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06 septiembre 2022

RUTA 9 (II) . LLADRÓS. S.Pere. BENANTE. S. LLIser. AINET DE CARDÓS. Sta. Eugènia. El Pui de Sant Martí.



Municipio Vall de Cardós

Según Joan Coromines “Cardós” proviene del latín “carduosus”, en referencia a los cardos. El topónimo está documentado desde el año 824.

En 1989  a “La Vall de Cardós” se le quitó el artículo para denominar el actual municipio, la verdad es que trae confusión dado que el valle del Noguera de Cardós es mucho más amplio, conteniendo dos municipios más: Lladorre, que ya visitamos y Esterri de Cardós que lo haremos más tarde. Por ello el nombre oficial del Instituto de Estudios catalanes del municipio es el de su capital: Ribera de Cardós.


El actual municipio se produce con la unión del municipio de Estaon (Vallat de Estaon) y el de Ribera de Cardós, reuniendo los pueblos de: Estaon, Anàs, Surri, Bonestarre, Cassibrós, Ribera de Cardós, Ainet de Cardós y Lladrós. 


No hay documentación de castillos en el municipio en los siglos XI-XII. Se supone que siempre hubo una cierta oposición hacia el Conde del Pallars y a favor del Obispado de la Seu d’Urgell. En el siglo XII la comunidad de “Homes Lliures de Cardós”, aliados con el obispo de la “Seu d’Urgell” derrocaron el castillo de Tírvia, feudatario del conde del Pallars Sobirà.



Dejamos el municipio de LLadorre para incorporarnos al municipio de Vall de Cardós, poco antes de dejar a nuestra izquierda sobre el río el puente románico de Lladrós y la ermita de la “Mare de Déu del Pont”. Lugares visitados en el primer capítulo de la ruta anterior. Unos doscientos metros después avistamos Lladrós.


Observar que la villa de Lladrós está en la parte septentrional del municipio Vall de Cardós, en medio se ubica Benante, un pueblo del municipio de Esterri de Cardós. Está más cerca de la villa de Lladorre o la de LLeret que de su cabeza de municipio: Ribera de Cardós.


LLADRÓS


El pueblo está situado a 1019 msnm. a la derecha del Noguera de Cardós, a los pies del Miravall y el “Roc Bataller”.


Según Joan Coromines se trata de un nombre común: LLadre (ladrón), pero la palabra también adquiere otro sentido en los lugares de bosque, en el que se nombra así a la parte que hay entre la corteza y el corazón del árbol.

Según ésto el filólogo hace referencia de la abundante madera del entorno, por lo que supone que el nombre del pueblo provenga del bosque de Lladrós y no al revés.


En el acta de consagración de la Catedral de la Seu de Urgell figura “Labroso”. En 1087 el conde Arnau II del Pallars Sobirà hace donación de Lleret, apareciendo “Labroso” marcando sus límites.

También es nombrada en el acta de consagración de Sant Martí del Pui, aportando un molino de cereal al año.



En 1553 se declara 1 fuego eclesiástico y 6 laicos, contabilizándose 35 habitantes.

Tres siglos después alcanzaría su máximo poblacional con 151 vecinos, agrupados en 25 “cabezas de familia”.


En la actualidad (2023) reúne 27 habitantes, los mismos que lo inauguraron este siglo.


Se presume de presencia romana, por un as (moneda romana) procedente de Tarraco que encontró el rector en el pueblo.


Dedicada tradicionalmente a la ganadería y a la madera, en la actualidad siguen sus bosques aportando recursos a su economía. En la entrada del pueblo se pueden apreciar las instalaciones de una industria maderera y por lo que parece, al menos para sus dueños, es un negocio rentable, solo tenéis que observar la inmensa, moderna y bonita casa adherida a sus dependencias empresariales.


La Fiesta Mayor se celebra el fin de semana más cercano al 30 junio.


Lladrós está organizado entre cuatro calles irregulares a distinto nivel, en las que se distribuyen casas bien conservadas, disponiendo casi todas de espacios agrícolas. En la parte alta se conservan casas y calles empedradas que nos transportan a otro tiempo.



Aparcamos en un espacio que se ensanchaba al lado de la carretera, situado en el centro sur del pueblo.



Delante, hacia el suroeste, la calle nos conducía a una casa que bajo su adherido pajar se formaba un largo y cubierto pasadizo, mostrándose como una de las puertas de entrada a la villa.



A su derecha confluía una inclinada calle. El conjunto de las tres casas sintetiza la actual esencia arquitectónica del pueblo, en el que tradición y modernidad intentan ir de la mano, aunque no siempre lo consiguen el esfuerzo parece ir en este sentido.


Traspasamos el pasadizo, volviéndose a mezclar restauradas fachadas con centenarios pajares conservando su pasado en los muros, aunque ya no cumplan sus funciones.



En los límites suroestes del pueblo se sitúa el único servicio turístico: L’hort del Metge.


