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25 abril 2022

RUTA 7 (I) . El BOSQUE DE VIRÓS. S. Lliser de Virós. Santes Creus de Buiro. Est. Esquí nórdico Vallferrera. Refugio del “Gall Fer”


Nuestro objetivo durante este día será visitar por la mañana uno de los más bellos bosques de los Pirineos: el bosque de Virós (R7 -I-) y sus ermitas románicas, después visitaremos Tírvia ( R7 -II-) lugar en el que almorzaremos. Por la tarde visitaremos los pueblos de la Coma de Burg (R7-III-): Burg, Farrera y Alendo, para terminar el día visitando los pueblos del Barranco de la Glorieta (R7 -IV): La Glorieta, Montesclado y Mallolís.



Salimos de Llavorsí a las 8:15 después de un buen desayuno. La primera parada de la Ruta 7 era el Bosque de Virós, por lo que nos dirigimos desde Llavorsí nuevamente hacia “la Vall Ferrera”.


El BOSQUE DE VIRÓS Y LA VALLFERRERA


El bosque de Virós es una profunda, amplia y espesa masa arbórea de la Vall Ferrera dentro del “Parc Natural de l’Alt Pirineu”.


Los protagonistas son los bosques de coníferas, abedules y fresnos, conteniendo también uno de los dos grandes hayedos que hay en el parque Natural. Los árboles caducifolios en otoño tiñen de colores cálidos el bosque, adquiriendo el paraje una espectacular belleza cromática. 



En invierno el blanco lo cubre todo en las alturas, espacios en el que podremos conocer la estación de esquí nórdico de la Valferrera y el refugio del Gall Fer (Urogallo), animal al que dedicamos la nota final de este post.


El bosque de Virós guarda en su interior las huellas de la explotación humana de sus recursos. Las montañas aportaron el preciado hierro al menos desde principios de nuestra era con la presencia romana. Sus árboles, entre otros derivados, aportarían el carbón necesario para alimentar los hornos de fundición. El acero de la Vall Ferrera alcanzaría el nivel más alto de cualidad en Europa, siendo su producción la que abastecería Cataluña, Aragón y las américas durante los siglos XVIII y XIX.


A mitad del siglo XIX la Vallferrera contaba con 5 forjas produciendo 360 toneladas anuales de hierro, en las que trabajaban más de 600 personas.


A pesar de mostrarse hoy como un protegido bosque salvaje bien cuidado, en la primera mitad del siglo pasado el escritor Josep María Segarra lo definió como “un rincón dejado de la mano de Dios”, creo que eso fue más una suerte que una desgracia, permitiendo una frondosa regeneración natural del bosque. Lo que mejoraría con una buena atención humana durante estas tres últimas décadas.


Será difícil encontrar un pino o un abeto anterior a 1870, pero en la actualidad su masa forestal ha recuperado la mayor parte de su salvaje frondosidad arbustiva, ocultando en su interior el testimonio silencioso de aquellos tiempos: minas, carboneras, hornos, forjas...

Ha tenido gran importancia para su conservación y protección el pertenecer a la reserva Natural del Parque del Alto Pirineodestacando sus campañas de repoblación de la arbolada perdida  o en recesión: cerezos silvestres, sorbus aria, arces blancos, encinas, robles... Una variada flora por la que se mueve con total libertad su también variada y protegida fauna.    


Descubrireis en el interior del bosque testimonios de la vida agropecuaria, antiguas bordas, unas restauradas y otras caídas, espacios de altos prados ocupados en el medievo por pueblos hoy desaparecidos, permaneciendo en pie sus humildes y restauradas ermitas románicas. También se guardan las huellas de la actividad minera y metalúrgica que el bosque se produjo hasta mediados del siglo XIX, se desconoce su origen, pero en su interior se encontró en 2022  el único horno romano conservado hasta entonces en los Pirineos.



Una vez que llegamos a Araós, hacia el final del pueblo descubriréis un cruce a la derecha en dirección a las “Bordes de Virós”. Rodaremos por calzada asfaltada durante casi tres kilómetros, hasta encontrar un cruce, el de la izquierda nos conduce hacia las Bordes Buiro y el de la derecha a las de Virós. Hacia éstas nos dirigimos.



Bordes de Virós


El lugar de Virós es mencionado por primera vez como parroquia del Valle de Tírvia en la acta de consagración de la Catedral de la “Seu d’Urgell”.


En 1083 y 1126 aparece documentado el alodio de Virós, siendo mencionado como pueblo a mediados del siglo XIII. Dos siglos después sería abandonado, reduciéndose el lugar a prados de cultivos, bordas y corrales de vecinos de Araós.



Salpicado por bordas, algunas muy bien conservadas, junto con otras en el que tan solo quedaba en pie parte de alguna pared. 


Este amplio y alto llano sería utilizado para el cultivo y la ganadería desde finales del alto medievo. Hoy es un lugar de descanso, preparado para el pic-nic y la puerta de entrada para recorrer este encantador bosque.



El lugar está habilitado no tan solo para el aparcamiento, sino también para el almuerzo. Cuenta con una fuente unida a una gran parrilla con chimenea, para poder disfrutar de una barbacoa; a su lado se sitúa una mesa que nos posibilita comer sentados, al menos los primeros que la ocupen.



Al noroeste de la zona, a unos cien metros, encontraremos la ermita de Sant Lliser o Lleïr (San Lliser en castellano)


No se sabe que advocación tenía, ya que según parece Sant Lliser de Virós hace referencia a un santo local, párroco de la iglesia de AraósSu abandono se le supone asociado al del pueblo de Virós. 

