llavorsí, Boldís y Tavascan y las “castellanias” de Tornafort y Montenartró.
El 1373 el castillo sería atacado y ocupado por Roger, hermano bastardo del conde Hug Roger II del Pallars Sobirà.
Los descendientes de los Malmercat litigaron para recuperarlo, pero por lo que parece no lo lograron, ya que en el fogaje de 1381 se documentan 5 fuegos civiles bajo el dominio de los condes del Pallars Sobirà.
Sin fechas precisas ni razones de su ocupación, alrededor del último tercio del siglo XV, el castillo sería reconstruido por la familia Toralla, familia pallaresa que también poseía el castillo de Glorieta y de Montesclado.
Se tiene la hipótesis de que el pueblo pudo quedar abandonado antes de la pérdida de soberanía del condado, aprovechando los Toralla para ocuparlo.
En 1490 la heredera de Antoni Toralla, Joana, se casa con Berenguer de Copons, familia que ocupará el castillo de Malmercat hasta principios del siglo XIX, manteniendo durante tres siglos un anacrónico y férreo régimen feudal, con soldados y mazmorra en el castillo.
En 1553, figurando como “caballerías de Mosen Copons” contaba con 7 fuegos civiles y 1 militar, curiosamente ninguno eclesiástico. Reuniendo alrededor de 50 personas.
Cobrarían diezmos, pero también censos de gallinas, capones, patas de cerdo…, la obligada molienda de los cereales en su molino, etc…
Los jóvenes estaban obligados anualmente a cabar las cepas y segar los campos de cultivo propios del señor. Por si fuera poco, los acreedores aprovechaban las épocas de malas cosechas para imponer duras condiciones financieras a los préstamos, las que podían acabar en desahucio, pero lo que sí era seguro es que ataban a la familia de por vida a la deuda y a las ambiciones del señor, viviendo prácticamente en servicio de esclavitud.
Los payeses se resistieron a la opresión de muchas formas, incluso recorrieron a la via legal, pero siempre acabaron siendo ellos los empobrecidos. Una triste realidad que compartirían muchos pueblos del valle, recordemos que la justicia estaba en manos de la nobleza.
Aquí nacería Manuel de Copons i d’Esquerrer, Presidente de la Generalitat desde 1707 a 1710.
Els Copons de Malmercat se enfrentaron contra Felipe V, por lo que después del 11 de septiembre serían represaliados.
En 1790 la familia Copons de Malmercat, alquilan las explotaciones a los “payeses” y se trasladan a Barcelona.
En las primeras décadas, en el trienio liberal (1820-1923), los campesinos se niegan a pagar los anacrónicos diezmos de sangre y se revelan a continuar pagando otros impuestos señoriales.
Durante el siglo XIX, sin descendencia directa y por matrimonio lo heredarían los Castillon y más tarde siendo los últimos por herencia pasará a manos de los Bielsa, familia que da nombre al castillo en la actualidad.
En 1857 convivían 109 habitantes en Tornafort. En tierras flojas, pedregosas y montañosas, con amplios pinares en el sur, cultivaban centeno, trigo y árboles frutales, se criaba especialmente ganado vacuno. Había abundante caza de liebres, perdices, conejos y se pescaban truchas y barbos.
A partir del último tercio del siglo XIX, por la misma razones que antes explicamos, se irá reduciendo la población a 48 habitantes en 1910, pero la duplicarán durante la siguiente década.
En 1916 Pelayo Fontsaré Eberhart compra en subasta la propiedad de los Bielsa (arruinados) y la vende seguidamente a Josep Boix Massana (de casa Macareno).
Aunque hay un descenso de vecinos después de la guerra, reuniendo 51 almas, crecerá en las dos décadas siguientes, agrupando 91 censados en 1960, pero a partir de aquí el descenso será notable, llegando al mínimo de 15 almas en 2002. A partir de entonces no ha dejado de ascender poco a poco, agrupando 51 habitantes en 2022.
La Fiesta Mayor es el tercer fin de semana de Agosto.
Del castillo tan solo resta un muro exterior de un edificio situado a poniente, en el que pueden apreciar varias aspilleras y dos metros de la base de la torre circular que controlaba la entrada principal del recinto. Entrada tapiada que luce encima un deteriorado gran vano en arco rebajado adovelado. Se insinúa la posibilidad de que hubiera un pequeño foso circundando este sector.
