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22 octubre 2021

RUTA 5 (II) . ESCALÓ. Cent. Interpret. “Viles Closes”. Sta. María.ESCART. Mare de Deu de la Roca. S. PERE DE BURGAL.


Después de visitar el encantador valle de Baiasca, retomamos los pasos hacia el norte. Escaló, Escart y San Pere de Burgal, serán nuestros próximos destinos antes de almorzar.



Llegamos a Escaló, pueblo situado a la derecha del río Noguera Pallaresa y regado en el sur por el río Escart poco antes de confluir sus aguas en él. 


Al incorporarnos por la izquierda a la villa, continuamos ascendiendo en coche hacia la parte alta en la que se situó el castillo medieval.


Después de conducir custodiados a nuestra izquierda por un conjunto de modernas y alineadas edificaciones, giraremos 180 grados, para ascender sobre ellas hacia el único testimonio en pie de la fortaleza medievalun alto y bien conservado torreón, del que se dice tenía acceso subterráneo a las dependencias del castillo.



Desde aquí se obtiene una hermosa panorámica, otorgándonos la comprensión de su importante situación estratégica, siendo la puerta de entrada por el sur de “la Vall d’Àneu”.


Mantuvo un importante papel de control y defensa en el bajo medievo, especialmente mencionada en las luchas condales del siglo XIII.


A nuestros pies se observan los tejados, perfilando la alargada silueta de la amurallada “Vila closa” (villa cerrada) de Escaló.



Continuando hacia el oeste, por la angosta carretera por la que habíamos accedido al torreón, a menos de 4 km., manteniendo a nuestra izquierda el profundo barranco del río Escart, llegaremos al pueblo homónimo en menos de diez minutos en coche o 50 caminando.


Tenéis que tener paciencia por la estrecha y serpenteante calzada, siendo la previsión esencial, ya que nos permitirá, viendo aproximarse entre las curvas del desfiladero un coche en dirección contraria (algo poco común pero posible), buscar con antelación un rincón en el que parar, para poder disponer de espacio suficiente a la hora de cruzarnos. Dar marcha atrás puede resultar complicado y peligroso.


Por lo demás, la belleza del lugar os compensará el ir despacio, aunque puede ser que los que padezcan vértigo no puedan compartir la misma tranquilidad.


ESCART


Escart, a 1230 msnm, pertenece al término municipal de la Guingueta d’Àneu, en el pasado estuvo unido a Escaló. En este sentido no se tiene noticias de sus habitantes hasta el siglo XIX, al contabilizarse hasta entonces sus habitantes junto a Escaló.


Según Joan Coromines su nombre de raíz vascuence podría decir: “En medio de hoyos". 

Nuria García Quera propone en base de sus lexemas: Es-ca-(a)r-t(e): salida-pared roca-valle-puerta.


Su ubicación da sentido a las dos propuestas, dado que el pequeño, alargado y estrecho valle,  está situado en las horadadas faldas de la solana del barranco del río Escart bajo altas cumbres. Pero también aparece la silueta del pueblo, después de cruzar el estrecho desfiladero rocoso, dándonos la bienvenida a la derecha el santuario de la “Mare de Déu”, adherido al risco de un peñasco.

Delante se ven alinearse las casas hasta el final del valle, en el que la carretera se convierte en la “única calle” del pueblo. 



Escart llegó a tener en el siglo XIX casi cuarenta edificaciones reuniendo más de 150 almas. Durante el siglo XX la despoblación sería intermitente pero permanente, provocando que iniciara este siglo con 18 habitantes, dos décadas después no ha dejado de descender, en 2023 son 6 los censados.


En verano la población aumenta con segundas residencias, ya que el paraje es idílico. Un lugar apropiado para el senderismo, la relajación y la desconexión; aunque tiene un inconveniente en invierno, la facilidad con la que se queda aislado al cubrirse de blanco el desfiladero.


Al final del pueblo aparcamos. Desde aquí se puede continuar por una pista forestal solo transitable en 4x4, que nos orientará por el norte a Espot o hacia Baiasca por el sur.