Son tres apartamentos rurales de nueva construcción, dos han sido levantados en el pajar de la “Casa del Metge” (padre del actual dueño) en 2007 y el tercero en 2013. Uno para ocho personas y dos para 4, todos totalmente equipados. 

La valoración media de los usuarios en 2022 (por ahora son muy pocos) calidad/precio roza la excelencia. 



Ascendimos por la calle que marca el límite suroeste de la villa, después de pasar por la florida casa del médico, llegaréis a dos casonas de añejos apellidos rodeados de amplios huertos: Can Manyol y Can Artigues.


Descubrimos con asombro que casi todas las casas del pueblo, muestran su añejo apellido, mantienen restaurado el pajar aunque haya adquirido otras funciones y cuenta con un pequeño pero bien aprovechado huerto. En ninguno de los pueblos hasta ahora visitados creo que no habíamos encontrado una distribución tan verde en su interior. 


Al otro lado se oteaba la iglesia de Sant Pere, pero nosotros optamos por continuar ascendiendo hacia la parte alta. Pronto encontramos el Refugio Chambernat, nos pareció que en la actualidad estaba cerrado.


Escogiendo la calle ascendente a nuestra izquierda, transitamos por límites norteños hacia el este, en la que se encuentra la calle con la estampa de otros siglos más presente.


Vale la pena ascender, desde sus alturas tendréis unas bellas estampas del valle y del propio pueblo.



En uno de esos rincones se mostraba un conjunto de tejados, la mayor parte modernamente restaurados, observamos que las chimeneas estaban coronadas con piedras en disposición vertical, unidas con mortero de cemento al plano de pizarra que limitaba el techo de la chimenea.


Según la leyenda se colocaban en esta disposición para que las brujas en sus vuelos no pudieran sentarse sobre las chimeneas, ya que traía, como mínimo, mala suerte a la casa.


Pero no creo que sea esa la razón de disponer la roca sobre la teja plana de la chimenea, más bien supongo que era para que no volase o se desprendiera. Los posibles primeros materiales aglutinantes: barro o cal, son de corta resistencia frente al continuo calor de un hogar en contraste con la frialdad exterior (nieve), por lo que necesitaban un peso que asegurase su durabilidad, dado también la dificultad de acceso a la chimenea para su arreglo. En todo caso el ponerse en punta, requiriendo cemento para asegurar la posición, podría tener relación modernamente con la leyenda.



Disponer de forma vertical la piedra para que no descansen las brujas, sin ningún componente que las sujete es inestable, pero seguro que buscaron las piedras adecuadas a esos menesteres con buenas puntas y planas bases, ya que quizás su razón inicial fue convertir el tejadillo plano en uno piramidal, facilitando el deshielo y evitando que el agua acumulada oxidara el corazón de la piedra pizarrosa dispuesta plana.


Nos preguntamos sobre lo que hoy representan: ¿Funcionalidad, tradición o superstición? 

Quizás todas ellas, nos respondimos.


Ya en descenso nos encontraremos con la fuente y el antiguo lavadero y/o abrevadero, el agua se acumulaba estancada, flotando la vida vegetal en su interior y en consecuencia también el mosquito.


Continuando hacia la parte central oriental del pueblo, pronto descubrimos la iglesia barroca de Sant Pere de Lladrós, delante se mostraba el amplio y ligeramente inclinado campo santo.



Sant Pere de Lladrós


El templo se menciona por primera vez, pero no se describe, en la visita al decanato de Cardós de los delegados del arzobispado de Tarragona (1314/15).

 

El edificio actual se realizó en 1758 sobre el antiguo templo, del que no queda descripción alguna ni testimonio en piedra. En ese momento tenía de sufragánea la iglesia de Ainet de Cardós.


El templo barroco es de una sola nave, dividida en tres tramos con capillas laterales, bajo una cubierta de bóveda de arista apoyada en tres arcos torales. El coro ocupando el primer tramo se apoya sobre un arco rebajado y vigas de madera.


Muestra la cabecera rectangular orientada al este. Bajo el piñón del tejado a dos aguas se alinea vertical la puerta de arco de medio punto, encima una amplia hornacina (en la actualidad vacía) y se culmina por encima con un óculo. Los tres elementos están unidos con dovelas de la misma piedra pizarrosa que el resto de sus muros, pero dispuesta en hojas de libro y ajenas al desgastado enlucido crema pálido que cubre la fachada, menos los bajos desnudos por la humedad.


A su izquierda se levanta la torre campanario, con un primer cuerpo de base cuadrada y alzado hasta la altura del piñón del tejado. El segundo cuerpo es más pequeño, octogonal y en cada una de las cuatro caras alternas se abren amplios vanos de arco de medio punto dovelados, luciendo las campanas. Unas molduras horizontales enmarcan el segundo cuerpo, por encima del primer cuerpo y en el inicio del arco de los vanos.


