En este post, segundo capítulo de la ruta 7, lo dedicamos por completo a Tírvia.
Desde el Bosque de Virós se puede llegar a Tírvia por un pista rural. Pero en nuestro caso era demasiado bajo el coche para arriesgarnos, según nos informaron, por algunos tramos, por lo que regresamos por Araós, incorporándonos a la comarcal L-510.
A pocos kilómetros encontramos un desvío a la izquierda, por el que nos situamos sobre la carretera de Tírvia. Accediendo podréis observar un helipuerto, atento vigilante del fuego y del rescate.
Transitando por la pista forestal desde las Bordas de Virós a un kilómetro de Tírvia, un indicado sendero hacia el norte nos conduce en veinte minutos a caminando a la capilla de la Virgen del Rosal (Roser en catalán) de Forques.
Cerca del templo hay una área de Picnic, pasadas las ruinas del abandonado pueblo de Forques se puede ascender al espectacular Mirador del Roser.
Capilla de la Virgen del “Roser de Forques”
Según parece pudo ser la iglesia del antiguo pueblo de Forques. Al noroeste del templo se encuentran los fundamentos de esta aldea desparecida a finales de la baja Edad Media.
La leyenda, muy común en las apariciones Marianas, cuenta que un pastor guardaba las ovejas en el lugar llamado “el Roser” (el rosal), allí apareció una talla de la Virgen. Contento la guardó para llevarla frente a las autoridades religiosas, pero al intentar hacerlo después del trabajo, descubrió asombrado que la figura había desaparecido.
Repitiéndose tales circunstancias varias veces, se entendió que la imagen quería quedarse en el “Roser”. Por ello levantaron aquí una ermita para venerarla, adquiriendo en todo el valle gran devoción.
Sin pretender cuestionar la leyenda situada en el Bajo medievo ( s. XI/XII) se cree que los fundamentos de un primer templo son anteriores, pudiéndose remontar al siglo IX, por lo que quizás se produjo una primera remodelación, modificando la advocación a la que estaba dedicada hasta entonces y adquiriendo la corona la “Verge del Roser”. Pero todo esto son puras especulaciones.
No aclaré lo del nombre, dado que es normal traducir “Roser” por rosario en castellano, pero en este caso parece hacer referencia a la planta. Tampoco aclaré lo de la Virgen de Buiro, llamada también Ntra. Señora del Roser.
El humilde templo mencionado por primera vez en 1627, hoy presenta un estilo constructivo ecléctico, fruto de las múltiples reformas que durante siglos mantuvo. La última está documentada en el siglo XVIII.
Pero para colmo, la proximidad de Tírvia, población bombardeada intensamente durante la guerra civil, le provocó cuantiosos daños, teniendo que ser reconstruida casi en su totalidad. Utilizaron ladrillo y piedra con mortero de cemento, encalándola seguidamente.
Careciendo de campanario u otros signos identificativos religiosos, ofrece la impresión de ser más un refugio de montaña que un templo.
Es un edificio de una sola nave de planta rectangular adaptada al perfil rocoso, la pared noroeste está unida a la roca. La cubierta de pizarra sobre un envigado de madera está apoyada sobre la cima rocosa, disponiendo de un solo bajante.
Cuenta con un pequeño ábside ligeramente curvo; su interior lo ocupa por completo el guarnecido altar mayor, en el que destaca la imagen de la Virgen del Roser.
La puerta de acceso en forma de T con dintel de madera, al estar enrejada permite ver bien su interior. Sorprende observar el precioso pavimento compuesto por pequeños cantos rodados, en su centro se dibuja una estrella de doce puntas con tres círculos de espigas, todo en el interior de un cuadrado también enmarcado por una línea de espigas.
Aunque hay buena iluminación y el mosaico es visible en 2/3 partes del suelo, os dejo una excelente ilustración de Miriam Colillas, que os puede ayudar a descubrirlo.
En su interior se encuentra un banco de piedra a lo largo de la pared adherida a la roca.
La importancia del humilde templo en relación a Tírvia es manifiesta. Una de las relaciones especiales con la Virgen del Roser fueron las comunales plegarias para que lloviera en los años de sequía.