Ascendíamos caminando por la calzada que habíamos llegado, cuando nos sorprendió a nuestra izquierda, alzado en la falda de una pequeña colina rocosa, una espectacular masía que, manteniendo la idiosincrasia arquitectónica del pueblo, era de clara manufactura moderna, destacando su espectacular ventanal de madera.






A mano derecha, bajo el barranco se escucha próximo el descender del río Escart, si bajáis por la primera calle que encontréis, lo primero que descubriréis son las ruinas de la antigua serradora y un poco más abajo el puente románico de Escart, paso hacia el Molino y el bosque, por él se iniciaba la milenaria senda antes señalada. 

El puente está construido con mampostería irregular de losas de pizarra, con arco de medio punto dovelado, de paso plano y sin muros laterales. Con la construcción del nuevo puente dejó de utilizarse este paso, provocando su abandono.


Continuamos ascendiendo por la calle única hacia el núcleo vecinal del noreste, con casas anteriores al siglo XX bien conservadas, incluso las desocupadas, aunque no se podía obviar que en los extremos del pueblo muchas tan solo señalaban fundamentos.



En el extremo noreste de este grupo poblacional, formando una pequeña plaza interior y sus muros del norte cerrando la “Vila closa”, se encuentra la iglesia parroquial de Sant Martí d’Escart”. 


Podréis observar antes de llegar a sus puertas, colgada sobre una roca a un aproximado kilómetro de distancia, la ermita de  “La Mare de Deu de la Roca”,




 Sant Martí d’Escart


Incluida en el inventario del patrimonio Arquitectónico de Cataluña, es una iglesia barroca del siglo XVIII.


No se tiene documentación, ni señales en sus fundamentos, de que se erigiera sobre un anterior templo románico. De todas formas en su interior se guardan del medievo, sin conocerse su procedencia, una gran pica bautismal semiesférica con relieves decorativos y dos pequeñas picas, una lisa y otra decorada, posiblemente beneiteras.


Del alto medievo (visigoda) se conserva un cofre rectangular de piedra dividido en dos partes que almacenaba los sagrados óleos.


Otra de las razones que hace suponer la existencia de un templo anterior es la de su patrono. Sant Martí de Tours (ciudad en la que fue Obispo) era uno de los santos más venerados por los carolingios, su influencia en los Pirineos sería manifiesta desde el siglo lX.


Por desgracia, la puerta estaba cerrada y nos tuvimos que contentar con la observación exterior del templo.


Consta de una sola nave, con un portalón de arco de medio punto, rodeado por un marco de grandes piedras, con dovela central y columnas rectangulares de apoyo. 

Luce encima un óculo atrompetado. Alzada sobre la puerta y desplazada a su derecha, hay una hornacina con la figura de la Virgen




La cubierta del tejado a dos aguas es de pizarra. La torre campanario, sobrepasando los 20 m. de altura, está situada al norte al lado de la rectoría. Cuenta con una base casi cuadrada, un muro rectangular en el primer cuerpo y un esbelto segundo cuerpo ochavado, con cuatro vanos con arco rebajado luciendo dos campanas.


Recordé el amplio valor etnológico del repicar de las campanas, de las que ya hablé en Jou, al enterarme que una vecina de Escart, recordaba de su infancia oír las campanas manteniendo un especial ritmo sonoro, al anunciar que se había producido una broma pesada o de mal gusto en el pueblo. Curioso mensaje de interés parroquial.


Está rematada por una cubierta de pizarra piramidal también octogonal irregular de inclinada inflexión en la base.


En el ángulo que forma la rectoría con la fachada hay una bella balconada de madera cubierta con pizarra. La sacristía está situada en el muro sur, la puerta la protege un porche.


Castillo de Escart


Alzados al noreste se sitúan los restos del Castillo medieval,  llamado de “Sant Julià d’Escart” (no confundir con el cementerio, situado a su izquierda y señalizado con  altos y estilizados cipreses).