Está coronada por un capitel de aguja piramidal ochavada con inflexión en la base de amplia cornisa. Lo cubre losas de pizarra ligeramente pulidas. En la fachada sur se puede apreciar una lucerna.



Los frescos de Josep Verdaguer i Comas


Después de la guerra civil, igual que en el resto de Cataluña, muchos templos habían sido saqueados o quemados sus interiores, incluso destruidos sus muros por las bombas, recordemos Tírvia.


En el intento de recuperar parte de su humilde esplendor, en 1966 el sacerdote Josep Freixa, entonces encargado de la parroquias de Lladrós, Estaon y Cassibrós entre otras y con residencia en Ainet de Cardós, encomendó a Josep Verdaguer la realización de diferentes frescos en las iglesias barrocas de los pueblos anunciados (os dejo también la única referencia del pintor encontrada por la red en castellano). Recuerdo que la comarca se convertirá en la mayor expositora de sus frescos. De todas formas el de mayor fama y tamaño lo muestra en Sant Andreu del Palomar (Barcelona).


No voy a valorar sus frescos, ya que tan solo soy un aficionado al arte, pero aunque la estructura espacial de la temática hace referencia al románico, organizando geométricamente el espacio, rostros y figuras, el contenido de su mensaje lo dispone en el manipulado y retrógrado renacimiento de los mitos medievales. En Estaon haré referencia explícita a ello, frente a su obra sobre “Sant Jaume”.


Su obra impresionista de óleos de píncelada ancha (a lo Van Gog), contrastes lumínicos sobre tonos grises que nos recuerdan a Casas, paisajes humildes, pocos personajes y un halo de melancolía que otorga calidez, humildad y autenticidad humana a su obra, no tiene nada que ver con sus frescos.


Si coméis en el hotel Cardós (Ribera de Cardós), nada más acceder al comedor a la izquierda, al lado de la barra, podréis observar tres obras de este autor, una especialmente interesante.


En sus frescos y adaptándose a los gustos eclesiásticos del momento, en los que predominaba el clasicismo renacentista. Con innegable conocimiento técnico del fresco y del dibujo, juega con rostros geométricos, la aparición de muchos personajes y sin fondos explícitos, con una paleta de colores pálidos que nos recuerdan más a los del renacimiento, que el naïf que algunos apuntan, con la ausencia del negro y de los grises.


Fresco de J. Verdaguer i Comas en S. Pere de Lladrós. Imagen extraída de la web nicelocal.es

Antes de salir del campo santo, no dejéis de observar detenidamente las dos casas que lo circundan, con más de dos siglos en sus fundamentos.


























El inclinado descenso lo hicimos por zigzagueantes escaleras. Intentamos sin éxito identificar por el camino la pequeña capilla moderna (s.XVIII) de Sant Pere del Benefíciat, pero no la supimos encontrar.


Continuamos el recorrido en dirección al aparcamiento.



Senderismo desde Lladrós


Los dos puntos más concurridos es el acceso al Puitabaca (1718 m), al Miravall  (1866 m ) o hacia el sur el Roc Bataller (1728 m), otras rutas se sitúan hacia noroeste por el coll de Jou hacia Tavascan o por LLadorre, hacia el suroeste por rutas de senderismo familiar podremos alcanzar los miradores del Bosque de Boldís, “dels gorgs de Lladrós” o del “Cap de la Roca”.



Aquí os dejo la selección de Wikilocen la que encontraréis excelentes propuestas para todos los intereses y posibilidades.


Saliendo de LLadrós, a menos de un kilómetro encontraremos un desvío a la izquierda que nos orienta al cementerio



No tiene especial interés, más que las preciosas panorámicas que desde aquí podremos contemplar. Por oriente observaremos el pueblo de Lladrós.


Por Occidente divisaremos el caudal del Noguera Cardós desgastando de forma sinuosa la roca del estrecho barranco.



Unos minutos de contemplación bastaron para reiniciar la marcha. Regresando al cruce con la carretera, a menos de dos kilómetros encontraremos a la izquierda la entrada a Benante.




BENANTE


Está situado a 970 m. de altitud a la derecha del Noguera de Cardós, una pequeña zona agrícola los separa, al norte de la parte occidental del término municipal de Esterri de Cardós y a los pies del contrafuerte de la Sierra “Mitjana”.



Joan Coromines lo considera un topónimo iberovasco, con las raíces de: iben (tronco) y anti (grande). Si paseáis por la zona descubriréis aún hoy la gran altura de grueso tronco de su frondosa arbolada.


Según parece nació como “quadre”(cuadra en castellano). En la época medieval la cuadra representaba un territorio concedido a un caballero, sobre el cual tenía juridicción el propio conde o un señor feudatario de éste. En el centro del espacio delimitado con muros de piedra se levantaba la casa señorial del caballero. A la vez el caballero y sus siervos estarían al servicio de feudatario y conde en caso de conflicto.