La construcción originaria ocupaba una gran extensión. El recinto del castillo contenía 3 graneros, cinco establos, 3 corrales, 2 cubiertos, 1 pollera, 2 pajares, la bodega, sacristía, capilla, un amplio eral y la cárcel, fijaros que también tenía el llamado “forat del drac” (mazmorra).
La edificación en su primera planta contaba de 8 habitaciones, 4 salas, cocina y comedor; en la segunda planta 6 habitaciones, un recibidor y una gran sala.
En
la actualidad sólo quedan restos de lo que fue la gran casa señorial fortificada.
La sillería estaba compuesta por grandes bloques de piedra ligeramente pulida en las esquinas y piedra más pequeña sin pulir en el resto, con una disposición irregular pero bien ajustada.
El edificio señorial, levantado sobre gran parte de los muros del castillo, será conocida como Casa Macareno desde 1916.
En el conjunto se puede apreciar una antigua capilla dedicada a Santa Eulàlia, la que se comunicaba por su interior con el dormitorio de Casa Macareno.
Abandonada se convertiría en corral y en la actualidad en almacén, igual que el resto de dependencias, menos una parte habilitada como segunda residencia.
Según cuentan los vecinos, antes de la guerra se bailaba en la fiesta Mayor en la gran sala del segundo piso, de lo que hoy tan sólo quedan testimonio de tres grandes ventanales. En la actualidad la propiedad de esta casona está parcelada.
Desde el castillo se abren dos calles descendientes que confluyen en la fuente del pueblo y desde allí reunidas en una nos conduce a la pequeña plaza Mayor. Las guirnaldas nos anunciaban estar en fiestas.
Continuando bajando, separada unos cien metros del pueblo se ubica la iglesia de Sant Andreu y su cementerio.
San Andreu de Malmercat
Dedicada al apóstol, patriarca de la religión ortodoxa, en un principio parece ser que era la capilla del castillo pero con funciones de parroquia.
Así consta en la visita de los delegados del arzobispado de Tarragona, a principios del siglo XIV, estando adscrita al decanato de Montenartró.
En la visita pastoral del 1575 figura dependiendo del oficialado de Sort, teniendo como sufragánea a Santa Coloma de Tornafort. En la visita del 1758 se expresa que la cubierta del templo estaba en mal estado. Actualmente depende de la parroquia de Rialp.
El edificio del siglo XI-XII ha tenido a lo largo de los siglos varias transformaciones, sobrealzando la nave y adhiriendo las capillas.
Tan solo las lesenas del ábside señalan su origen románico lombardo, el templo consta de una sola nave rectangular cubierta por un tejado de dos aguas, revestido hoy, una quinta parte con losas de pizarra (tal era en su origen) y el resto con tejas de barro cocido.
La fachada sur, en la que se adjunta una capilla con dos pequeñas ventanas, se abre a su lado el portal rectangular con una pequeña ventana por encima, todos luciendo un fino marco encalado.
Levantada sobre la fachada de poniente y alineada al eje central del muro, se alza el campanario de espadaña de 4,25 m. de ancho, con dos alargados ventanales con arco de medio punto en los que cuelgan sendas campanas; por encima y entre ellas se abre un pequeño óculo. Se corona por una cruz sobre el piñón del inclinado tejadillo a dos aguas cubierto de pizarra.
Senderismo desde Malmercat
Malmercat está a una hora caminando de Tornafort y a una hora y media de Sort, ya sugerí varias propuestas circulares recorriendo el valle de Siarb y no olvidaros del “Ramat de Camins”, pero tampoco podéis obviar las que nos conducen hacia el sur: Arcalís (castillo), Alboro (Santuario) y Guerri de la Sal. 15 km siguiendo los antiguos senderos que corrían paralelos al Noguera en dirección a Collegats.
Wikiloc presenta esta larga ruta (25 Km) circular, desde Sort, pasando por Malmercat y llegando a Arcalís y su castillo,
De dificultad técnica difícil, con un desnivel acumulado de 1229 m., necesitaremos alrededor de 10:30 h, (7:30 en marcha efectiva).
SAVERNEDA
Saverneda, también llamada La Verneda, hace caso su etimología a la situación geográfica.
Recuerdo que los bosques de alisos (vern en catalán) acompañaban los llanos del Noguera Pallaresa por su paso por Sort, hoy se limitan a bordear el río, siendo remplazados por chopos dedicados a la industria del papel y desarboladas pasturas.
A 680 m. de altitud, bajo el contrafuerte noroeste del “Roc De la Torre” y situado a la izquierda del río Cantó, en su camino hacia el desagüe en el Noguera Pallaresa, río que limita los amplios padros de Saverneda.