Es posible que os extrañe que en estos parajes la falta de agua fuera un problema, pero hay que pensar que los campos en la alta montaña dependían de la lluvia directamente, disponiendo de un periodo corto de producción agrícola, dado que 1/3 del año los altos campos los cubría la nieve.
Su torrencialidad y granizo era un grave problema, pero su imprevista ausencia un total desastre, pudiendo derivarse en un año de hambruna de animales y humanos.
No se sabe el año de su comienzo, pero hasta mediados del siglo pasado se realizó una romería (aplec), en la que los vecinos de Tírvia ascendían hasta la capilla con la imagen de la Virgen, bajándola previamente al pueblo para hacer una misa en su honor.
Desde allí se trasladarían al Bosque de Virós, realizando un hermanado almuerzo. No supe el año, ni las causas por las que se dejó de hacer.
Se cuenta también que en las desaparecidas “falles” de Tírvia, descendían las antorchas desde la ermita hasta Tírvia en la noche de San Juan.
En la actualidad, de todas las antiguas tradiciones, tan solo se realiza el Viernes Santo la concurrida procesión “dels armats” (de los armados).
TÍRVIA
Tírvia es el municipio de montaña más pequeño del Pallars Sobirà, situado en el plano alargado de una alta colina al pie de un profundo barranco en su costa meridional, domina la confluencia de tres valles: el valle de Cardós, la Vall Ferrera y la Coma de Burg, condición que le otorgó nombre y relevancia a la villa.
Según Joan Coromines su etimología es latina y quiere decir: cruce de tres caminos.
En la actualidad tan solo cuenta adjuntos dos caseríos con muy poca población: Terveu (6 hab.) y La Bana (12 hab.) en 2023.
Mapa de Tírvia. ICGC. |
En el siglo X, siendo considerado como “alou” de los condes de Pallars, estos se lo otorgarían con el mismo título territorial al monasterio de Gerri.

A principios del siglo XIII figura Guillem de Bellera dueño de Tírvia, siendo el constructor del desaparecido Castillo (1225).
Le otorgó carta de franquesa al pueblo; un privilegio de origen carolingio que eximía a sus residentes de algunos impuestos feudales, motivando la repoblación y el comercio, en algunos casos se otorgó para evitar el despoblarse, pero no era éste el caso.
A finales del siglo XIII la Coma de Burg pasaría a los dominios de Roger Bernat III de Foix y vizconde de Castellbò. Desarrollándose la principal vía de comunicación y el comercio entre el “Alt Urgell” y Occitania. Tirvia y Ferrera se convertirían en enclaves importantes de este tránsito.
Se cuenta que hasta este siglo convivieron por estas tierras en perfecta armonía: cristianos, cátaros, templarios, judíos e hispanomusulmanes, pero a principios del siglo XIV se produce la persecución y el exterminio de los cátaros, siendo Tírvia el escenario de la captura del último “Perfecto” de los llamados “Bons Homes” (Buenos Hombres), al que dedicamos la nota final de este post.
En el siglo XV el vizcondado de Castellbò se dividiría en cinco partes (“quarters”), una correspondería a Tírvia.
Abarcaba los pueblos de Mallolís, Romadriu, Castellarnau, Serret, Colomers, Sant Joan de L’Erm vell (hoy todos abandonados o en proceso), la coma de Burg y la Vall Ferrera.
A finales del mismo siglo todos los dominios pasarían al conde de Foix, siendo entonces rey de Navarra. Duró poco, ya que en 1512 Ferran II de Aragón anexionó Navarra a la corona, otorgando este territorio al señorío de Germana de Foix, su segunda mujer dos años después de la muerte de Isabel la Católica.
Tírvia sería nombrada Villa Real, contando en 1553 con tres fuegos eclesiásticos, 1 militar y 28 laicos, reuniendo 160 habitantes. Era la villa más poblada de toda la subcomarca al finalizar la Edad Media.
Me pareció curioso su antiguo escudo, sin encontrar lugar que me lo explicara. Está formado por una luna cuarto creciente rodeada por 24 estrellas de plata de seis puntas.
En 1775 convivirán 250 habitantes, alcanzando su máximo poblacional en 1857 con 465 vecinos. En 1877 reunirá 448 almas.