Escart presume de que nunca fue invadido por ningún ejército enemigo, por ello dan gracias a la Virgen, pero en realidad la orografía del valle lo convirtió en inexpugnable.


Hoy tan solo podremos ver en pie del Castillo un gran muro de 17 m., que protegía un edificio cuadrangular del que se desconoce su función. Hay que decir que los estudios arqueológicos realizados hasta hoy son inexistentes.


 

Lo que está claro es que mantuvo gran valor estratégico y un importante papel en las luchas condales.


Los “Goigs de la Mare de Déu de la roca” aún recuerdan agradecidos en sus estrofas que el castillo, propiedad entonces de los condes del Pallars, repeliera con éxito en 1079 a las tropas de Armengol, conde de Urgell.


“Els Goigs” (los gozos) son composiciones poéticas populares que se cantan en comunidad en festividades religiosas católicas en su mayoría en alabanza de la Virgen María y en su agradecimiento conmemorativas de algo. En este caso por la victoriosa defensa del Castillo hace más de un milenio.


Uno de los senderos más transitados desde la iglesia de Sant Martí, es el que nos conduce, en menos de treinta minutos y a poco más de un quilómetro a este singular templo de origen románico.



Mare de Déu de la Roca


El señalizado, estrecho y pedregoso sendero, sin mucha dificultad de ascenso si vais apropiadamente calzados, nos posibilitará observar los prados que desde tiempos inmemoriales se utilizaron para el cultivo y el pastoreo de ganado ovino, bovino y caballar. Con suerte en verano podréis ver a lo lejos alguna de sus manadas o escuchar su relinchar, pero poco ganado más observaremos hoy. Después de sortear un par de pequeños desfiladeros llegaréis al santuario.


Con una distancia un poco más corta, pero de mayor pendiente, a poco menos de un kilómetro antes de llegar al pueblo, se muestra un espacio en el que se puede dejar el coche, muy cerca un indicador nos orienta hacia el santuario.


La leyenda del encuentro de la talla de la virgen, vuelve a repetir la historia de Montgarri, Tírvia…. En el mundo cristiano la figura del toro, símbolo ancestral de fuerza y del poder del rey en la cultura mediterránea, lo convertiría en el intermediario de Dios para introducir el culto a la Virgen y el lugar será el elegido por ella.


En este caso, la leyenda cuenta que un toro se desviaba cada día de la manada para situarse sobra la angosta roca, hasta que intrigado por la actitud del animal, el ganadero lo siguió, encontrando en el lugar en el que se paraba y a sus pies ligeramente enterrada la talla de la Virgen. 

En su honor se levantó un santuario cerca del pueblo, pero la virgen (tozuda y caprichosa como siempre) volvía a aparecer  milagrosamente en el lugar en el que la encontraron, aceptando los vecinos construir allí el santuario. 


El santuario es una construcción insertada en la vertical pared de la roca (¿natural y/o excavado?) conformando una de sus paredes y se eleva sobre robustas arcadas y contrafuertes, un conjunto más amplio que la propia planta de la Iglesia.


Mare de Deu de la Roca. Escart. Wikipedia. Foto:Simonjoan.

Se presupone su construcción  primigenia alrededor del siglo XI. Se han producido muchas restauraciones a lo largo de su historia; por lo que parece la estructura que hoy vemos es producto de reformas de principio y mediado del siglo XVIII, en el que el barroco lo transformó.


Cubierta por una bóveda de arista, señala que probablemente en un principio hubo un tejado a dos aguas, hoy solo cuenta con un bajante


En la fachada de poniente se abre la puerta de arco de medio punto, encima hay una pequeña aspillera, señalando ser una opción más defensiva que lumínica; culmina por encima del tejado en un lateral, una pequeña espadaña de un solo ojo.


Un diminuto presbiterio se comunica con un àbside poligonal irregular, desplazado ligeramente respecto al eje de la nave.


Me extrañó saber que tan solo un gran corazón de madera preside el altar. Me pregunté, sin encontrar respuesta, dónde se guardaba la Virgen.


