Después de recorrer el municipio de Esterri de Cardós nos habíamos vuelto a incorporar al municipio de Vall de Cardós, renovando el volver a pasar por el pueblo de Ainet de Cardós, en esta ocasión sin detenernos.
Manteniendo el río a nuestra izquierda, a pocos kilómetros de Ainet de Cardós encontraremos un desvío señalizado que nos orienta cruzando el Noguera Cardós hacia Cassibrós, llamado también “Cassibrós dels Eclesiástics” (de los eclesiásticos), no supe descubrir la razón.
CASSIBRÓS
Joan Coromines propone, con raíz iberovasca, que “Kartze buruz” significa: de cara al pedregal, en este caso el producido por el río.
Será mencionada por primera vez la Villa en 1146, en el acta de consagración de Sant Martí de Cardós, en el que la población tenía que contribuir con medio molino de trigo al año.
En 1553 declara 3 fuegos laicos con 16 habitantes. A mediados del siglo XIX serán 16 “caps de casa” agrupando 97 almas, sobrepasando a principio del siglo XX el centenar.
Produciéndose la mayor despoblación a partir de la década de los 30 hasta los ochenta. Se incorporan a este siglo reuniendo 19 almas las mismas que en 2023, en un proceso que con altibajos reuniría el máximo de 25 habitantes en 2011 y 2018.
Da la impresión de que el pueblo sigue viviendo de las pequeñas explotaciones agropecuarias, su cercanía a Ribera de Cardós o Ainet no parece haberle proporcionado interés por el turismo. No vimos ofertas de casas rurales, ni manifiestas segundas residencias.
El pueblo queda parapetado entre dos cadenas montañosas, bajo el Pui de Cassibrós (2085 m) y el Pui de la Portella (1912).
Nada más incorporarnos al pueblo encontramos a la derecha su iglesia parroquial, cerca dejamos el coche.
Sant Andreu de Cassibrós
La primera noticia que se tiene del templo es en 1314 por la visita del arzobispado de Tarragona al decanato de Cardós.
A finales del siglo XV ya había dejado de tener la categoría de iglesia parroquial, pasando a depender de Ainet de Cardós. Sería sufragánea de Santa María de Ribera de Cardós desde 1758. En 1904 aparece unida a la parroquia de Lladrós. En la actualidad está anexa a la parroquia de Llavorsí.
Es un templo de una sola nave sin ábside, con capilla lateral y tejado a dos aguas cubierto de pizarra.
En su ángulo de unión se levanta una espadaña de dos vanos con arco de medio punto, uno de ellos muestra caída parte de su base.
En su proximidad una “mill.lésima” en la que se cincela la fecha de 1826, presumiblemente se identifica la fecha de la última reforma.
Alineado por debajo de la espadaña se abre un óculo bocinado. A la derecha de esta fachada se prolonga el muro con tejadillo, con un amplio portalón que da paso al cementerio y a la puerta de arco de medio punto que lo hace con el templo.
No encontré la puerta abierta, ni ninguna referencia de su interior, ni tampoco del fresco de Verdaguer que en teoría lo embellece.
Entre sinuosos callejones o más bien la separación natural de las edificaciones, se ordena la aldea a cada lado de la calle mayor. Observaréis entre las edificaciones huertos, lo que ofrece la imagen primitiva de la organización que debían tener las aldeas en un principio, cuando no eran más que un puñado de familias compartiendo el espacio (igual que hoy).

Aunque todas las casas son anteriores al siglo XX, se mezclan centenarias edificaciones conservando la esencia arquitectónica de sus muros, con otras en las que prolifera el tocho remplazando la piedra.
También desde lo alto observaremos tejados en los que han remplazado la pizarra por el aluminio (no parece haberse empleado uralita o al menos no encontré testimonio de ello).
Continuamos de forma circular la visitar el pueblo, ahora por debajo de la calle Mayor regresaremos al coche.
Pla de Negua desde Cassibrós en 4 x4
Desde Cassibrós surge una carretera de montaña que asciende hasta el Pla de Negua, acceso y llano del que hablamos desde Esterri de Cardós, final del camino si seguimos desde aquí.