Se cultivaba trigo, centeno, cebada, patatas, legumbres, hortalizas, hierba y disponían de muchos pastos, en los que se criaban vacas y cabras. Contaban con una buena caza de perdices, liebres, aves de paso y truchas.
Alcanzaría su máxima población a mediados del siglo XIX, reuniendo a 460 habitantes.
A partir de entonces su evolución demográfica no dejará de descender, en 1900 figuran 405 habitantes, en 1920 serán 348 vecinos y en 1940 ya tan solo son 162 almas. En las dos décadas siguientes hay un pequeño ascenso alcanzando en 1960 los 219 habitantes, pero en dos décadas decrecerá hasta su mínimo de población en 1981, reuniendo 91 censados.
Se incorporó a este siglo con 122 habitantes. Hay un pequeño crecimiento hasta 2010 conviviendo 159 vecinos, pero vuelven a retroceder a partir de entonces, agrupando 144 almas en 2023.
Festividades
Procesión de los “armats” de Viernes Santo.
La Fiesta Mayor es el 1 de Agosto.
Feria ganadera de Otoño, tercer fin de semana de Octubre
La primera vez que te incorporas a Tírvia se presenta decepcionante, almacenando tanta historia, te encuentras con una edificación moderna sin personalidad comunal.
No niego que individualmente algunas mantienen una original y bella arquitectura, presumiendo casi todas con orgullo de fragancia floral.
La razón es que su privilegiada situación estratégica, comunicativa y comercial, tan valorada en el medievo, continuó siéndolo a lo largo de su historia, por lo que también sería lugar de crudos enfrentamientos: La guerra “dels segadors”, la guerra de independencia, guerras carlistas....
Pero no sería hasta la última contienda, cuando el legado en piedra fue destruido por completo desde los aires. Si os fijáis paseando por el pueblo, observaréis aún testimonio de ello.
Fue integralmente restaurada en 1943 dentro del programa de restauración de zonas desbastadas por la Guerra Civil, pero se mostró poco respetuosa con la tradicional arquitectura en piedra hasta entonces mantenida.
Dejamos el coche en la parte noreste, lugar por el te incorporas al pueblo. A pocos metros al este se sitúa la nueva ermita de San Juan Bautista, copia de una más antigua situada a unos 50 metros, de la que aún se pueden observar restos de sus fundamentos.
Es un pequeño templo de una sola nave con una ábside ligeramente curvada, con bóveda de cañón y tejado a dos aguas de pizarra, alzándose en su vértice frontal una espadaña de un ojo con arco de medio punto. La entrada de luz se sitúa en las fachadas laterales con una ventana, estando respectivamente orientadas a la salida y hacia el declive del Sol.
Delante del lugar que aparcamos, se abría cerca un amplio espacio a modo de plaza, guardando en su centro una fuente de piedra, protegida por un interesante techo de madera a dos aguas, soportado por tres columnas de madera sobre pedestales de piedra sin desbastar. En el vértice superior hay una talla en madera de la cabeza de un ciervo.
Estaban los bancos ocupados por vecinos del lugar, mientras que un grupo de muchachos jugaban a “corre que te pillo” y tres niñas de distintas edades hablaban sentadas en el suelo. Unos cien metros después hay un parque infantil, en el que también encontraríamos población joven utilizando las instalaciones.
Lo explico para observar que Tírvia, mucho más tranquila que Llavorsí, a diez minutos de ella y en una ubicación idílica, es un lugar muy apreciado por el turismo familiar. También cuenta la Villa con una Casa de Colonias de reputada referencia.
Al lado de la plaza se ubica el único restaurante de la Villa. Nos incorporamos por su lado, bajo la entrada cubierta de la única calle, en la que aún se puede saborear añejas construcciones con protegidos pasadizos porticados bajo las casas. Preciosos rincones de desgastada madera y vetusta piedra oscura.
Antes, a la derecha, está el considerado por algunos mejor horno de pan de la comarca, no sé si es el mejor, pero es indiscutible la calidad de su horneado a la leña.

Ascendiendo por la cubierta calle de la izquierda, se llega a la vertiente alta meridional, en la que las casas aprovechan los límites del pueblo al borde del barranco.
Regresamos hacia el este siguiendo la silueta del risco, hasta llegar al antiguo cementerio.