Entre el pueblo y el río se puede observar las amplias praderas desarboladas, en las que se desarrolló la tradicional cría de ganado vacuno y lanar y el cultivo en los amplios huertos de patatas, alfalfa y cereales. En la actualidad también cuenta con el mayor encinar de la especie carrasca de la comarca, árbol del que hablaremos más tarde.



Pocas noticias tengo de sus habitantes, pero no parece que superaron nunca las cuatro casas solariegas, así a mediados del siglo XIX figuran tres casas y 21 vecinos.

En 2022 tan solo se registran tres habitantes que según parece viven todo el año.


Un grupo de cinco edificios se reúnen cerca del templo parroquial, el resto, muchas en ruina, están diseminadas por los alrededores.



Sant Lliser de Benante


Aunque “Venante” es nombrado en 1015, la iglesia no aparece documentada hasta la acta de consagración de la iglesia de Sant Martí de Cardós en 1146, con el consecuente pago anual de medio molino de cereales.


También sería visitada en 1315 por los delegados del arzobispado de Tarragona figurando como iglesia parroquial. Pero por lo que parece un siglo después ya figura dependiente de la Iglesia de Lleret.


En 1758, en la visita pastoral, figura como capilla de “Sant Julià” de Arròs, se documenta el buen estado del edificio y un cuidadoso mantenimiento del cementerio. En la actualidad es sufragánea de Santa Anna de Llavorsí.


Es una pequeña iglesia de origen románico (siglo XI) pero con bastantes reformas modernas. Presenta una planta rectangular, sin ábside y con un amplio dintel de madera sobre la modesta puerta rectangular de madera, franqueada ésta por dos muros rectangulares con  pequeñas e irregulares ventanas.


Sobre la fachada frontal se eleva una espadaña con un ojo rectangular dividido por una tabla vertical de madera, en la que lucen a sus lados dos campanas de diferente tamaño.


De su interior destaca el suelo de cantos rodados haciendo dibujos geométricos. Se pueden apreciar desde las pequeñas ventanas a cada lado de la puerta, siempre y cuando dispongáis de luz entrante.


Nos fijamos en un alto muro de piedra seca cercano, su limpieza nos hacía pensar de moderna ejecución, no por ello dejamos de maravillarnos de la hábil disposición de la piedra.



Poco más se puede decir del pueblo, a menos que desde aquí o formando paso de ellas se pueden realizar las múltiples rutas senderistas que desde el municipio de Esterri de Cardós presentaremos o las que os sinteticé en Lladrós.


Continuamos nuestra marcha hacia el sudoeste que paralelos al río nos conducía a menos de dos kilómetros a Ainet de Cardós, lugar en el que teníamos reservado el almuerzo.


En el momento que el río se acerca paralelo a la carretera, a los pocos metros encontraréis el Camping les Contioles, con cuatro décadas de existencia y una valoración de 8 de media (no entendí el contar con tantos años y tan pocas valoraciones), ofrecen, junto a los servicios normales de un camping, apartamentos (móbil-Homes) y caravanas.


A 800 m. del camping y pudiendo utilizar las instalaciones de éste, en el pueblo de Ainet tienen cinco apartamentos turísticos para cuatro personas (2), cinco, seis y siete personas los otros tres. No tengo valoración específica de éstos, pero el precio es muy competitivo.



Paralelos al río en cinco minutos llegamos a Ainet de Cardós. Eran las 13:20 h., restaba casi una hora y cuarto para el reservado almuerzo, por lo que dejamos el coche en los límites occidentales de Ainet de Cardós, preparados para abrir el apetito con un poco de senderismo, supongo que para quitarnos el gusanillo de no haber podido visitar el Pla de Boaví.


Teníamos la previsión de necesitar poco más de una hora entre ir y volver, de los que 45 minutos serían en traslado. El ascenso tan solo se endurece un poco en los últimos cien metros.


El Pui de Sant Martí de Cardós 


Caminando por la carretera hacia el sudoeste, a poco más de cien metros encontraremos a la derecha un camino de tierra, en unos doscientos metros más llegaréis al cruce bien señalizado que nos orienta a la izquierda hacia el Pui de Sant Martílugar en el que se encuentran los restos de la Iglesia de Sant Martí del Pui. 


Si continuamos por el camino que veníamos, nos conduciría a la calle superior de Ainet de Cardós, lugar por el que regresaremos.





El recorrido entre un pequeño muro de piedra seca y alineados abedules, es un encanto. 



Diez minutos después dejamos el camino cercado para comenzar a ascender cincuenta metros después por la pared de la montaña, por un bosque de alcornoques llegaremos en poco más de cien metros a la cima.


En la cúspide, a 1041 msnm., se presenta una alargada planicie desarbolada separando a cada lado acumulaciones de piedra.


Situado hacia el este, manteniendo a sus pies Ainet de Cardós, un montículo de piedras señalaba posiblemente una vivienda, casa, corral, pajar.. nada quedaba superficialmente para identificar su función pasada.