El origen de Saverneda se remonta a una antigua cuadra vizcondal. Parece ser que en un momento de su historia convivieron varias familias formando una aldea, pero se carece de documentos que lo verifiquen.
Rodeada de bosques con encinas, robles, pinos, chopos, boj…, contaban con una buena caza de conejos, liebres y perdices, y pesca de truchas y anguilas. Disponían de tierras de cualidad media con un excelente regadío, cultivaban trigo, heno, legumbres, patatas y criaban ganado de todo tipo en los grandes prados de la Verneda de Sort.
A mediados del siglo XIX tan solo contaba con una familia, dos casas y 9 residentes. Cuesta de entenderlo, ya que esta zona está considerada históricamente la más productiva del Valle de Siarb.
No se sabe cuando habitó más de una familia, pero cuenta de ese tiempo la capilla de la Inmaculada, situada al sur del antiguo pueblo, en la actualidad son dos capillas, la antigua en desuso y sobre ella la nueva de uso particular de la única casa que ha perdurado: Casa Morreres.
El forat del Drac
Bajo la antigua casa se encuentra el “forat del Drac” (agujero del Dragón), la cueva de la leyenda del Dragón de Malmercat.
Es una amplia cueva a la que se accede a su interior por una inclinada escalera de piedra.
Su descenso interior, aunque también pronunciado, es relativamente fácil, pero requiere precaución, linterna, ropa y calzado adecuado. Después de pasar por algunos estrechos pasos rocosos se llega a una gran sala de 25 m de diámetro, a su izquierda se encuentra un lago de unos 3 m de profundidad y 15 m. de longitud.
Si continuamos hacia el sur encontraremos una pequeña sala de la que parten dos galerias, la de la derecha nos lleva a otra pequeña sala, final del recorrido al estar sellado el paso por derrumbes.
Nos hubiera gustado visitar la cueva, al menos verla desde fuera, ya que no contábamos con lo apropiado para descender y en otro sentido era propiedad privada, por lo que suponemos se tiene que pedir permiso, pero la verdad es que no supimos ubicar el camino que en teoría ascendía desde la estrecha carretera, a lo que se unía la ausencia de espacios para aparcar.
Sin darnos cuenta estábamos al otro lado de la casa Carreres, delante de los que parecían ser sus modernas instalaciones ganaderas. En la gran planicie de la Verneda el ganado pasturaba tranquilo.
Aparcamos cerca de una área de descanso al lado del ríó.
Podréis observar sobrealzado el lecho del río Cantó, permitiendo el paso en coche por el antiguo camino hacia el también antiguo puente de Sort.
Decidimos acompañar caminando el río Cantó hasta su desembocadura en el Noguera.
Aunque al noroeste del puente de “l’Hostal Nou”, podéis aparcar el coche al lado de la carretera N-260, nosotros decidimos acceder caminando hasta la carretera. Desde allí caminando un sendero al otro lado de la calzada nos conduce en 200 metros al santuario de origen románico de la Mare de Déu del Soler.
Mare de Déu del Soler
Ascendiendo por el inclinado, estrecho y corto camino, empezamos a percibir el estratégico lugar, dominando el curso del Noguera Pallaresa hacia Collegats.
El santuario está inventariado en el Patrimonio Arquitectónico de Cataluña.
Se dice, sin documento que lo acredite, que el lugar estuvo ocupado por un castillo (siglo XI-XII) regido por una comunidad templaria.
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Mare Déu del Soler. Fot.Goigs i devocions populars |
Se nombra por primera vez su existencia en 1244, cuando el capellán de Montardit, Guillem, decide hacer varias donaciones al monasterio de Gerri de la Sal, detallando en una de ellas el limitar la propiedad del santuario.
En 1250 aparece el prior del Soler, Guillem, firmando un documento junto al abad Ponç de Gerri de la Sal.
Su condición de priorato se volvería a expresar en 1353, 1356 y 1378. Parece perderse antes de 1758, siendo entonces documentada tan solo como capilla de la parroquia de Enviny.
El Primero de Mayo se celebra una concurrida “aplec”, en el que se sigue venerando su imagen junto al niño (copia del original desaparecido) y cantan orgullosos los creyentes: “els goigs” de la Mare de Déu del Soler.
Aunque los fundamentos del santuario son de origen románico, sería muy reformada a principios del siglo XVIII, imprimiendo el barroco en su campanario.