Mare de Déu de la Pietat de Tírvia
Al traspasar la puerta de hierro del cementerio, siempre abierta, a pocos metros encontraréis la base de la picota en la que la inquisición condenó a las familias cátaras.
En un lateral del campo santo se levanta la ermita, por su planta se supone construida alrededor del siglo IX.
Se nos presentó difícil el apreciar este pequeño templo de una sola nave y tejado a dos aguas, dado que lo cubría una manta verde que desde un lateral se extendía hasta tapar por completo la espadaña, situada en el centro de la fachada por encima de la puerta con arco de medio punto dovelada. Entre ellos se abre un óculo, también estaba parcialmente cegado por la naturaleza.
Se sabe que el templo cumplió funciones parroquiales, al encontrarse estelas funerarias discoidales en un foso anexo a éste.
Una de las claras vinculaciones con la cultura cátara, se manifiesta en aquellas en las que aparecen los mal llamados “cristos” bogomilos, una comunidad herética de vida rigurosamente ascética del siglo X en Tracia, que influyó de forma determinante en los cátaros, considerándoles ser los primeros gnósticos transmisores de paz y felicidad a la humanidad creyente.
La primera fue encontrada por casualidad arando el huerto, representa a la Virgen María en estado de gestación, observándose el niño en su vientre.
Llegamos al ayuntamiento, un edificio moderno con cierta gracia, que la amplifica conteniendo a su lado el alto campanario de la iglesia de Sant Feliu.
Sant Feliu (San Félix) de Tírvia
La iglesia está dedicada a este mártir gerundense del siglo III, uno de los santos más venerados en la Alta Edad Media (sig. V-X) por las comunidades visigodas.
Realizando las obras de restauración se derrumbó definitivamente en 1941. Por lo que se levantó una nueva con estilo neorrománico. Construida con ladrillo y mortero de cemento. Se refuerzan con piedra los ángulos, arquerías y portalón.
El templo es de planta rectangular con tejado a dos aguas cubierto de pizarra, con un portal de medio punto con seis arcos radiales, adovelados en hojas de libro y en degradación. Encima se alza un rosetón también dovelado.
El ábside está decorado en el exterior con arcos ciegos y lesenas dobles.
El campanario está dividido en cuatro cuerpos por frisos de arcos ciegos, muestra en las tres primeras plantas rectas y estrechas aspilleras, en la cuarta planta se establece el campanario con ventanas de medio punto de doble derrame con columna central, soportada por un capitel trapezoidal, en los que descansan los arcos.
El amplio interior con capillas laterales está presidido por un retablo neoclásico realizado en 1946, intentando compensar, sin conseguirlo, los destruidos retablos barrocos.
Se conserva una copia de la única imagen rescatada: La Mare de Déu del Remei de Sort, el original se expone en el Museo Diocesano de la “Seu d’Urgell”.
Después de volver a pasear por el borde meridional, ahora desde la parte occidental del pueblo, disfrutaremos de la amplia visión de Montesclado y el torrente de la Glorieta.
Continuamos paseando hacia el final del alargado pueblo, en el que se concentran dispersas construcciones modernas de finales del siglo pasado, entre ellas el colegio de primaria. Retomamos el camino de vuelta, en el que lo más hermoso seguía siendo el paisaje que nos acompañaba.
Nos incorporamos por la calle mayor, volviendo a encontrarnos frente a la calle porticada y el horno de pan. Desde allí, siendo las 13:25 h., nos dirigimos sin paradas hacia el restaurante.
Servicios turísticos
La valoración media del usuario es de Google, en base 10.
Al lado de la plaza se ubica el reconocido Hostal Nadalet. Tiene dos estrellas y una valoración por los usuarios de 9, en la que se destaca su desayuno y media pensión.
El restaurante, mejorando su valoración está abierto al público, cuenta con un menú a 20 € (2022) en el que se destaca su calidad y abundancia.
Dada su popularidad y ser el único restaurante de la subcomarca de Tírvia, hace imposible
encontrar mesa sin reserva previa.
En nuestro caso la hicimos el día anterior y tan solo encontramos mesa para las 13:30 o para 14:45. Elegimos a primera hora, teniendo la suerte de probar su exquisito estofado de jabalí. El hostal/restaurante dispone también de bar-terraza a pie de calle.