Está recomendado solo para 4 x4 aunque en verano con un coche alto no tendréis problemas, cruzaremos por el bosque de Cassibrós encontrando las Bordas de Ansui, el pino rojo monumental de Cassibrós, y nos puede dejar a los pies del Pui de Cassibrós para iniciar su ascenso. Un kilómetro más tarde podremos aparcar en el parquing del llano de alta montaña más amplió de la comarca: El Pla de Negua.
Reiniciándose la marcha motorizada por la comarcal, a unos trescientos metros del cruce se sitúa el puente románico, del que ya hablamos en el anterior post.
Sin detenernos en esta ocasión, continuamos hasta Ribera de Cardòs. Sobrepasando la mitad del pueblo y a la derecha encontraremos el cruce señalizado que en zigzagueante ascensión nos adentra al milerario “Vallat d’Estaon”.
En la acta de consagración de la Catedral de la Seu de Urgell (s.XI), el Valle de Tírvia estaba administrado por 16 parroquias, entre ellas el “Vallato d’Estaon”, formado por Estaon, Anàs y Bonestarre.
Ascenderemos los seis km que nos separaban de Estaon, para más tarde en el regreso y en bajada ir conociendo los otros dos pueblos que le acompañan.
ESTAON
Estaon a 1.257 metros de altitud, es el pueblo más alto del Valle de Estaon. Bajo los pies del pico Lo Calbo en el noroeste y a levante del abrupto Pui Tobaca, un espectacular mirador del valle. Lo riega el río homónimo, afluente del Noguera Cardós y alimentado por el gran lago de Campirme, bajo los pies del pico homónimo.
En 1553 declara 1 fuego eclesiástico y 8 laicos, siendo alrededor de 45 sus habitantes.
Hay constancia de que en 1583 el vizconde de Canet autoriza la instalación en Estaón de una fragua con un espectacular fuelle accionado con fuerza humana y mecánica, alcanzando altas temperaturas. Os remito a la nota final de la Ruta 6, post IV, sobre la fragua Catalana.
En el primer tercio del siglo XIX rondaban las dos centenas de habitantes, de los que en 1910 quedaban 72. Prácticamente en continuo éxodo sería casi abandonado, siendo en la década de los ochenta cuando volvería a generarse vida vecinal. Comenzaron este siglo siendo 19, en 2022 eran 24 los censados, 16 hombres y ocho mujeres.
La incorporación al pueblo pasa custodiada por altos chopos y abedules, pero nos detuvimos frente a un extraño y alto ejemplar (al menos eso creemos) de abedul de canoa, un tipo de abedul originario del Canadá y Norteamérica, poco común en los Pirineos y de gran belleza, también llamado abedul de papel.
A unos cien metros, una vez traspasado el templo, aparcamos. Dejamos para el regreso acercarnos al templo, iniciando el ascenso peatonal al pueblo por un tramo que se alzaba paralelo a la carretera.
Pronto nos adentramos por el centro del pueblo zizagueando por estrechas calles.
Nos introdujimos por la calle del portal hasta la calle de la Font, por la que comenzaríamos a ascender hasta encontrarnos con la calle Mayor, que no debe su nombre a la anchura, sino al origen del que parte: la Plaza Mayor, también presume en su curvatura de ser la más larga del pueblo y el estar empedrados parte de sus suelos.
Nosotros continuamos ascendiendo hacia el norte, dejando a nuestra derecha la calle Mayor, llegando a una zona en la que las edificaciones en ruinas predominaban, incluso algunas calles con escalonada piedra, parecían haber sido abandonado su uso, al apoderarse la naturaleza de ellas.
Comenzaríamos a descender por la calle del cátaro, lindando los límites noroestes del pueblo, pronto encontraremos la fuente de “dalt” (de arriba) con su correspondiente abrevadero.
Entre refugio, casa rural y pensión, oferta una habitación de dos literas y otra comunitaria de diez con baño compartido. Los pocos usuarios que lo valoran destacan la atención y la comida casera con productos Km O. Alquilan sábanas. El precio (2022) por dormir es de 16 € y la media pensión 27 € . La valoración es de 8, 8. También es el único bar que podréis encontrar en este valle.