Regresamos en coche hacia Escaló con la misma prudencia con la que vinimos, después de hacer la parada bajo la ermita. También la volvimos hacer en el torreón, antes de descender a Escaló.


Faltaban pocos minutos para las doce del mediodía cuando aparcamos delante de la iglesia parroquial de Escaló. Sin entretenernos por ahora en el templo, nos dirigimos hacia la medieval vila closa” (Villa cerrada) de Escaló.





ESCALÓ


Según Joan Coromines es un topónimo románico medieval de la palabra latina Scala, escala en catalán o escalera en castellano. Pero en este caso podría referirse a una parte de la escalera, es decir: escalón o peldaño, y en un sentido más amplio el de escala, es decir, una parada en el tránsito de un largo trayecto.


Siempre mantuvo gran consideración y privilegios su fortaleza, así, después de conquistarla le concedieron al pueblo diferentes excepciones impositivas para mantenerlos fieles a su causa: la casa de los Comenge-Couserans a la muerte de Roger II en 1056 y cuatro décadas después Arnau d’Espanya, un hijo bastardo de Roger II.


Es curioso observar la división de la población. Así los francos o libres residían en el “Pui”, pequeño cerro a pie del Noguera Pallaresa, y los “feudales”, obligados a cumplir los derechos de vasallaje, residían en la “vila closa”.


Escaló, a principios del siglo XVI se extiende fuera de las murallas, conviviendo 135 habitantes en 1553.


Prácticamente mantendría estable este número durante cuatro siglos, a mediados del siglo XIX parece establecerse su máximo poblacional alrededor de los 150 habitantes.


Entonces la base de la economía estaba en sus bosques de pinos, abetos, encinas y robles, cultivaban trigo, centeno, cebada, patatas, legumbres, hortalizas y contaban con amplias pasturas en el que criaban ganado vacuno, ovino, cerdos, mulas y caballos. Tenían abundante caza de liebres, perdices y aves. Se pescaban truchas y anguilas.


Entrarían en este siglo siendo 69 los residentes. En la primera década sobrepasaron el centenar en 2008-2010, pero a partir de entonces irá lentamente descendiendo, así en 2023 se registran 75 censados.


Ferias y Festejos en Escaló


Dentro de sus festividades son de resaltar los carnavales, que incluye una comida tradicional de todo el pueblo basada en la sopa de pies de cerdo, butifarras y la tripa de cerdo rellena de carne picada y pansas. 



El primer fin de semana de agosto se realiza la Feria del Queso y artesaníaconvirtiendo el pueblo en un largo mercado con productos artesanos de proximidad, destacando en el sector alimenticio el queso de oveja.


La fiesta Mayor se realiza el fin de semana más próximo al 22 de agosto.


Una fiesta iniciada en 2014 fue la Feria Medieval, en la que a finales de julio, el pueblo convertido en un campamento medieval y sus vecinos ataviados para la ocasión, nos ofrecían artesanía y productos gastronómicos tradicionales, junto con escenas históricas, cuentacuentos…, pero por lo que parece la última edición (V) se produjo en 2018. Y por lo que parece después del COVID no se ha reeditado.


Dos portales, norte y sur, a los que se cree estaban unidas bestorres, eran las puertas de acceso al pueblo. La expansión fuera de estos límites se produciría a finales del siglo XVI, pero se mantuvo la estructura medieval en su interior hasta nuestros días. 


Por la entrada norte, después de un grupo de casas, algunas modernas, encontramos una torre rectangular de 15 m. del siglo XIII, llamada popularmente “el castell”, con una fuente adherida a su muro dando la bienvenida.



Formaban las fachadas traseras de las casas la ovalada muralla. Se dispusieron las casas (cada cinco metros) con las puertas y ventanas abiertas a un lado y otro de los cien metros de la calle Mayor. Se desprende del nombre de la calle, que en su día al menos hubo otra.