En 1985 fue restaurada por la Asociación del Patrimonio de la Vall Ferrera.


La sencilla y rústica estructura del edificio es de una sola nave rectangular sin ábside, con una aspillera rectangular de un solo derrame en cada pared (2 tapiadas). 


No se han encontrado argumentos para su datación, tan solo la puerta, que se presenta transformada o mal restaurada, muestras signos prerrománicos, con un posible arco de herradura, que la podría situar entre los siglos IX y X. El espigado de piedra pizarrosa adovelando el arco, queda en gran parte oculto por el enlucido de cal.


En el resto del edificio se utilizó el barro como aglutinante de la mampostería. La puerta se sitúa desplazada a la derecha de la fachada, con dos grandes rocas a su lado canalizando a modo de pedestales la entrada. 



En 1985 se reconstruyó la cubierta a dos agua revestida de pizarra, el envigado de madera interior y la gran espadaña de un solo ojo, situada en el centro de la fachada de entrada. Me pareció desproporcionada, dado el tamaño de las campanas que estas pequeñas ermitas dispusieron


El suelo está formado por espigadas y pulidas losas rectangulares desbastadas de piedra pizarrosa. La acompaña un moderno altar de piedra pizarrosa con mortero de cal, cubierto por una losa de mármol.



Desde las Bordas de Virós se inician diferentes circuitos circunvalatorios de senderismo. En verano por pista forestal se puede acceder en utilitario (en invierno solo con 4x4) a los tres puntos más interesantes del Bosque (recordar verificar el estado del camino de montaña y no transitar sin rueda de recambio), desde los que surgen sugerentes rutas de senderismo que intentaré enunciar desde cada lugar, al menos las más conocidas.


De todas formas recuerdo que el centro de información del parque Natural en Llavorsí, os ampliará con creces la información sobre posibilidades, rutas y material necesario en función de la época del año y vuestros intereses.



Rutas de senderismo desde las Bordas de Virós


Circuito Buiro: Virós-Buiro-Santes Creus-Mirador de les Fargues-Virós. 2 h. dificultad baja.


Circuito de la Fageda: Virós-Avet del capellà-Refugi Gall Fer-Buiro-Santes Creus-Mirador de les Fargues-Virós. 4 h. Recorrido de dificultad media. 


Circuito Serra d’Erta. Virós-Mirador del Farro-Refugi Gall Fer-Pla de Buiro-Santes Creus-Mirador de les Fargues-Virós. 7 h. Dificultad media-Alta.



Hacia la vertiente oriental, paralelos y sobre el Noguera Vallferrera, nos dirigiremos al Pla de Buiro por el interior del bosque, del que disfrutaremos de su encantadora belleza, confluyendo flora, piedra y agua, o el inesperado y puntual encuentro con su fauna. Algo imposible de vivir si hacéis el recorrido en coche.



En 40 minutos caminando por senderos o en diez en coche por la pista forestal, recorriendo unos tres kilómetros, llegaremos al “Pla de Buiro”(Llano de Buiro).


EL PLA DE BUIRO


En esta alta planicie, a 1.380 metros d'altitud bajo la vertiente meridional del pico de Buiro, nació un pequeño poblado a principios del bajo medievo y a su fin sería abandonado, convirtiéndose en un grupo de bordas de vecinos de Ainet de Besan, manteniendo actividad agropecuaria hasta mediados del siglo XX.



Alrededor de la planicie podréis encontrar los restos de antiguas bordas, trozos de muros que pertenecieron al pueblo medieval.


Paseando entre las bordas observamos ganado en su interior, descubriendo que alguna se seguía utilizando.


Santuario de Sta. María de Buiro o Santes Creus


Ascendiendo trescientos metros por un sendero hacia el norte, en unos diez minutos encontraremos en medio del bosque este sencillo y restaurado templo románico.



Posiblemente fue la iglesia parroquial del antiguo pueblo de Buiro, dedicada en un principio a Santa María. Se piensa que se levantó en el siglo XII, sobre un templo prerrománico del siglo IX, pero las continuas reformas imposibilitan identificar con certeza estas fechas.

No existen referencias escritas del templo hasta 1904, siendo entonces capilla de Sant Julià d’Ainet de Besan.


Es una pequeña ermita de una sola nave rectangular, con restaurada cubierta a dos aguas de pizarra.


Carece de ábside y espadaña, disponiendo de una humilde puerta en la fachada meridional y en la fachada occidental se abre un ojo de buey dovelado; debajo, desplazada a la derecha, se abre una ventana cuadrada con dintel.


Su interior, abierto de forma permanente, a diferencia de la ermita de Virós se muestra limpio y activo, guarda un humilde altar bien guarnecido sobre un suelo de losas pizarrosas y bajo un moderno envigado. Alrededor de las paredes hay el antiguo bancal de piedra. Un lugar apropiado para descansar, meditar o resguardarse de la lluvia si hace acto de presencia.



De esta ermita proviene una talla de madera románica de Cristo crucificado, que da nombre a la iglesia, conocida popularmente como Sant Creuet o la Majestad de Buiro.


También supe que preside el altar en las congregaciones una talla gótica de la Virgen del Roser.


La custodia de este patrimonio artístico la ejercen de forma rotativa y particular los vecinos de Ainet de Besán


La razón de tal práctica, no tan solo es para garantizar su seguridad frente a posibles saqueadores, sino también evita que los monjes, intentando bajo la excusa de conservar lo mejor posible las tallas originales, la donasen al museo diocesano y celebrasen el culto con una copia. El pueblo ha decidido que ninguna réplica las puede remplazar.