Después de unas pocas casas nos topamos con un espacio rodeado por un conjunto de edificaciones con irregulares disposiciones, cercada por ellos y sobre un pequeño promontorio rocoso se encuentran las ruinas de la primitiva iglesia románica de Estaon (s. XI/XII).
Santa Eulàlia d’Estaon
Está documentada por primera vez en 1146, formando parte del pago anual a la iglesia de Sant Martí de Cardós, perteneciente al Obispado de Urgell.
La iglesia románica era un templo de una sola nave, con ábside semicircular y arco presbiterial.
Los muros del sur y oeste están levantados directamente sobre la roca del promontorio en el que se asienta.
Hasta la construcción del nuevo templo en el siglo XVIII sería la iglesia parroquial de Estaon.
En 1919 su estado de conservación se mantenía bastante bien, pero sería este año cuando se traslada el retablo gótico (“Museu Diocesà de la Seu d’Urgell”) y las pinturas románicas del ábside al Museo de la Ciudadela de Barcelona, pasando más tarde al MANAC.
A partir de entonces el rector la convierte en rectoría, levantando una casa de dos plantas, con balconera y grandes ventanales. Alargando la nave se ampliaría con un largo presbiterio rectangular destruyendo el ábside.
En los años 60 se hunde el tejado del nuevo presbiterio (testimonio de la chapucera reforma realizada) y con ella caen parte de los muros románicos que soportaban la espadaña.
Aprovechando el tejado superviviente se utilizó de almacén casi una década, para acabar convirtiéndose su interior en el abocador del pueblo.
Los vecinos en 1986 iniciaron su limpieza. Al quitar la runa quedó al descubierto el suelo de cantos rodados de la capilla norte y los fundamentos del ábside enderrocada, en las que se descubrieron las bases de las lesenas lombardas.
La iglesia tenía un expediente para ser declarada Bien Cultural de interés Nacional, pero sería archivado en 1998.
La única intervención del Departamento de Cultura de la Generalitat, al margen de profundizar en su limpieza después de tirar la parte de la cubierta en ruina de la rectoría moderna, será el “rescatar” las pinturas de la bóveda de la capilla norte, sobre la pasión de Cristo, expuestas hoy en el museo Diocesano de la “Seu d’Urgell” y las pinturas del ábside, dedicada la bóveda a los cuatro evangelistas y debajo a Santa Eulalia, expuestas en el MNAC.
No encontré explicación del cómo las pinturas de la otra pared acabaron en las manos de colecciones privadas. Según parece la colección Gallardo cedió en 2015 dos fragmentos de esta pared al MNAC.
El contenido de las pinturas del ábside serán objeto de la nota final del post.
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Fragmentos pinturas capilla norte. Museo Diocesano de la Seu d’Urgell. |
La ruinosa situación del templo aún parecía cobijarnos entre sus paredes en la intimidad, el silencio y la relajación, frente al espectacular mirador que delante nuestro se mostraba. Varios minutos estuvimos disfrutando de ello.
Relajados continuamos descendiendo hasta el aparcamiento, las últimas casas nos hicieron consciente de la belleza del paseo por este pueblo de edificaciones anteriores al siglo XX, conservadas con humildad, pero orgullosos de la añeja pizarra que las cubre, pulidos o barnizados dinteles, muros limpios y calles ajardinadas, sus porches de madera…., en fin, un encanto de pueblo en el que aún se pueden ver casas en venta o segundas residencias con muros del siglo XVIII.
Hicimos en coche los poco más de cincuenta metros que nos separaban de la iglesia de Sant Jaume, aparcamos casi en su puerta.
“Sant Jaume d’Estaon”
Hay referencias escritas de finales del siglo XV, de existir un pequeño templo dedicado a Sant Jaume en el mismo lugar, pero no se han encontrado testimonios de ello.
La iglesia parroquial es un amplio templo del siglo XVIII de estilo barroco, compuesta por una sola nave, dividida en cuatro tramos, con capillas laterales, cubiertas por galerías con barandilla de madera con el tejado a dos aguas cubierto de pizarra.