Presenta una sola y alargada nave, dividida por tres arcos de diafragma ligeramente apuntados, aposentados en pilares adosados a los muros laterales y sobre la que se asienta el envigado de madera a dos aguas cubierto por pizarra. Un banco de obra corre a lo largo de la nave.
En la cabecera orientada hacia levante se muestra un humilde ábside semicircular con bóveda de tambor, con tejado de cuarto de esfera reducida cubierto de pizarra. Está presidida en su interior por un pequeño tramo presbiterial.
El ábside, mucho más abajo que la altura de la nave del siglo XIII, está encajonado a ella y desnudo de detalles arquitectónicos externos, lo que hace pensar que formaba parte de un edificio más antiguo (s. XI-XII).
La puerta con perfecto arco de medio punto y rodeada por grandes dovelas bien cortadas y pulidas está situada en la fachada sur, le acompaña una ventana de una sola vertiente cerca del presbiterio, bastante deteriorada.

Entre ellas podréis observar un almez (lladoner, en catalán), árbol del que hablamos desde Enviny, caracterizado por acompañar los templos marianos.
También podréis encontrar al otro lado del templo un aladierno (Reboll mascle, en catalán ) una encina carrasca (alzina), un fresno (freixe), ciruelo (pruner), etc.
Una ancha espadaña barroca abarca la fachada de poniente. Sobre una ventana cuadrangular enrejada aportando luz a la nave, se abren dos vanos con arcos de medio punto, careciendo en la actualidad de campanas.
Lo corona un semicírculo con inflexiones planas hacia los laterales, culminado por un fino enlosado de piedra creando una fina cornisa. Lo cubre en piedra una cruz en el centro y sendas piñas sobre un pedestal en los laterales.
La figura de la piña volverá a aparecer en el interior del templo, custodiando la imagen de la Virgen. Sin entrar en detalles de su significado y su relación con la Virgen de Montserrat (lo hacemos en la siguiente ruta 14 en su nota final dedicada al pino), recuerdo que universalmente la piña simboliza la toma de consciencia de lo oculto, aquello que debe ir abriéndose poco a poco hasta revelarse plenamente. El despertar del tercer ojo en el mundo oriental.
El lugar dispone de un par de mesas de piedra, pero no se puede hablar de estar preparado para el picnic al carecer de asientos. Es un lugar perfecto para acabar la ruta por el valle de Siarb. Un cartel informativo os identifica las montañas que hemos recorrido.
Es un mirador excepcional de la Verneda de Sort, mostrando un espectáculo cromático espectacular desde el verde estival al ocre otoñal cuando los alisos (verns) se desnudan.
Eran las 19:20 cuando descendimos de la ermita, dando por finalizada la ruta.
Al día siguiente iniciaríamos la ruta 14 (I y II) visitando el resto de los pueblos del municipio de Soriguera: Estac, Arcalís, Baro, Escos, Mencui y Arboló, con la excepción de Montardit de Baix, dependiente del municipio de Sort.
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Malmercat. Dragones y “focs follets”
Hay que recordar que el territorio parece haber sido lugar de un volcán, reflejado en la cantera de mármol negro en las proximidades de Saverneda. Se sugiere que herencia de este pasado es la corriente de aire cálido que corre aún por el interior del llamado vulgarmente “Bufador de Saverneda”.
¿Ha influido este pasado ígneo para que dragones, brujas y fuego hayan marcado los temores y la historia de estos pueblos?
Otra leyenda del Dragón del señor de Malmercat
Al margen de la leyenda inaugural de los señores de Malmercat, imprimiendo el dragón en su escudo, otra leyenda nos acerca quizás al posible rédito del miedo que siguió manteniendo con su dragón el despotismo de esta casa feudal.
Joan Lluis, en su libro “El meu Pallars” (1961) nos cuenta que el señor de Malmercat tenía aterrorizada toda la comarca con su dragón, desapareciendo todo aquel que no cumpliera sus arbitrarias órdenes, el pueblo temeroso asumía que habían servido de alimento a la bestia. Un día dos bellas doncellas de Tornafort fueron secuestradas.
Valentí, hermano de una ellas, haciendo honor al nombre y acompañado por fieles amigos decide, al sospechar ser el causante de su desaparición el señor de Malmercat, entrar decididos y sin aviso a la mansión del señor de Malmercat, matando sin presentación a la sorprendida guardia. Seguirían la misma suerte el señor, su curia personal y el perro, rescatando a las bellas doncellas secuestradas.