Desde el santuario continúa una ruta circular andando que vuelve a finalizar en el Pla de Buiro, que en poco más de hora y media descubriremos en sus bosques el testimonio de la acción humana: minas, carboneras, hornos, fraguas…


Para volver al llano de Virós, nos dirigiremos hacia el oeste por un alto sendero situado al norte. A poco más de un kilómetro podremos parar en el mirador de las Fargues, que junto a las  espectaculares vistas del valle, se pueden observar algunas fraguas. Dos kilómetros después, paseando por un precioso sendero, llegaremos a las Bordes de Virós.


Os dejo aquí la propuesta familiar y circular de Rutes Pirineus, 6 km que en menos de dos horas podéis recorrer, con un desnivel positivo de 185 m. y una dificultad técnica baja. 



Si queremos trazar una ruta más larga, otra de las populares posibilidades en coche o andando es ascender hacia el sur, alcanzando las altas alturas del Bosque de Virós. El primer objetivo será llegar hasta el Refugio del Gall Fer (Urogallo).


Refugio del “Gall Fer”


Situado a 1.770 metros de altitud, dispone de treinta plazas en literas corridas con colchones y mantas, aseo con ducha y calefacción por estufa de leña. Hay servicio de comidas, con un buen menú en el que destaca su arroz de montaña y que a 18€ incluyendo las bebidas, está valorado por los usuarios de notable.


El refugio, que cuenta con emisora de radio y teléfono, es el centro de acogida de la estación de esquí nórdico Virós-Vallferrera en invierno, disponiendo de 10 Km de pista por un espectacular bosque. La estación dispone de alquiler de material y de servicio de monitores para la iniciación y el perfeccionamiento.


También destacan las rutas de senderismo con raquetas, paseos en moto de nieve, paseos en trineo conducidos por perros o incluso podremos aprender a construir un iglú.


Durante el verano continúan ofertando múltiples actividades, para disfrutar de este extraordinario entorno.



Senderismo: La Costa dels Meners


Uno de los circuitos más concurridos en verano desde el refugio del Gall Fer, es la Costa dels Meners. 


Ruta circular de 4,3 km de longitud y 1:30 hora de marcha, por la que nos adentraremos a la parte alta del bosque, lugar en el que el rebeco puede admirarte desde los riscos o cruzarse nervioso por delante nuestro, o encontrarnos con sigilo y mucha suerte con el urogallo; pero lo que seguro que encontraremos, y para ello os sugiero el poder hacer la ruta con guía, el descubrir las actividades relacionadas con la explotación del hierro y las huellas en el paisaje desde la época romana hasta la actualidad. 


En el mirador de Meners podréis refrescaros frente al impresionante paisaje.

Os dejo aquí una propuesta de Wikiloc


Desde el refugio, continuando por la pista forestal hacia el noroeste, regresaremos en 4x4  a las Bordas de Virós en unos veinte minutos.


Andando, pasando por el Avet del Capellà (Abeto del capellán), necesitaréis poco menos de dos horas para llegar a las bordas de Virós.


El mirador del pico del Farro (del que hablaremos también desde Tírvia) es uno de los puntos elevados más interesantes del bosque de Virós, un espectacular balcón panorámico guardando testimonios históricos del frente republicano, trincheras y en las cercanías un amplio campamento militar.


En Wikiloc proponen un precioso circuito circular de 14 Km, con 635 m de desnivel positivo, dificultad técnica fácil y necesitando unas cuatro horas de marcha para recorrer gran parte del bosque de Virós: las bordas, el pico del Farro, refugio del Gall Fer, ermita de Santes Creus…



Desde las Bordas de Virós se puede acceder por una pista forestal a Tírvia, pero por lo que nos señalaron, nuestro coche podría tener problemas, decidiendo ascender por asfalto hacia Araòs y desde allí incorporarnos a la carretera comarcal en dirección a Llavorsí, a pocos kilómetros encontraremos el desvío a la izquierda hacia Tírvia, nuestro próximo destino (Ruta 7 -II-)



*     *     *     *    


El  UROGALLO 


El urogallo común (Tetrao urogallos) es una ave galliforme, llamado también el “gallo de los bosques” y en catalán: Gall Fer. 


Esta gran ave, de las pocas supervivientes de la era glacial, es el animal protegido más emblemático de los Bosques de Viròs. Os será difícil verlo, ya que evitan nuestra proximidad en silencioso tránsito por el espeso sotobosque, pero de marzo a principios de mayo, época de apareamiento, posiblemente escuchéis su potente reclamo sonoro, momento que los convierte en vulnerables frente a los atentos depredadores, siendo el hombre históricamente uno de ellos.


En el estado español desde 1979 se prohibió la caza y en 1986 se le cataloga como especie protegida en peligro de extinción. En la península tan solo en Cantabria y en los Pirineos subsisten hoy dos subespecies. Pero por ahora no se ha podido detener su declive. 


Gall Fer (Urogallo). Wiquipedia. Foto:Nudelbraut.


Por lo que ATENCIÓN: no os acerquéis si escucháis su sonoro pavo, lo podéis interrumpir  y es esencial para el apareamiento.


Tras el apareamiento las hembras depositan entre 6 y 8 huevos, incubándolos durante 26 días. Por desgracia les será difícil mantener huevos y crías a salvo de los depredadores.

Os dejo el enlace con la wikipedia, en el que podréis escuchar el sonido del macho y de la hembra.