En la fachada de poniente, delante del cementerio y de la propia verja que le da acceso, se abre la puerta con arco de medio punto dovelado en hojas de libro con la misma piedra pizarrosa que el resto de la sillería, en la actualidad está cubierta por un desgastado enlucido.

Con el piñón del tejado se alinea un óculo bocinado y una pequeña ventana rectangular.

Cuenta con una alta torre campanario de base cuadrada, con un primer cuerpo rectangular con aspilleras y un segundo cuerpo ochavado por rebaje de aristas, en la que se abren cuatro alargados vanos con dobles arcos de medio punto dovelados, aunque en la actualidad tan solo dos los conservan, tras de ellos lucen las campanas.
En 1948 un rayo destrozó el capitel de la torre, lo que otorgaría a Sant Jaume la relevancia de gran protector por los vecinos, aclamando la intervención del santo, dado que el campanario evitó un mal mayor en el pueblo, lo expresan desde entonces dándole las gracias cantadas en sus “goigs”.
Pero la cuestión es que el capitel no se ha repuesto después de más de siete décadas, siendo posiblemente el auténtico artífice del milagro.
La capilla del altar mayor está decorada con una obra de Josep Verdaguer i Coma.
Pintor impresionista contemporáneo del que ya hablamos en Lladrós, pero en este caso en la nota final del post: las pinturas de Estaón, hacemos una pequeña reflexión de su obra aquí.
Que por otra parte no pudimos ver “in situ”, tal venía convirtiéndose en norma.
Según averiguamos la piedra del altar Mayor pertenece al primer puente del Molino, antes de hacerse el actual de cemento.
El presbiterio cuenta con una barandilla de madera con baluartes suavemente torneados, presentando los centrales dos tallas cinceladas.
La capilla lateral izquierda conserva una pequeña parte de un retablo con la imagen de “Sant Isidre” (San Isidro), con pinturas populares luciendo en el techo y un pintado cortinaje decorando el fondo. Estaón tenía una cofradía dedicada a este santo.
En la otra capilla de la izquierda hay unas tallas de madera representando la pasión y resurreccíón de Cristo.
Antes de reiniciar la marcha motorizada, nos entretuvimos en observar el gran valor estratégico sobre el que se alza el templo, con un gran dominio del valle.
Senderismo desde el Valle de Estaon
No es casualidad el encontrar un refugio en Estaon, el pueblo ha sido desde hace muchos años, un enclave de partida a espectaculares rutas excursionistas invernales y veraniegas, para disfrutar de su agreste y alta orografía de picos y lagos, bosques maduros, bordas y sus espectaculares bosques y miradores.
Hacia el oeste se levanta el Pico de Lo Calbo o el Caubo (2290 m) y el Pic de la Misa (2242 m).
Al noroeste la altura la marca el coll de Jou (1840 m), frontera de la Vall de Cardós con el municipio de Lladorre.
Al este el reto lo propone a tan solo 1719 m de altura el Pui Tabaca, con una ascensión de su rocosa cúpula de cierta dureza, lo compensará un espectacular mirador de la Vall de Cardós.
Estaon forma parte de la ruta GR11. Por ella podemos hacia el oeste recorrer la etapa 27 a la Guingueta pasando por el pico “le Caubo” y Dorve para llegar a la Guingueta.
Hacia el norte, siguiendo la ruta de la GR11 hacia la frontera andorrana, la Ruta 28 nos conducirá, paralelos al cauce del torrente de Peracalç, a las Bordas de Nibròs.
El conjunto de bordas ofrece la imagen de un pueblo abandonado en la Edad Media, pero con impresionantes casas de piedra y tejados de losa pizarrosa que se mantuvieron vivas hasta principios del siglo XX.
Si continuamos la marcha ascendente hacia el norte llegaremos a las Bordes del Massover.
Desde este lugar y en dirección a oriente nos disponemos a continuar la ruta 28 de la GR11 hasta Tavascan, sobrepasando el coll de Jou y continuando hacia Lleret y Aineto en sus etapas hacia la frontera andorrana
Si por el contrario continuamos ascendiendo hacia el norte en la bordas del Massover, en 25 minutos alcanzaremos las Bordes de Perafita.