El paseo por su interior te impregna de su atmósfera medieval, a pesar de las modernas reformas de muchas de sus casas. Testimonios centenarios en piedra de su pasado lo ofrecen los cinco soportales en la calle Mayor.



Para adentrarnos en la historia del pueblo os animo a visitar el centro de interpretación de “les viles closes(villas cerradas o amuralladas).


Está situado en la calle Mayor, es un edificio de dos plantas construido por el ayuntamiento de la Guingueta d’Àneu.


En la planta superior podremos conocer la arquitectura de estas poblaciones amuralladas y los elementos comunes que mantuvieron en el Pirineo medieval. Un interesante documental y audiovisuales interactivos nos aproximarán al pueblo de Escaló y sus casas, el castillo y el monasterio de Sant Pere de Burgal. 


En la primera planta hay una tienda agropecuaria, para degustar y adquirir los productos locales.



La visita os aportará una mayor atención en el paseo de sus centenarias edificaciones, el conocimiento de la importancia de su castillo y el papel que jugaba Sant Pere de Burgal en el medievo, algo muy interesante antes de visitar el monasterio, especialmente si lo hacéis sin guía.


Una de las curiosidades, entre muchas, fue descubrir en una fotografía de 1920, anterior a las grandes inundaciones (1937), en la que se observa el entonces ancho caudal del río bordeando la villa por el noroeste, indicando la estrechez que imperaba en la entrada del valle, dando explicación al crecimiento lineal del pueblo hacia el noroeste.



También se podía apreciar en otra el embarcadero, lugar en el que se construían los “rais” con los que bajaban de las alturas los troncos por el río, un oficio perdido del que hablaremos desde Llavorsí en la nota final del siguiente post de esta ruta.


Varias casas tienen señalizado con placas de hierro su interés, en la entrada sur, encontraréis una de las más antiguas con el número 7.



La puerta sur de la villa muestra un arco de medio punto de piedra adoveladomientras que en el reverso, dos grandes bloques de piedra configuran un arco ojival, al que según parece le acompañaba una bastorre, hoy una fuente la recuerda.



A unos cincuenta metros encontraremos el antiguo molino y el lavadero comunal, aprovechando las aguas del río Escart



Aunque bajamos un tramo bordeando el río, sin llegar a la carretera continuamos unos metros por el pasaje de los huertos, descubriendo parte de la fachada exterior oriental.



Retomamos el camino volviendo a incorporarnos a la calle Mayor, ahora en dirección al aparcamiento, degustando de nuevo las sensaciones atemporales que transmite el pasear por ella.




Volvimos a salir de sus murallas en dirección a la iglesia parroquial. 


Santa Maria d’Escaló


La iglesia dedicada en un principio a Santa Helena (aún hoy se le sigue llamando así), de la que no encontré las razones de su cambio de titularidad, ni tampoco referencias de ninguna iglesia parroquial medieval, lo que me extrañó mucho, pero en el centro de interpretación tampoco encontré respuesta.



El templo de planta barroca está situado a poco más de cincuenta metros de la villa cerrada, se data su construcción, cincelada en una placa de piedra en latín, el año 1623.

La austera y robusta fachada contiene un portal en arco de medio punto, un óculo por encima de él y una ventana rectangular.


El campanario se supone de principios del siglo XVIII. Cuenta con una primera planta rectangular y un segundo nivel con achanflados ángulos y enlucido de blanco. 


Muestra un vano con arco escarzano a cada lado, luciendo sus cuatro campanas.


El templo consta de una sola nave, cubierta por una bóveda compuesta por cinco arcos torales de medio punto. La mitad cercana a la puerta es más estrecha y más baja, la corona una bóveda de arista o de falsa crucería, la otra parte la conforma una bóveda de lunetas.


En su interior se guardan dos picas, una bautismal semiesférica decorada con motivos en sobre relieve de cuerda y otra de mármol, barroca, asentada sobre un pie cilíndrico de piedra más antiguo.



Antes de irnos, vale la pena recorrer el perímetro que la rodea, una bella postal enmarca su fachada trasera.