Los urogallos machos son más grandes y corpulentos que las hembras, llegando a pesar entre 3’3 y 6’7 Kg. y pueden medir entre 74 y 115 cm. Su plumaje es gris/pardo oscuro con el vientre azul verdoso con reflejos metálicos. Su larga cola en el celo la desplegará en abanico. Tienen plumas bajo el pico a modo de barba. Sobre los ojos destacan sus tubérculos rojos.


Las hembras lucen plumaje pardo con jaspeado en negro y el vientre amarillento, pesan en 1,5 y 2,5 Kg, con una altura entre 54 y 65 cm.


En ambos casos las patas, con dedos cortos y anchos, las tienen protegidas del frío con espeso plumaje.


La alimentación es variada en las cuatro estaciones, así las hojas de acebo y los tallos verdes de los arándonos serán los preferidos en invierno, en primavera priman las proteínas y fibras recolectando brotes de distintas plantas. En verano bayas, moras, frambuesas y arándonos. En otoño serán las bellotas y frutos serbales.

Los polluelos hasta los tres meses se alimentan de insectos, desde hormigas a escarabajos.



                                                       *     *     *     *     *


20 abril 2022

RUTA 7 (II) . TÍRVIA. Verge del Roser de Forques. Mare de Déu de la Pietat. Sant Feliu. S. Joan Bautista.

En este post, segundo capítulo de la ruta 7, lo dedicamos por completo a Tírvia. 

Desde el Bosque de Virós se puede llegar a Tírvia por un pista rural. Pero en nuestro caso era demasiado bajo el coche para arriesgarnos, según nos informaron, por algunos tramos, por lo que regresamos por Araós, incorporándonos a la comarcal L-510. 

A pocos kilómetros encontramos un desvío a la izquierda, por el que nos situamos sobre la carretera de Tírvia. Accediendo podréis observar un helipuertoatento vigilante del fuego y del rescate.

Transitando por la pista forestal desde las Bordas de Virós a un kilómetro de Tírvia, un indicado sendero hacia el norte nos conduce en veinte minutos a caminando a la capilla de la Virgen del Rosal (Roser en catalán) de Forques. 

Cerca del templo hay una área de Picnic, pasadas las ruinas del abandonado pueblo de Forques se puede ascender al espectacular Mirador del Roser.




Capilla de la Virgen del “Roser de Forques


Según parece pudo ser la iglesia del antiguo pueblo de Forques. Al noroeste del templo se encuentran los fundamentos de esta aldea desparecida a finales de la baja Edad Media.


La leyenda, muy común en las apariciones Marianas, cuenta que un pastor guardaba las ovejas en el lugar llamado “el Roser” (el rosal), allí apareció una talla de la Virgen. Contento la guardó para llevarla frente a las autoridades religiosas, pero al intentar hacerlo después del trabajo, descubrió asombrado que la figura había desaparecido.


Repitiéndose tales circunstancias varias veces, se entendió que la imagen quería quedarse en el “Roser”. Por ello levantaron aquí una ermita para venerarla, adquiriendo en todo el valle gran devoción.


Sin pretender cuestionar la leyenda situada en el Bajo medievo ( s. XI/XII) se cree que los fundamentos de un primer templo son anteriores, pudiéndose remontar al siglo IX, por lo que quizás se produjo una primera remodelación, modificando la advocación a la que estaba dedicada hasta entonces y adquiriendo la corona la “Verge del Roser”. Pero todo esto son puras especulaciones.


No aclaré lo del nombre, dado que es normal traducir “Roser” por rosario en castellano, pero en este caso parece hacer referencia a la planta. Tampoco aclaré lo de la Virgen de Buiro, llamada también Ntra. Señora del Roser.


El humilde templo mencionado por primera vez en 1627, hoy presenta un estilo constructivo ecléctico, fruto de las múltiples reformas que durante siglos mantuvo. La última está documentada en el siglo XVIII


Pero para colmo, la proximidad de Tírvia, población bombardeada intensamente durante la guerra civil, le provocó cuantiosos daños, teniendo que ser reconstruida casi en su totalidad. Utilizaron ladrillo y piedra con mortero de cemento, encalándola seguidamente.


Careciendo de campanario u otros signos identificativos religiosos, ofrece la impresión de ser más un refugio de montaña que un templo.


Templo de la virgen del Roser de Forques. Inventari patrimoni arquitectónic. Foto: Fortià Arquitectes.

 

Es un edificio de una sola nave de planta rectangular adaptada al perfil rocoso, la pared noroeste está unida a la roca. La cubierta de pizarra sobre un envigado de madera está apoyada sobre la cima rocosa, disponiendo de un solo bajante


Cuenta con un pequeño ábside ligeramente curvo; su interior lo ocupa por completo el guarnecido altar mayor, en el que destaca la imagen de la Virgen del Roser.


La puerta de acceso en forma de T con dintel de madera, al estar enrejada permite ver bien su interior. Sorprende observar el precioso pavimento compuesto por pequeños cantos rodados, en su centro se dibuja una estrella de doce puntas con tres círculos de espigas, todo en el interior de un cuadrado también enmarcado por una línea de espigas.



Aunque hay buena iluminación  y el mosaico es visible en 2/3 partes del suelo, os dejo una excelente ilustración de Miriam Colillas, que os puede ayudar a descubrirlo.


En su interior se encuentra un banco de piedra a lo largo de la pared adherida a la roca. 


La importancia del humilde templo en relación a Tírvia es manifiesta. Una de las relaciones especiales con la Virgen del Roser fueron las comunales plegarias para que lloviera en los años de sequía. 