Casas/Apartamentos rurales
Casa rural de Comella, casa rural totalmente equipada para un máximo de 6 personas en 3=habitaciones, tiene una valoración de 9,2. Los usuarios destacan los espléndidos desayunos incluidos en el precio y las maravillosas vistas que dispone.
El crecimiento de las ofertas de alojamiento rurales se duplicó en 2023, por lo que no dispongo de valoración válida dado los pocos usuarios que lo hicieron.
También aparecen los Apartamentos Comella, por lo que creo que han ampliado la oferta ya que en su publicidad ofertan estancia para un máximo de 15 personas, lo,que no sé si del conjunto de las dos casas o solo la última.
Xalet B&B L’Heure. Cuenta con 4 habitaciones, dos comunicadas, todas con cuarto de baño. Sala de estar, calefacción y comedor. Ofrece un excelente desayuno y aunque no cuenta con cocina a disposición del cliente, dispone de microondas y frigorífico.
Apartamento La Moixoneta. Tan solo dispongo de este enlace (2023) con muy poca información.
Senderismo desde Tírvia
Mirador del Farro
Por el mismo camino forestal por el que se accede a la ermirta del Roser, si continuamos cinco minutos más, llegaremos a una curva en la que podemos dejar el coche y ascender en unos 15 minutos al Mirador del Farro.
Desde el privilegiado balcón obtendremos una espectacular panorámica de la Vall Ferrera y el Bosque de Viròs, también encontraremos testimonios de la guerra civil, con trincheras y a poca distancia el lugar que ocupó el campamento republicano.
Desde Tírvia andando necesitaréis unos 40 minutos.
Desde aquí podéis seguir el itinerario hasta el Refugio del “Gall Fer” o bajar hacia el sur a las Bordas y lago de Burg.
Os propongo esta ruta de Wikiloc, circular, de unas tres horas y media, de dificultad moderada de Tírvia al Gall Fer
Tírvia-La Coma de Burg-Barranco de la Glorieta
Una de las rutas de senderismo más interesantes es la que por añejas sendas visita todos los pueblos de la Coma de Burg y el barranco del río Glorieta. Recorrido que iniciaríamos seguidamente, pero en nuestro caso lo haremos en coche.
Si os animáis a hacerlo, aquí os dejo el enlace de una buena propuesta de Wikiloc.
El camino de los “Bons Homes”
Es un itinerario circular por los Pirineos que se realiza en diferentes etapas, se necesitan entre 10 y 12 días para hacer el recorrido completo, con seis puntos diferentes de Cataluña o Francia de inicio y final de la travesía.
El trayecto original entre Berga y Foix, en el que cruzaremos el Parque Natural del Cadí Moixeró (GR-107), se amplió desde hace unos años por el camino recorrido por el último cátaro: Guillem Bélibaste, (personaje al que dedicamos la nota final del post), pasando por las comarcas del Alt Urgell y el Pallars Sobirà cruzaremos el Parque Natural de l’Alt Pirineu hacia Francia.
Este blog contiene la información completa sobre esta espectacular y memorial ruta.
Carrera de montaña “La Ribalera”
Saliendo de Tírvia la gran maratón recorre 42 Km y un desnivel acumulado de 3 Km pasando por los municipios de Burg, Farrera y Os de Civís, asciende a cuatro picos: El Farro (1653 m), Mániga (2515 m) Covil (2588 m) y Salòria (2789 m).
La media Maratón de 22’7 Km y 1533 de desnivel llega hasta el coll de la Mániga.
La maratón popular de 13 Km. y 713m de desnivel positivo, con el itinerario de Tírvia-Bordes de la Coma-Farrera-Tírvia.
Después del almuerzo, nuestro destino era la coma de Burg (Ruta 7 -III-), para visitar los pueblos de Burg, Ferrera y Alendo.
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El camino del último cátaro
Desde el siglo X hasta el siglo XIV se extendió por la Occitánia el catarismo, siendo el siglo XII y XIII el momento de su mayor apogeo territorial, cultural y económico, con una gran influencia en las personas cultas y nobles de Occitánia. La religión Cátara sería considerada herética por la iglesia católica, dado que estaba vinculada a corrientes gnósticas y dualistas propias del cristianismo primitivo.