El Cristo de Escaló

La talla románica de autor desconocido situada en la segunda mitad del siglo XII, se encontró troceada y con gran parte de los brazos desaparecidos. La cabeza se añadió más tarde (1958) gracias a otro coleccionista, siendo el MNAC que uniendo los cuatro trozos la reconstruiría, reconstruyendo las partes perdidas con materiales modernos.

Posiblemente la escultura proceda en su origen del monasterio de Sant Pere del Burgal, aunque no hay pruebas de ello. 


Representa un Cristo sufriente unido a la cruz con cuatro clavos. La cabeza de la escultura es la parte mejor trabajada del conjunto, con un relieve esmerado de los cabellos, la barba y los principales rasgos faciales, los ojos cerrados señalan su muerte. 


 La figura conserva restos de policromía floral especialmente visible en la poca ropa que cubre el cuerpo.


Cristo de Escaló. MNAC.

Aunque podíamos dejar el coche aquí, ya que estaba a menos de doscientos metros el lugar,  decidimos trasladarnos motorizados al otro lado de la carretera, traspasar el puente del Noguera y aparcar en su inmediatez. 


Desde aquí se inicia el paseo por el estrecho y pedregoso sendero (no adaptado) que nos conduce en veinte minutos a uno de los monasterios románicos más importantes de la comarca: Sant Pere de Burgal.



El horario de visitas guiadas en verano vuelve a ser su referente el ecomuseoRealiza también unas interesantes estancias con complemento literario, en las que hacen lectura del libro : “Jo confeso” de Jaume Cabré.

Sant Pere de Burgal


Documentada su existencia en 859, su fundación se le adjudica al conde Ramon I de Tolosa. A mitad del siglo X se menciona a la abadesa Ermengarda, hija de Isarn, en un periodo en el que se cree fue un monasterio femenino


En el siglo XI se construye el actual edificio, y se constituye el priorato dependiendo en ese momento de la abadía de La Grassa (Legrasse en francés) situada en el Llenguadoc-Rosselló.


Parece ser que serán los condes del Pallars Sobirà sus principales patrocinadores, tal expresan los frescos que de forma inusual representan la figura de la condesa Llúcia de la Marca, esposa d'Artau I.


Condesa Llúcia de la Marca.

 

A partir del siglo XII todo anda confuso, dada la proliferación de documentos falsos que en un largo litigio intentaron demostrar los derechos de la abadía de Gerri de la Sal sobre los de la abadía de La Grassa. En 1337 se dictamina el priorato a favor de La Grassa, relegando a Gerri tan solo algunos bienes patrimoniales del monasterio.


La nota final del post comentaremos la importancia recaudatoria en el medievo de los monasterios, prioratos y abadías.


La decadencia de Sant Pere de Burgal comenzó en siglo XV, siendo secularizada en 1570 por falta de monjes. En 1770 el priorato pasó a Gerri, pero prácticamente se mantuvo sin actividad (tan solo administrativa).


La desamortitzación (1835) clausuró el monasterio de Gerri y con ello el priorato. El templo se convertiría en la capilla de Sant Pere, cerrándose el ábside y el primer tramo de la nave.



Se hizo una importante restauración en 2012, en el que durante un año se limpió el entorno, se reparó el camino y el muro de acceso, se taparon grietas y repararon las paredes y cubiertas, cierres de madera, etc... Las reformas descubrieron parte del suelo primitivo de la nave central, basado en cantos rodados organizados en formas geométricas. 

Las reformas también permitieron identificar la planta basilical del templo, que cuenta con tres naves y una singularidad: doble cabecera.


Esquema gráfico de Paz Marquès


Está organizada con un ábside y dos absidiolos hacia levante y un ábside hacia poniente, en la que se sitúa hoy la puerta principal de entrada. Según parece hubo en la fachada sur dos puertas más


La doble cabecera, impropio en el románico catalán, había sido utilizada en construcciones visigodas (con influencia mozárabe), por lo que hay la presunción que fue una forma de aprovechar parte de una construcción prerrománica del siglo VIII-IX.