Es posible que os extrañe que en estos parajes la falta de agua fuera un problema, pero hay que pensar que los campos en la alta montaña dependían de la lluvia directamente, disponiendo de un periodo corto de producción agrícola, dado que 1/3 del año los altos campos los cubría la nieve.


Su torrencialidad y granizo era un grave problema, pero su imprevista ausencia un total desastre, pudiendo derivarse en un año de hambruna de animales y humanos.


No se sabe el año de su comienzo, pero hasta mediados del siglo pasado se realizó una romería (aplec), en la que los vecinos de Tírvia ascendían hasta la capilla con la imagen de la Virgen, bajándola previamente al pueblo para hacer una misa en su honor. 

Desde allí se trasladarían al Bosque de Virós, realizando un hermanado almuerzo. No supe el año, ni las causas por las que se dejó de hacer.


Se cuenta también que en las desaparecidas “falles” de Tírvia, descendían las antorchas desde la ermita hasta Tírvia en la noche de San Juan.


En la actualidad, de todas las antiguas tradiciones, tan solo se realiza el Viernes Santo la concurrida procesión “dels armats” (de los armados).


TÍRVIA


Tírvia es el municipio de montaña más pequeño del Pallars Sobirà, situado en el plano alargado de una alta colina al pie de un profundo barranco en su costa meridional, domina la confluencia de tres valles: el valle de Cardós, la Vall Ferrera y la Coma de Burg, condición que le otorgó nombre y relevancia a la villa. 


Según Joan Coromines su etimología es latina y quiere decir: cruce de tres caminos.


En la actualidad tan solo cuenta adjuntos dos caseríos con muy poca población: Terveu (6 hab.) y La Bana (12 hab.) en 2023.


Mapa de Tírvia. ICGC.


Historia

La historia de Tírvia medieval es quizás la más documentada del Pallars Sobirà a partir del siglo XIII, lo que indica su gran importancia.


En el siglo X, siendo considerado como “alou” de los condes de Pallars, estos se lo otorgarían con el mismo título territorial al monasterio de Gerri


A principios del siglo XIII figura Guillem de Bellera dueño de Tírviasiendo el constructor del desaparecido Castillo (1225).


Le otorgó carta de franquesa al pueblo; un privilegio de origen carolingio que eximía a sus residentes de algunos impuestos feudales, motivando la repoblación y el comercio, en algunos casos se otorgó para evitar el despoblarse, pero no era éste el caso.


A finales del siglo XIII la Coma de Burg pasaría a los dominios de Roger Bernat III de Foix y vizconde de Castellbò. Desarrollándose la principal vía de comunicación y el comercio entre el “Alt Urgell” y Occitania. Tirvia y Ferrera se convertirían en enclaves importantes de este tránsito.


Se cuenta que hasta este siglo convivieron por estas tierras en perfecta armonía: cristianos, cátaros, templarios, judíos e hispanomusulmanes, pero a principios del siglo XIV se produce la persecución y el exterminio de los cátaros, siendo Tírvia el escenario de la captura del último “Perfecto” de los llamados “Bons Homes” (Buenos Hombres), al que dedicamos la nota final de este post. 


En el siglo XV el vizcondado de Castellbò se dividiría en cinco partes (“quarters”), una correspondería a Tírvia. 

Abarcaba los pueblos de Mallolís, Romadriu, Castellarnau, Serret, Colomers, Sant Joan de L’Erm vell (hoy todos abandonados o en proceso), la coma de Burg y la Vall Ferrera.


A finales del mismo siglo todos los dominios pasarían al conde de Foix, siendo entonces rey de Navarra. Duró poco, ya que en 1512  Ferran II de Aragón anexionó Navarra a la corona, otorgando este territorio al señorío de Germana de Foix, su segunda mujer dos años después de la muerte de Isabel la Católica.


Tírvia sería nombrada Villa Real, contando en 1553 con tres fuegos eclesiásticos, 1 militar y 28 laicos, reuniendo 160 habitantes. Era la villa más poblada de toda la subcomarca al finalizar la Edad Media.


Me pareció curioso su antiguo escudo, sin encontrar lugar que me lo explicara. Está formado por una luna cuarto creciente rodeada por 24 estrellas de plata de seis puntas.


En 1775 convivirán 250 habitantes, alcanzando su máximo poblacional en 1857 con 465 vecinos. En 1877 reunirá 448 almas.


Se cultivaba trigo, centeno, cebada, patatas, legumbres, hortalizas, hierba y disponían de muchos pastos, en los que se criaban vacas y cabras. Contaban con una buena caza de perdices, liebres, aves de paso y truchas.


Alcanzaría su máxima población a mediados del siglo XIX, reuniendo a 460 habitantes.


A partir de entonces su evolución demográfica no dejará de descender, en 1900 figuran 405 habitantes, en 1920 serán 348 vecinos y en 1940 ya tan solo son 162 almas. En las dos décadas siguientes hay un pequeño ascenso alcanzando en 1960 los 219 habitantes, pero en dos décadas decrecerá hasta su mínimo de población en 1981, reuniendo 91 censados.


Se incorporó a este siglo con 122 habitantes. Hay un pequeño crecimiento hasta 2010 conviviendo 159 vecinos, pero vuelven a retroceder a partir de entonces, agrupando 144 almas en 2023.

Festividades 


Procesión de los armats” de Viernes Santo.

La Fiesta Mayor es el 1 de Agosto.

Feria ganadera de Otoño, tercer fin de semana de Octubre


    


La primera vez que te incorporas a Tírvia se presenta decepcionante, almacenando tanta historia, te encuentras con una edificación moderna sin personalidad comunal.