Los llamados a sí mismos “Bons Homes” (Buenos Hombres), mantenían una estricta moral, rechazaban la riqueza, el Antiguo Testamento, denunciaban el corrompido poder de la Iglesia católica y el sistema feudal impositivo que estaba exigiendo su aliada nobleza francesa.
Su éxito representaba una seria amenaza a la influencia romana, promulgándose por el Papa la cruzada albigense, al situar el foco inicial de la contienda en Albi.
Su fe se fue extendiendo, a la vez que la riqueza de los condes de Tolosa llegaría a superar las del propio rey de Francia, siendo por ello objeto de sus ambiciones.
La alianza del rey de Francia y el Papado, sería la excusa perfecta para la expansión francesa hacia el sur, viendo su nobleza la posible restitución del imperio romano-carolingio.
La sangrienta cruzada comportará la persecución y exterminio de los creyentes cátaros, dirigida por la temida inquisición.
La derrota de Muret (1213), en la que murió Pere II de Aragón, significó el principio del fin del catarismo y la ocupación francesa del incipiente estado catalán de Occitánia.
La resistencia heroica del castillo de Montsegur, en el que en 1244 centenares de personas prefirieron morir quemadas antes de renunciar a su fe; determinó el éxodo de cientos de familias hacia tierras catalanas, en el que serían amparados por varios condes.
Estas casas nobiliarias señalan los lugares en el que se establecieron los cátaros: los señores de Bretós (Berga), de Pinós (Bagà y Gósol), de Josafat (Josa de Cadí) y la familia Castellbò (Castellbó)
Guilhelm Bélibaste (1280-1321), sería el último prefecto o sumo sacerdote del catarismo occitano. Nació en Cubières (Llenguadoc), se uniría al catarismo a principios del siglo XIV en su forzoso declive, al ser perseguidos y quemados en la hoguera si no renunciaban a su fe.
La inquisición estaba centrada en esos momentos en erradicar cualquier intento de renacer del catarismo, anclado ahora en territorio catalán.
Entre los principales defensores de la causa cátara serán los hermanos Guillem y Pere Authier, relacionados con el vizcondado de Castellbó, del que por aquel entonces dependía Tírvia.
Pere Authier sería capturado en 1310 en Castelnou d’Arri, juzgado y quemado en Tolosa un año después. El siniestro inquisidor Bernat Gui, inspiraría a Umberto Eco el homólogo personaje de la novela : “el nombre de la Rosa”.
Bélibaste y su mentor Felip d’Alairac habían sido encarcelados en Carcassona en 1309. Lograron huir y pasar a Cataluña, aquí se separarían. Bélibaste viviría de forma itinerante: Berga, Lleida, Prades, Flix y Tortosa, hasta establecerse con una pequeña comunidad occitana en Sant Mateu del Maestrat (País Valencià).
Arnau Sicre, era hijo de una cátara, su herencia patrimonial sería confiscada por la Inquisición, después de asesinar a su viuda madre con la excusa de ser una hereje cátara. Para recuperarla acordó con el Obispado de Pàmies (llenguadoc) urdir una trama para atrapar a Bélibaste.
Le engañó para que oficiara el “consolament” (sacramento absolutorio) a una distinguida mujer cátara. Al entrar en Tírvia en la primavera de 1320, él y su pequeña comitiva fueron apresados. Pasaría a las mazmorras de Castellbó, para más tarde ser conducido cargado de cadenas hasta el “Muro” de Carcasona. Culpado de herejía sería asesinado en la hoguera en Villerouge-Termenès (Aude).
Así se puso fin a la historia del catarismo en el mundo occidental, realizándose el primer gran genocidio de la Iglesia Católica. Ningún imperio, bárbaro o relativamente civilizado, habían martirizado antes tantos cristianos por no renunciar a su fe.
El delator Arnau percibió por la captura de Bélibaste 50 libras tornesas y en teoría la devolución de sus propiedades heredadas, aunque algunos dicen que nunca le fueron devueltas, tan solo las pudo tener en usufructo hasta su muerte.
El fin de los cátaros fue el preludio de la muerte o la expulsión de templarios, judíos, gitanos, conversos... La religión del amor y la paz, se había convertido en una soberbia, intolerante y cruel arma de exterminio de cualquier disidencia, a la que llamaron herejía.
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