La nave central, está levemente alzada respecto a las naves laterales. Las tres naves estaban separadas por robustos pilares de base cuadrada que sostenían los arcos y por encima de ellos la techumbre de madera. En una de las naves laterales se pueden apreciar aún estos arcos. 


Su interior contaba con dos niveles en el ábside de poniente, en el inferior estaba el altar y en el superior el coro de madera que se alargaba hasta el interior de la nave principal.


Al ábside central le acompañan dos absidiolos, adornados todos a modo lombardo con arquerías ciegas y lesenas. Cuentan con una aspillera de doble derrame dovelada en cada absidiolo y tres en el ábside central. 



Una ventana en forma de cruz, bajo la espadaña de un ojo, es la que ilumina la nave central. El resto de los muros exteriores carecen de decoración.


De su exterior hay que señalar la propia ubicación, rodeada de una gran belleza natural  a la par de disponer de un gran control del acceso.



De su interior destacan las reproducciones de los frescos del siglo XI atribuidos al maestro de Pedret, los originales están en el MNAC de Barcelona.


En las pinturas superiores del ábside, muy deterioradas, se puede apreciar tan solo el pie de un Pantocràtor dentro de su mandorla, adorado por dos Santos.


Debajo, al lado de la ventana central del ábside, está la Virgen María y a su lado San Pedro, al otro lado San Juan Bautista y San Pablo.


Debajo, a la derecha entre el cortinaje (disponiendo en los bajos al ser humano) está la condesa Llúcia de la Marca.



Regresamos hacia Escaló, el precioso paisaje bajo nuestros pies lo hizo lento, a pesar de que el día no era precisamente muy luminoso.



Llegamos al lugar en el que aparcamos, muy próximo al otro lado del río se situaba el único hotel/restaurante de la Villa.


Hotel Castellarnau, con tres estrellas, ofrece habitaciones dobles y triples, al que se le añade un valorado desayuno, piscina, sauna, amplio jardín, aparcamiento… la valoración media es de 8,6 (Google). Lo peor valorado son sus colchones, mientras que se destaca el precioso jardín al lado del río, el desayuno

Su Restaurante, creo que mejora la valoración hotelera, ofrece un amplio menú de comida tradicional Pallaresa con un toque de modernidad de su chef y productos km0 (algunos de sus huertos) a 17 € (2022), comparto en destacar la excelencia de sus guisos. La atención del servicio impecable.


APARTAMENTOS


El Pui de la Plana. Apartamento rural para 4 personas. Dos dormitorios y un cuarto de baño, con cocina totalmente equipada. Tiene una valoración escasa de usuarios (2023), le otorgan un 8,8.

Cases Roses. Es un apartamento para 4 personas, 2 habitaciones y 1 cuarto de baño, con cocina totalmente equipada. No tiene web, ni valoración de usuarios por ahora (2023)



Después de comer, nuestro camino se trasladaría hacia el sur, recorriendo los dos últimos pueblos de la vertiente oriental del Noguera Pallaresa: Estarón y Aidí -Ruta 5 (III)-


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Prioratos, abadías y propiedades.


A finales del siglo V San Benito estableció la regla que modificaría y marcaría con los benedictinos la vida monacal en toda Europa. Se desplegaron entre los siglos VI y VII por toda Italia, Francia, Inglaterra y en menor medida en la península ibérica, quedando paralizada temporalmente la expansión por la irrupción musulmana.


Según la regla de San Benito, los monasterios tenían que tener todo lo necesario para poder vivir sin salir del recinto amurallado que los delimitaba, junto con los espacios necesarios en el convento para la propia vida espiritual.


Podían tener molino, panadería, establos, corrales, talleres artesanos…En su inicio su número era reducido, no tenían personal a su servicio exclusivo y trabajaban directamente ellos en el campo, sin ningún sistema impositivo directo sobre sus habitantes.