No niego que individualmente algunas mantienen una original y bella arquitectura, presumiendo casi todas con orgullo de fragancia floral.



La razón es que su privilegiada situación estratégica, comunicativa y comercial, tan valorada en el medievo, continuó siéndolo a lo largo de su historia, por lo que también sería lugar de crudos enfrentamientos: La guerra “dels segadors”, la guerra de independencia, guerras carlistas....



Pero no sería hasta la última contienda, cuando el legado en piedra fue destruido por completo desde los aires. Si os fijáis paseando por el pueblo, observaréis aún testimonio de ello.


Fue integralmente restaurada en 1943 dentro del programa de restauración de zonas desbastadas  por la Guerra Civil, pero se mostró poco respetuosa con la tradicional arquitectura en piedra hasta entonces mantenida.


Dejamos el coche en la parte noreste, lugar por el te incorporas al pueblo. A pocos metros al este se sitúa la nueva ermita de San Juan Bautista, copia de una más antigua situada a unos 50 metros, de la que aún se pueden observar restos de sus fundamentos.


Sant Joan Bautista “Nova” (Nueva)


Es un pequeño templo de una sola nave con una ábside ligeramente curvada, con bóveda de cañón y tejado a dos aguas de pizarra, alzándose en su vértice frontal una espadaña de un ojo con arco de medio punto. La entrada de luz se sitúa en las fachadas laterales con una ventana, estando respectivamente orientadas a la salida y hacia el declive del Sol.



Delante del lugar que aparcamos, se abría cerca un amplio espacio a modo de plaza, guardando en su centro una fuente de piedra, protegida por un interesante techo de madera a dos aguas, soportado por tres columnas de madera sobre pedestales de piedra sin desbastar. En el vértice superior hay una talla en madera de la cabeza de un ciervo. 



Estaban los bancos ocupados por vecinos del lugar, mientras que un grupo de muchachos jugaban a “corre que te pillo” y tres niñas de distintas edades hablaban sentadas en el suelo. Unos cien metros después hay un parque infantil, en el que también encontraríamos población joven utilizando las instalaciones.


Lo explico para observar que Tírvia, mucho más tranquila que Llavorsí, a diez minutos de ella y en una ubicación idílica, es un lugar muy apreciado por el turismo familiar. También cuenta la Villa con una Casa de Colonias de reputada referencia.


Al lado de la plaza se ubica el único restaurante de la Villa. Nos incorporamos por su lado, bajo la entrada cubierta de la única calle, en la que aún se puede saborear añejas construcciones con protegidos pasadizos porticados bajo las casas. Preciosos rincones de desgastada madera y vetusta piedra oscura.



En una especie de plaza en la que finaliza la calle Mayor, se muestran un conjunto de casas porticadas a la izquierda.

Antes, a la derecha, está el considerado por algunos mejor horno de pan de la comarca, no sé si es el mejor, pero es indiscutible la calidad de su horneado a la leña.



Ascendiendo por la cubierta calle de la izquierda, se llega a la vertiente alta meridional, en la que las casas aprovechan los límites del pueblo al borde del barranco.


Es espectacular el paisaje, te sientes cerca de las nubes, acompañado por altos picos, faldas con frondosos bosques, con amplias zonas de pastos cerca de los valles horadados por inclinados torrentes…



Regresamos hacia el este siguiendo la silueta del risco, hasta llegar al antiguo cementerio.


Mare de Déu de la Pietat de Tírvia


Al traspasar la puerta de hierro del cementerio, siempre abierta, a pocos metros encontraréis la base de la picota en la que la inquisición condenó a las familias cátaras.


En un lateral del campo santo se levanta la ermita, por su planta se supone construida alrededor del siglo IX.



Se nos presentó difícil el apreciar este pequeño templo de una sola nave y tejado a dos aguas, dado que lo cubría una manta verde que desde un lateral se extendía hasta tapar por completo la espadaña, situada en el centro de la fachada por encima de la puerta con arco de medio punto dovelada. Entre ellos se abre un óculo, también estaba parcialmente cegado por la naturaleza.


Se sabe que el templo cumplió funciones parroquiales, al encontrarse estelas funerarias discoidales en un foso anexo a éste.


A finales del siglo pasado fue restaurada, otorgándole tan solo funciones museísticas. En su interior se puede admirar una de las mejores colecciones de estelas discoidales medievales (laudas), relacionadas algunas con cátaros y templarios, datándolas entre los siglos XII y XIII.


Una de las claras vinculaciones con la cultura cátara, se manifiesta en aquellas en las que aparecen los mal llamados “cristos” bogomilos, una comunidad herética de vida rigurosamente ascética del siglo X en Tracia, que influyó de forma determinante en los cátaros, considerándoles ser los primeros gnósticos transmisores de paz y felicidad a la humanidad creyente.


Muchas laudas muestran decoraciones en las dos caras, en algunas se alude a la profesión del muerto, junto a otras con el nombre e invocaciones.

La primera fue encontrada por casualidad arando el huerto, representa a la Virgen María en estado de gestación, observándose el niño en su vientre.



Salimos del cementerio después de la interesante visita, regresando a la plaza fuente, para volver a ascender hacia el oeste, ahora siguiendo la calle de la Colonia.



Llegamos al ayuntamiento, un edificio moderno con cierta gracia, que la amplifica conteniendo a su lado el alto campanario de la iglesia de Sant Feliu.









                      Sant Feliu (San Félix) de Tírvia


La iglesia está dedicada a este mártir gerundense del siglo III, uno de los santos más venerados en la Alta Edad Media (sig. V-X) por las comunidades visigodas.