Al otro lado, en el lugar más elevado de la colina, se sitúan las ruinas de Sant Martí del Pui.


Su situación estratégica es total, a sus pies el Noguera Cardós transcurre humedeciendo todo el valle, aunque hoy es la carretera y no su arbolada de ribera la que señala el camino de descenso.


Sant Martí del Pui o de Ribera de l’Aigua.


Dada la importancia del santo al que se le rinde culto, muy popular en el medievo y que especialmente influiría en la tradición catalana, le hemos dedicado la nota final del anterior post.


Sería la primera iglesia del valle consagrada (1146), lo que indica su gran importancia entonces, ya que el resto de iglesias del valle serían tan solo bendecidas. Es decir, no sería el Obispo el que lo hiciera, ni adquiriría el derecho de celebrar cada año su consagración, un momento adecuado para recibir la Iglesia su suculento tributo anual de cereales de los pueblos del valle de Cardós. Recordemos también que la mayor parte de los molinos eran propiedad de la iglesia y el pueblo pagaba para su uso.


La consagración de una iglesia era un gran espectáculo, lo acompañaban olores, luces, colores, pomposos vestuarios, en el que el gran mago espiritual era el Obispo, capaz de convertir una simple piedra (el altar) en sagrada, tan sólo con poner el “cuerpo de Cristo” encima.


Os dejo un interesante documento de Pascual Gallart Pineda en la revista IMAGO, sobre la consagración en la baja Edad Media, en la que finaliza diciendo: “… tenían por misión mostrar el poder litúrgico y eclesiológico del obispo, pero también la codificación ritual a través de la imagen”.


De todas formas su importancia parece decrecer ya en el siglo XIII, Santa Maria de la Ribera de Cardós será la sede del decanato de Cardós, reuniendo los pueblos de la Vall de Cardós y Vallferrera.


Documentada su existencia por última vez en 1314, fue una iglesia parroquial con el nombre de Sant Martí de Ribera l’Aigua. Por lo que al menos estuvo en funciones y con pueblo adherido hasta el siglo XIV.


Las últimas excavaciones descubrieron la existencia de un poblado medieval fortificado, que según algún documento encontrado es posiblemente la nunca ubicada, pero nombrada: ciudadDocumento que atrajo mi atención, pero que hasta ahora no he encontrado mayor referencia.


Según parece el cerro pudo estar habitado desde el neolítico, incluso se apunta la fundación de un pueblo íbero, con el que los romanos mantuvieron relación y posiblemente allí se formó el primer pueblo fortificado del valle. En todo caso poco se sabe, igual que las razones de su abandono a mediados del siglo XIV.


Hoy las construcciones, abandonadas más de seis siglos antes, no son más que montículos de piedra pizarrosa ligeramente desbastada. La iglesia, manteniendo parte de algunos muros y del ábside, se puede apreciar con un poco de imaginación su configuración, aunque no la llegué a entender, dado que parecía tener la nave dos cuerpos y lo que podríamos considerar el ábside parecía desplazado del eje central, no encontré por la red un plano, ni una explicación que me lo aclarara.



Nos fijamos que en los bordes de la planicie desarbolada, habitaba una especie de encina distinta del bosque de alcornoques que nos acompañaron en el ascenso.

Descendimos, después de un rápido paseo bordeando sus límites, hacia Ainet de Cardós. 

Bajando, antes de retomar el camino con muros de piedra, nos paramos al observar que no eran abedules los que se alineaban al lado de un camino de tierra.



Discutiendo sobre posibilidades, escuchamos detrás nuestro: Es un “Cirerer silvestre” (cerezo negro en castellano).


Confluyeron en el camino de bajada sus ganas de hablar y las nuestras de escuchar. Ampliamos el conocimiento arbóreo, al saber que nuestra desconocida encina era un “Roure de fulla petita” (Roble de hoja pequeña), en castellano QuejigoProductor de una bellota dulce, pero no tan dulce como la “alzina carrasca” (encina carrasca). Recordamos que Benante cuenta con el mayor bosque de la comarca de esta especie.


Nuestra ignorancia aportó despreciar el valor del alcornoque en relación con sus hermanos, pero pronto supimos, dignificándolo casi ofendido, que el alcornoque produce una de las maderas más resistentes al peso y no la pudre el agua. Su corteza es ignífuga y aislante. Precisamente la dureza de su madera y su lento crecer es lo que propicia su costoso corte y poca productividad maderera, por otra parte poco útil como madera para quemar. Su amarga bellota no la utilizó el hombre (la dulce sí) pero al cerdo le encanta.


El resto de su singular y sabia visión la expusimos en la nota final del anterior post.


En la rápida visita del pueblo, quizás influenciados por sus palabras, observamos que casi todos los huertos tenían en un rincón un sauco, incluso se erguían en estrechos espacios comunales dentro del pueblo.