Ya comentamos en otra nota de esta guía la tardanza de ser impregnado los Pirineos por la cristiandad, no siendo hasta la invasión árabe que se convertiría en uno de los bastiones del catolicismo y de la llamada reconquista.


Hasta entonces tan solo aparecen pequeños cenobios visigodos independientes, financiados por las aristocracias feudales.


La conquista del imperio carolingio de los Pirineos creando la marca hispana (789), vino acompañada con la llegada de los primeros cenobios benedictinos desde las abadías francas, proliferando de forma importante en el siglo IX, ocuparon antiguas celdas o levantando sobre ellas amplios cenobios, los llamados Prioratos, es decir, pequeños monasterios regidos por un prior, que dependían de una abadía y de su abad. Financiados en gran medida de forma inicial por la reciente nobleza guerrera.


Los monjes estaban destinados allí provisionalmente por la orden a la que pertenecían, siendo los encargados de administrar y enviar las contribuciones a la abadía. También eran los prioratos dueños de las iglesias parroquiales construidas por la abadía, a la que contribuían reglamentariamente sus parroquianos.


Cuando un priorato alcanzaba unas condiciones económicas (autonomía) y un número mínimo de monjes y novicios, podía alcanzar la categoría de Abadía y tener prioratos a su orden.


Desde la entrada del bajo medievo se comienza a hacer una fuerte jerarquización de la Iglesia desde Roma, desestimando las pequeñas comunidades monacales, en favor de un mayor crecimiento y concentración del poder económico en las grandes Abadías (símbolos del poder de la iglesia), así crecerán sus templos y sus bienes en base del vasallaje y la acumulación de tierras y parroquias mediante los “rentables” Prioratos.


Durante toda la Baja Edad Media los residentes dentro del territorio de un convento tenían que pagar impuestos por establecer su hogar, los comerciantes pagaban aranceles y estaba prohibido para la población el tener molino, batanes, hornos propios… teniendo que pagar por su uso. Los abades y priores contaban con servicio personal. 


Un sistema feudal de vasallaje que aportaría un gran enriquecimiento a las abadías y una deuda permanente del pueblo por partida doble: tributos a los señores condales para sufragar sus continuas guerras expansionistas (recuerdo que en Pallars Sobirà desde el siglo XI tan solo será entre los propios señores) y a los sagrados impuestos eclesiásticos para ganarse el cielo.


Ya en el siglo XII la recaudación tributaria, el poder económico y territorial de algún abad era mayor que el del señor feudal. No todos los condes lo vivieron con alegría, incluso alguno sería excomulgado en su protesta. En dos siglos los monasterios pasaron de depender de la ayuda del señor feudal, a convertirse en recaudadores y alcanzar más poder que estos sobre sus súbditos, libres en la apariencia, esclavos en la práctica.


La propiedad de los “rentables” prioratos sería la razón de largos litigios entre los siglos XII y XIV entre las propias abadías y los señores condales. Estas circunstancias han provocado grandes equívocos históricos, ya que se falsificaron firmas y fechas en supuestos documentos de cesión.


La lucha jurídica entre la Abadía de Gerri de la Sal y La Grassa por la posesión de Sant Pere de Burgal, es un ejemplo de litigios eclesiásticos. Los documentos “falsos” de Gerri se escribirían para justificar territorios eclesiásticos por donaciones frente a los intereses condales.

No es extraño que siempre los acabara ganando el Obispado, el poder de la escritura, del engaño y la falsificación documental (herencias, donaciones, etc..) lo ostentaba la iglesia, que siempre se perdonó el pecado de la mentira.


Pero quizás uno de las más graves engaños históricos, dado que aún hoy se utiliza en cualquier libro de texto para presumir de la primera mención de un pueblo o de un templo, son las fechas en la que se escribió la acta de consagración de la Catedral de La “Seu d’Urgell”.


Hasta 2016 se dijo realizada entre el año 819 y el 839, pero académicos han demostrado que no se produjo hasta 1016-1024. Fue la forma de acreditarse la Abadía de Urgell, el derecho histórico por donación carolingia sobre territorios del condado pallares.



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