Realizando las obras de restauración se derrumbó definitivamente en 1941. Por lo que se levantó una nueva con estilo neorrománico. Construida con ladrillo y mortero de cemento. Se refuerzan con piedra los ángulos, arquerías y portalón.


El templo es de planta rectangular con tejado a dos aguas cubierto de pizarra, con un portal de medio punto con seis arcos radiales, adovelados en hojas de libro y en degradación. Encima se alza un rosetón también dovelado.



El ábside está decorado en el exterior con arcos ciegos y lesenas dobles.


El campanario está dividido en cuatro cuerpos por frisos de arcos ciegos, muestra en las tres primeras plantas rectas y estrechas aspilleras, en la cuarta planta se establece el campanario con ventanas de medio punto de doble derrame con columna central, soportada por un capitel trapezoidal, en los que descansan los arcos.



El amplio interior con capillas laterales está presidido por un retablo neoclásico realizado en 1946, intentando compensar, sin conseguirlo, los destruidos retablos barrocos.


Se conserva una copia de la única imagen rescatada: La Mare de Déu del Remei de Sort, el original se expone en el Museo Diocesano de la “Seu d’Urgell”. 


Después de volver a pasear por el borde meridional, ahora desde la parte occidental del pueblo, disfrutaremos de la amplia visión de Montesclado y el torrente de la Glorieta.



Continuamos paseando hacia el final del alargado pueblo, en el que se concentran dispersas construcciones modernas de finales del siglo pasado, entre ellas el colegio de primaria. Retomamos el camino de vuelta, en el que lo más hermoso seguía siendo el paisaje que nos acompañaba. 



Nos incorporamos por la calle mayor, volviendo a encontrarnos frente a la calle porticada y el horno de pan. Desde allí, siendo las 13:25 h., nos dirigimos sin paradas hacia el restaurante.


Servicios turísticos


La valoración media del usuario es de Google, en base 10.


Al lado de la plaza se ubica el reconocido Hostal Nadalet. Tiene dos estrellas y una valoración por los usuarios de 9, en la que se destaca su desayuno y media pensión.

El restaurante, mejorando su valoración está abierto al público, cuenta con un menú a 20 € (2022) en el que se destaca su calidad y abundancia. 

Dada su popularidad y ser el único restaurante de la subcomarca de Tírvia, hace imposible 

encontrar mesa sin reserva previa.

En nuestro caso la hicimos el día anterior y tan solo encontramos mesa para las 13:30 o para 14:45. Elegimos a primera hora, teniendo la suerte de probar su exquisito estofado de jabalí. El hostal/restaurante dispone también de bar-terraza a pie de calle.


Casas/Apartamentos rurales


Casa rural de Comella, casa rural totalmente equipada para un máximo de 6 personas en 3=habitaciones, tiene una valoración de 9,2. Los usuarios destacan los espléndidos desayunos incluidos en el precio y las maravillosas vistas que dispone. 


El crecimiento de las ofertas de alojamiento rurales se duplicó en 2023, por lo que no dispongo de valoración válida dado los pocos usuarios que lo hicieron. 


También aparecen los Apartamentos Comella, por lo que creo que han ampliado la oferta ya que en su publicidad ofertan estancia para un máximo de 15 personas, lo,que no sé si del conjunto de las dos casas o solo la última.


Xalet B&B L’Heure. Cuenta con 4 habitaciones, dos comunicadas, todas con cuarto de baño. Sala de estar, calefacción y comedor. Ofrece un excelente desayuno y aunque no cuenta con cocina a disposición del cliente, dispone de microondas y frigorífico.


Apartamento La Moixoneta. Tan solo dispongo de este enlace (2023) con muy poca información.


Senderismo desde Tírvia


Mirador del Farro


Por el mismo camino forestal por el que se accede a la ermirta del Roser, si continuamos cinco minutos más, llegaremos a una curva en la que podemos dejar el coche y ascender en unos 15 minutos al Mirador del Farro.


Desde el privilegiado balcón obtendremos una espectacular  panorámica de la Vall Ferrera y el Bosque de Viròs, también encontraremos testimonios de la guerra civil, con trincheras y a poca distancia el lugar que ocupó el campamento republicano.


Desde Tírvia andando necesitaréis unos 40 minutos.



Desde aquí podéis seguir el itinerario hasta el Refugio del “Gall Fer” o bajar hacia el sur a las Bordas y lago de Burg


Os propongo esta ruta de Wikiloc, circular, de unas tres horas y media, de dificultad moderada de Tírvia al Gall Fer



 Tírvia-La Coma de Burg-Barranco de la Glorieta


Una de las rutas de senderismo más interesantes es la que por  añejas sendas visita todos los pueblos de la Coma de Burg y el barranco del río GlorietaRecorrido que iniciaríamos seguidamente, pero en nuestro caso lo haremos en coche.


Si os animáis a hacerlo, aquí os dejo el enlace de una buena propuesta de Wikiloc.



El camino de los “Bons Homes”


Es un itinerario circular por los Pirineos que se realiza en diferentes etapas, se necesitan entre 10 y 12 días para hacer el recorrido completo, con seis puntos diferentes de Cataluña o Francia de inicio y final de la travesía.


El trayecto original entre Berga y Foix, en el que cruzaremos el Parque Natural del Cadí Moixeró (GR-107), se amplió desde hace unos años por el camino recorrido por el último cátaro: Guillem Bélibaste, (personaje al que dedicamos la nota final del post), pasando por las comarcas del Alt Urgell y el Pallars Sobirà cruzaremos el Parque Natural de l’Alt Pirineu hacia Francia.