Después de una cálida pero rápida despedida, nos introdujimos con cierta premura hacia el interior de Ainet, con la intención de llegar a la carretera, en la que en uno de sus restaurantes teníamos diez minutos después reservado el almuerzo, las palabras de nuestro acompañante continuarían presentes en nuestra conversación toda la comida.



La visita a la villa la narramos seguidamente sin correspondencia con el itinerario de nuestros pasos, realizados diez minutos antes de comer y diez después. La visita a la carnicería por un buen “xolís” la hicimos a la vuelta, después de recorrer el municipio de Esterri de Cardós.


AINET DE CARDÓS


Según Joan Coromines es un topónimo latino: “asinetum”, lugar en el que hay o se crían asnos; aunque también puede provenir de “anetum”, que quiere decir hierbas aromáticas.


Ainet está situado a 960 m. de altitud, a la derecha del Noguera Cardós, bajo los pies al noroeste del Pui Tabaca, el Pui de Sant Martí en el sudeste y al otro lado del río el Pui de la Solana, dominando próxima la Roca Isarna por el norte.



Notas Históricas


Las primera documentación de la parroquia se muestra en el acta de consagración de  Sant Martí de Cardós en 1146, siendo entonces asistida la iglesia de Ainet por el párroco de ésta.


A mediados del siglo XVI se declaran cuatro fuegos laicos, reuniendo unas 20 almas. Tres siglos después convivirían 16 familias, congregando 101 habitantes.


Entonces, situada en el camino “real”, contaba con ayuntamiento propio, su economía se basaba en la cría animal de todo tipo y en tierras de buena cualidad de secano cultivaban centeno, legumbres y hortalizas.


El proceso de despoblación en el siglo XX, seguiría la misma tónica que hemos ido explicando en los pueblos de Vall de Cardós, especialmente parecida a la de Ribera de Cardós.


Entró en este siglo agrupando 45 vecinos. En 2012, con un crecimiento irregular pero continuo, alcanzarán los 92 habitantes, pero partir de aquí se muestra un pequeño y continuo retroceso, en 2023 reunirá 73 almas.


Aunque muchas casas dispongan de huerto y aún la ganadería la explote alguna casa, la principal fuente de desarrollo económico es el turismo.



En todo el Valle de Cardós, Ainet cuenta con el único supermercado, productor de un exquisito yogur natural: “Can Joanet” y una espléndida carnicería con reputados embutidos locales. Sus servicios turísticos los señalamos al final del paseo por el pueblo.


La fiesta mayor se celebra el 15 de Agosto.

La fiesta patronal es el 25 de diciembre.




Da la sensación de que el pueblo estuvo formado por dos núcleos vecinales separados por la estribaciones de la roca Isarna hasta mediados del siglo pasado.


Al otro lado de la carretera, frente a ella y en cada vertiente se acumulan las casas levantadas a finales del siglo pasado y principios de éste, con muy poco respeto a la construcción tradicional, lo que hace, al menos desde la carretera que la cruza, perder la villa su tradicional personalidad rural, a pesar de que en su interior 2 tercios de las casas son anteriores al siglo XX.






















En el pequeño núcleo de la vertiente oriental se encuentra la reputada carnicería, embutidos Vall Cardós, acompañada por tres edificaciones anteriores al siglo XX. La calle que las cruza se llama “camí del molí ” (camino del Molino).



La parte occidental por encima de la carretera, en el que se concentra el mayor número de edificaciones, está dividida por una calle vertical, tuvimos la sensación de que los campos hoy limitados por el asfalto, en otro tiempo se desbordaban hasta tocar el río.


En el extremo meridional del pueblo se encuentra la iglesia parroquial. Nosotros la descubrimos entrando por el noroeste.


Santa Eugènia d'Ainet de Cardós


Santa Eugènia sería una de las santas más veneradas en la Edad Media. Decapitada en el siglo III junto con sus criados. Su culto, acompañado con una multitud de milagros, se hizo muy popular en el bajo medievo.


Es otro ejemplo de unión del voto de castidad con el martirio y la santidad, del que hablamos en la nota final del post 4 de esta ruta. El colectivo católico de LGBT la considera la primera santa transexual.


La primigenia iglesia de Santa Eugénia de Ainet, formó parte del Decanato de Cardós, siendo visitada en 1314/15 por los delegados del arzobispado de Tarragona. 


A principios del siglo XVI figura como parroquia, teniendo de sufragánea la iglesia de Cassibrós, categoría que perdería a finales de ese mismo siglo, pasando a depender de Sant Romà d’Anàs.



En la visita pastoral de 1758 se la menciona de una sola nave y altar, con un pequeño campanario y sacristía. Nada que ver con el actual edificio, por lo que se cree se reedificó cuatro años más tarde. En este momento era sufragánea de la Iglesia de Lladrós. En la actualidad depende de Santa Anna de Llavorsí. El actual edificio está considerado Bien integrante del patrimonio catalán.