Aunque el “forat del Drac” se sitúa en esta versión en Saverneda, pero conociendo que el castillo de Malmercat contaba con una mazmorra conocida con el mismo nombre, que parece más coherente situarlo en el lugar en el que vivía el señor de Malmercat.
Las mazmorras serían muy comunes en los castillos medievales, a diferencia de la cárcel, los condenados eran arrojados a un estrecho y profundo foso sin luz, en la que rotos por la caída agonizarían en la total oscuridad hasta su muerte. Puro sadismo, pero recordemos que el miedo era muy bien utilizado por los señores feudales para tener sometido a los vasallos.
Aunque en alguna síntesis de la leyenda se habla de haber encerrado Valenti el dragón, no descubrí lucha directa con la fiera y tan solo habla de la “barriga del dragón” en referencia al hueco o cueva (¿mazmorra?) en el que caían los condenados. Es decir, posiblemente el dragón no existía, pero sí un maléfico señor que le interesaba que así lo creyeran.
En todo caso, lo que la leyenda tampoco cuenta son las consecuencias, ¿nadie vengó la muerte del señor de Malmercat? o ¿acaso refleja ese momento extraño y sin documentar de su historia, en el que la casa Toralla los suple en el gobierno del castillo de Malmercat?
Los “focs follets” de Malmercat
De dos historias del libro “Quan Judes era fadrí i sa mare festejava” (Cuando Judas estaba soltero y su madre festejaba), sintetizo las siguientes historias.
Según la leyenda recogida por Josep Coll, a partir de una acalorada discusión entre el rector de Casa Beta de Puial y el heredero de la Casa Corcò, en relación a unas tierras que éste cultivaba, pero que eran propiedad de la Iglesia, se oyó terminar la disputa prefiriéndose graves amenazas mutuamente.
Al día siguiente una espesa columna de humo negro surgío del pajar de casa Corcó. El pueblo acudió a apagar el fuego, encontrándose que había desparecido antes de lanzarle el agua y comprobando que tan solo se había quemado la parte alta de la paja.
A partir de entonces el humo no dejaría de aparecer de la misma forma pero en distintos lugares de la casa Corcó, cocina, establo… incluso saldría humo del armario de la ropa, que al abrir se apagaba, descubriendo tan solo quemado un calzoncillo.
Aquello duró mucho tiempo, recelando con temor otorgándole el vecindario, con recelo y temor, que el capellán era el culpable.
Por ello celebró con jolgorio el pueblo, al oír anunciar el rector en la Fiesta Mayor que había sido nombrado canónigo de la “Seo d’Urgell”.
Desde que se marchó, no volvieron a aparecer los fuegos.
Sebastià Tamarit nos cuenta que un día en casa Macareno comenzó a salir humo.
Todo el pueblo acudió al aviso de las campanas, disponiéndose en cordón para apagar el fuego, pero aunque éste frente al agua se apagaba, seguidamente se volvía a encender. Toda la noche estuvieron hasta que decidió desparecer.
Al día siguiente descubrieron asombrados que era un fuego caprichoso, ya que quemó unas cosas y otras no.
Aquello duraría mucho tiempo, tanto que se conocería fuera de la comarca, viniendo estudiosos para dar respuesta, pero nadie la encontró. Entonces se decidió ir a buscar a la adivina Cappelada d'Escàs.
La adivina, anunció a los vecinos que tenían el demonio en el pueblo, requiriéndoles hacer unas plegarias a la “Mare de Déu del Remei” para que ésta les ayudase a encontrar el remedio.
A los pocos días Cappelada ya sabía de dónde venía el mal, y sin decir nombres, ni señalar a nadie en concreto, anunció que la persona que creaba el fuego era una que se vestía por arriba (era siempre importante encontrar un culpable físico).
Al ser descubierto, demonio y fuego, no volvieron a aparecer.
En estas leyendas el fuego se diferencia bastante de lo que se entiende, testimoniados desde la antigüedad, como fuegos fatuos, producidos por gases inflamables al contacto con el aire, formados por la descomposición vegetal (incluso la acuática).
Pero aquí las manifestaciones ígneas, supongo que transformadas en el tiempo y la superstición, parecen estar más unidas a la explicación mágica que determina su nombre popular: “foc follet”, follet en catalán significa duende.
Es curioso observar las dos historias, una culpabilizando al padre espiritual del pueblo y la otra enalteciendo el saber mágico de una vidente, la que tres siglos antes hubiera sido ahorcada por bruja.