Este blog contiene la información completa sobre esta espectacular y memorial ruta.


Carrera de montaña “La Ribalera”


Saliendo de Tírvia la gran maratón recorre 42 Km y un desnivel acumulado de 3 Km pasando por los municipios de Burg, Farrera y Os de Civís, asciende a cuatro picos: El Farro (1653 m), Mániga (2515 m) Covil (2588 m) y Salòria (2789 m).


La media Maratón de 22’7 Km y 1533 de desnivel llega hasta el coll de la Mániga.


La maratón popular de 13 Km. y 713m de desnivel positivo, con el itinerario de Tírvia-Bordes de la Coma-Farrera-Tírvia.

























Después del almuerzo, nuestro destino era la coma de Burg (Ruta 7 -III-), para visitar los pueblos de Burg, Ferrera y Alendo.



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El camino del último cátaro


Desde el siglo X hasta el siglo XIV se extendió por la Occitánia el catarismo, siendo el siglo XII y XIII el momento de su mayor apogeo territorial, cultural y económico, con una gran influencia en las personas cultas y nobles de Occitánia. La religión Cátara sería considerada herética por la iglesia católica, dado que estaba vinculada a corrientes gnósticas y dualistas propias del cristianismo primitivo.


Los llamados a sí mismos Bons Homes” (Buenos Hombres), mantenían una estricta moral, rechazaban la riqueza, el Antiguo Testamento, denunciaban el corrompido poder de la Iglesia católica y el sistema feudal impositivo que estaba exigiendo su aliada nobleza francesa.


Su éxito representaba una seria amenaza a la influencia romana, promulgándose por el Papa la cruzada albigense, al situar el foco inicial de la contienda en Albi.

Su fe se fue extendiendo, a la vez que la riqueza de los condes de Tolosa llegaría a superar las del propio rey de Francia, siendo por ello objeto de sus ambiciones.


La alianza del rey de Francia y el Papado, sería la excusa perfecta para la expansión francesa hacia el sur, viendo su nobleza la posible restitución del imperio romano-carolingio.


La sangrienta cruzada comportará la persecución y exterminio de los creyentes cátaros, dirigida por la temida inquisición


La derrota de Muret (1213), en la que murió Pere II de Aragón, significó el principio del fin del catarismo y la ocupación francesa del incipiente estado catalán de Occitánia.


La resistencia heroica del castillo de Montsegur, en el que en 1244  centenares de personas prefirieron morir quemadas antes de renunciar a su fe; determinó el éxodo de cientos de familias hacia tierras catalanas, en el que serían amparados por varios condes.


Estas casas nobiliarias señalan los lugares en el que se establecieron los cátaros: los señores de Bretós (Berga), de Pinós (Bagà y Gósol), de Josafat (Josa de Cadí) y la familia Castellbò (Castellbó) 


Guilhelm Bélibaste (1280-1321), sería el último prefecto o sumo sacerdote del catarismo occitano. Nació en Cubières (Llenguadoc), se uniría al catarismo a principios del siglo XIV en su forzoso declive, al ser perseguidos y quemados en la hoguera si no renunciaban a su fe.


La inquisición estaba centrada en esos momentos en erradicar cualquier intento de renacer del catarismo, anclado ahora en territorio catalán.


Entre los principales defensores de la causa cátara serán los hermanos Guillem y Pere Authier, relacionados con el vizcondado de Castellbó, del que por aquel entonces dependía Tírvia.


Pere Authier sería capturado en 1310 en Castelnou d’Arri, juzgado y quemado en Tolosa un año después. El siniestro inquisidor Bernat Gui, inspiraría a Umberto Eco el homólogo personaje de la novela : “el nombre de la Rosa”.


Bélibaste y su mentor Felip d’Alairac habían sido encarcelados en Carcassona en 1309. Lograron huir y pasar a Cataluña, aquí se separarían. Bélibaste viviría de forma itinerante: Berga, Lleida, Prades, Flix y Tortosa, hasta establecerse con una pequeña comunidad occitana en Sant Mateu del Maestrat (País Valencià).


Arnau Sicre, era hijo de una cátara, su herencia patrimonial sería confiscada por la Inquisición, después de asesinar a su viuda madre con la excusa de ser una hereje cátara. Para recuperarla acordó con el Obispado de Pàmies (llenguadoc) urdir una trama para atrapar a Bélibaste.


Le engañó para que oficiara el “consolament” (sacramento absolutorio) a una distinguida mujer cátara. Al entrar en Tírvia en la primavera de 1320, él y su pequeña comitiva fueron apresados. Pasaría a las mazmorras de Castellbó, para más tarde ser conducido cargado de cadenas hasta el “Muro” de Carcasona. Culpado de herejía sería asesinado en la hoguera en Villerouge-Termenès (Aude). 


Así se puso fin a la historia del catarismo en el mundo occidental, realizándose el primer gran genocidio de la Iglesia Católica. Ningún imperio, bárbaro o relativamente civilizado, habían martirizado antes tantos cristianos por no renunciar a su fe.


El delator Arnau percibió por la captura de Bélibaste 50 libras tornesas y en teoría la devolución de sus propiedades heredadas, aunque algunos dicen que nunca le fueron devueltas, tan solo las pudo tener en usufructo hasta su muerte.


El fin de los cátaros fue el preludio de la muerte o la expulsión de templarios, judíos, gitanos, conversos... La religión del amor y la paz, se había convertido en una soberbia, intolerante y cruel arma de exterminio de cualquier disidencia, a la que llamaron herejía.



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