La fachada frontal la tiene orientada hacia poniente, con una puerta de arco de medio punto y un óculo encima, los dos enmarcados en blanco. El tejado es a dos aguas con una pequeña cornisa y cubierto de pizarra.



El campanario, extrañamente se alza en la fachada posterior a su izquierda. Tiene un primer cuerpo de planta rectangular y un segundo cuerpo octogonal irregular por rebaje de aristas. En él se abren cuatro vanos de arco de medio punto luciendo tan solo una campana.


Corona la torre una aguda pirámide octogonal irregular con inflexión baja hacia la base de la amplia e inclinada cornisa. Está revestida de finas y pequeñas losas rectangulares de pizarra. En la cara sur se puede apreciar una lucerna.



La imponente fachada posterior, edificada sobre la roca, tan solo cuenta en la torre con una pequeña ventana cuadrada y encima una aspillera. También nos sorprendió la estrechez de la cornisa del tejado.

La iglesia mantiene tan solo rebozado el segundo y parte del primer cuerpo del campanario.


Podríamos bajar hasta la carretera, pero decidimos hacerlo zigzagueando por su interior, pero antes observamos las dos curiosas casas a pie de carretera que custodian la espalda de la Iglesia.
























El interior del pueblo está bien restaurado, con bellos tejados de madera de amplia cornisa revestidos de pizarra, limpio, tímidamente florido y con las casas anteriores al siglo XX confundiéndose con las de nueva planta, indicando una buena armonía, incluso se respira en su alargado y estrecho interior su identidad rural, ausente desde la carretera. 



Alojamientos y restaurantes


En la actualidad (2022) dispone de dos hoteles con sus respectivos restaurantes abiertos al público. Los dos con precios muy competitivos dada la calidad del servicio.


El Hotel Puitavaca tiene la mejor valoración con un 8,6. en el servicio hotelero.

Su restaurante mantiene la misma alta nota, con una comida casera en la que se resalta su buen cocinado, la cualidad del producto y los platos generosos de un menú a buen precio. Los platos que recomiendan es el conejo con setas, sus costillas de cerdo o su rap a la pallaresa.


La Pensión Samarra, tiene una valoración media de los usuarios de 8. Lo más valorado es su precio y su atento servicio. Oferta seis habitaciones dobles, desde solo alojamiento a pensión completa.

Cuenta también con un apartamento duplex para 8 personas, dos WC, cocina totalmente equipada, lavadora…

El Restaurante tiene una valoración gastronómica de 8,6, presenta un menú tradicional casero, en el que destacan su escudella, las habas a la catalana, el fricandó, sus caracoles guisados, manitas de cerdo…


En los dos restaurantes podréis degustar de los reputados embutidos caseros de la carnicería de Ainet o los yoghurts de “Cal Joanet”.

Recuerdo también que varios de los platos estrellas de los dos restaurantes tienen suplemento, pero tampoco es exagerado.


Ya os comunicamos un poco antes que el camping de Contioles dispone de cinco apartamentos rurales en Ainet de Cardós.



Después de comer, siendo las 15:35 y antes de que la digestión nos produjera somnolencia, salimos hacia el municipio de Esterri de Cardós (Ruta 9 -III-)



*      *      *      *      *


Sant Martí de Tours, el veranillo, el cerdo y el arco iris…


San Martín (nombre derivado de Marte, Dios de la guerra) nació en el 316 d.C. en un pueblo de la actual Hungría, hijo de un oficial del ejército romano que le dispuso nombre y carrera.

Estaría unido a la tradición militar desde los 15 a los 40 años. A partir de entonces se dedicaría en exclusivo al apostolado.


De la etapa militar proviene uno de los gestos que definieron su bondad. En el año 334 d. C., contando con 18 años se le aparece Cristo en un sueño con la mitad de la capa (la otra parte pertenecía a Roma) que la noche anterior a las puertas de Amines y después de cortarla con la espada, la entregó a un mendigo que tiritaba de frío. La capa se presume conservada en la Catedral de Tours.


Una de tantas variaciones de la escena, pero que tendría gran expansión por Cataluña y especialmente se expresaría en su iconografía, es que Dios le dijo a la comitiva de santos que le acompañaban en el sueño: “Aquí está Martín, soldado romano que no está bautizado: él me vistió”. Al despertarse se encontró con la capa entera y decidió bautizarse en secreto. 


San Martín y el mendigo. Obra del Greco. Nat. Gallery of Art. Washington.

Después de un largo viaje a su ciudad natal en el que convertiría a su madre, pero no al padre, se vuelve a encontrar con San Hilario, que con su ayuda fundaría en el 361 d. C. cerca de Poitiers el cenobio de Ligugé, en el que construirían una ermita. 


Viven cerca del campesinado, comen, trabajan y se visten como ellos. De alguna forma se puede decir que es el inicio de la vida rural monacal y los fundamentos de las abadías.


Llegando a ser nombrado Obispo de Tours por exigencia del pueblo, continuaría predicando y ayudando a los pobres y en especial a los abandonados pueblos rurales.

 

Fundó el “Maius Monasterium” (Monasterio Mayor) que se convertiría en la abadía de Marmoutier, funcionando hasta el siglo XVIII.


Su prestigio se extendió por toda la Europa Cristiana y su nombre se trasladó a los territorios de ultramar franceses y españoles.


Se difundió su “santidad” acompañada de múltiples milagros, sanando enfermos e incluso resucitando un muerto.


Capilla y capellanes


La supuesta milagrosa capa fue venerada por los reyes merovingios, utilizándola de amuleto en sus campañas militares.


Al encargado de custodiar la reliquia se le llamó “capellanus”, dado que una capa corta se denominaba “capella”. El lugar en el que se guardaba se convirtió en lugar de oración, naciendo el concepto de capilla.

El capellán (“capellà” en catalán) sería primero un sacerdote militar, para pasar más tarde al sacerdocio religioso.


Sant Martí sería el primer santo no martirizado al que se le rindió culto. Sería introducida su veneración en la península por los francos, siendo hasta el siglo XII el santo con más capillas y parroquias en territorio catalán.


El foco más importante Occitano de transmisión se produciría desde el monasterio de Sant Martí del Canigó, extendiéndose desde allí por toda Cataluña.


Símbolo del amor al prójimo, sería el primer patrón de los pobres, soldados, tejedores y fabricantes de textiles, incluso hoy sigue siendo patrón de Francia, Hungría y de ciudades tan dispares como Buenos Aires, Groningen y Órense, por nombrar algunas.


La herradura de Buena Suerte


En Cataluña se le consideró especialmente protector de los tratantes de animales de herradura, forjadores y sastres. Hasta el siglo XIX se podían ver centenares de herraduras clavadas en las puertas de entrada de los templos dedicados a Sant Martí de Tours, desde Arenys de Munt (Costa) hasta Lladorre (Pirineos). Se tenía la creencia de que daba suerte a los animales y a los ganaderos.


Hay que pensar que su festividad coincidía con el cambio herraduras de los animales, por eso es patrón también de los herreros, los que trabajaban intensamente por estas fechas.


Desconozco el siglo, pero se instauró pecado el trabajar este festivo, naciendo la cita: “Per Sant Martí, ni ferra el Ferrer, ni mol el molí” (Por Sant Martí, ni ferra el herrero, ni muele el molino). De todas maneras las herraduras se siguieron colgando, pasando a formar parte de la protección privada de las casas.


Veranillo de San Martín


La fiesta patronal se dispuso el 11 de noviembre, el día de su muerte. Según la leyenda, al recorrer su féretro en procesión paralelo al río Loira, las flores marchitas a cada lado del camino se abrieron.


Tanto para florecer no, pero alrededor del 11 de noviembre se suele producir unos días soleados marcando un paréntesis entre el frío otoñal y el principio del helor invernal. El denominado en Francia y Cataluña: “estiuent de Sant Martí” (veranillo de San Martín).


La matanza del cerdo


En la cultura catalana se hizo coincidir la matanza del cerdo con el día de Sant Martí, aprovechando el buen tiempo. Aquí nacería la frase: “A cada cerdo le llega su San Martín”.


“L’arc de Sant Martí”


Se difunde desde Occitania la leyenda de que Sant Martí hizo un duelo con el demonio, para ver quién hacía el arco iris más bonito. El del demonio era pequeño y al estar construido con hielo sus colores serían apagados, apareciendo el de Sant Martí de cristal, brillante y majestuoso. 


El pueblo lo denominaría el “arc” (arco) o “Pont” (puente) de Sant Martí, la leyenda y denominación se extendería por toda la región Occitana, Cataluña, parte de Aragón, Baleares y llegaría por el sur hasta Murcia, que en castellano se denominará documentado: arco de San Martín.


Otra leyenda dice, mezclándolo todo, que al dar la capa al mendigo lo hizo en nombre de Cristo y al pronunciar el sagrado nombre el frío y la nieve se calmaron, los cielos se despejaron y apareció el arc de Sant Martí anunciando el veranillo, en el que en su honor y reverencia los pueblos matan un cerdo. Redondo ¿verdad?


Hay que tener en cuenta que uno de los aspectos que nos diferencia del Islam es el comer carne de cerdo, un signo de identidad diferenciador que la cristianidad hizo valer.


Espadas y dragones

Por último, dentro de un inmenso reguero de leyendas, según la de Soler Vilardell, Martín pasaba por el castillo de Vilardell (Sant Celoni) vestido de mendigo, cuando el señor del castillo bajó con pan y unas monedas, se encontró que había desaparecido y en su lugar había dejado una Espada. Con ella mataría el dragón que asolaba la comarca.



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