Desde aquí, por el torrente de Soliguera, accederemos en largo recorrido a los lagos que dispuestos en cadena lo alimentan: Lago Soliguera, Finestres, coll de Finestres y los lagos trucheros de Campirme, bajo el pico homónimo (comentamos su acceso más próximo desde la estación de esquí de Tavascan).
No podemos dejar de mencionar la ascensión hacía el noroeste de Estaon por el torrente de Cardedo, visitando la Borda de Jan y la Borda de Cabale. Un precioso itinerario familiar de un par de horas entre ir y volver.
A la espectacular orografía se le añade la biodiversidad arbustiva de sus bosques maduros, en los que predominan pinos, abetos, abedules, fresnos y chopos (Clop o pollancre en catalán) siguiendo la norma de la comarca, pero aquí están muy bien representadas las variedades de encinas y robles.
La especie más valorada es la carrasca, también llamada en catalán “Altzina de gla”(encina de bellota), es más pequeña y con mejor adaptación a las alturas (puede llegar a los 2000 m) en forma arbustiva, produce la bellota más dulce de todas las especies de robles y encinas existentes.
Hay que recordar que añadiendo dificultades para su diferenciación, tiene facilidad para reproducirse de forma híbrida.
Cien metros antes de llegar por carretera en dirección a Anàs al puente de Bonestarre, se alza la centenaria encina: “L’Alzina Barrera de Bonestarre”, de la que hablamos más tarde.
Si continuamos bajando por Bonestarre por el lado izquierdo del río Estaon, siguiendo el antiguo camino a Ribera, llegaremos a las bordas de Pubill, cincuenta metros antes de llegar al camping encontraremos un ejemplar también centenario: La carrasca de Pubill.
Hablando de árboles monumentales, la Vall de Cardós cuenta con bastantes “Clops” (álamos o chopos) y pinos en esta categoría. También recuerdo que la comarca del Pallars Sobirà es la única comarca de los Pirineos que cuentan con Sabinas, tal explicamos en Alins, presumiendo este municipio el contar con el mayor número de ejemplares, pero al sudeste de Ribera de Cardós se levanta la Sabina turifera de Borente, según algunos es la más longeva de los Pirineos, título que otros otorgan a la Sabina de l’Avet, cerca de Biuse (Llavorsí), con la que no puede competir en altura, pero sí en longevidad.
Aquí os dejo el amplio compendio de propuestas de Wikiloc que os conducen hacia estos entornos naturales.
Recordar que el refugio de Estaon os proporcionará una valiosa y sugerente información para recorrer estas montañas.
Descendimos desde Estaon volviendo a disfrutar de la alta arbolada que acompaña el curso del río y la carretera.
Antes de llegar al cruce hacia Bonestarre, observando Anás de telón de fondo, creímos descubrir la preciosa y centenaria encina ”Barrera de Bonestarre”.
Dejando la carretera hacia Anàs, nos desviamos hacia la izquierda en dirección a Bonestarre, situado en un plano inclinado rodeado de montañas, a la izquierda del rio Estaon y al noroeste de su unión con el río Anàs.
Aparcamos al lado del templo que da la bienvenida al pueblo.
BONESTARRE
Según Joan Coromines es un topónimo de influencia iberovasca, pero en este caso debraíz latina compuesta: “Ben” (bien) y “estar” (estar), es decir: Bienestar. Vasquerizado con la usual terminación: -arre.
Un poco de Historia
En el fogaje de 1553, Anàs y Bonestarre declaran conjuntamente 9 fuegos laicos y 1 eclesiástico, reuniendo 75 habitantes.
En el siglo XVIII, teniendo ayuntamiento propio, eran 9 casas pairales, reuniendo alrededor de 50 habitantes.
Se producía en tierras pedregosas y de mala cualidad: trigo, centeno, patatas, hortalizas y fruta, contando con abundante pasturas, de las que se alimentaba todo tipo de ganado.
No dispongo de datos poblacionales del siglo XX, pero la despoblación, igual que toda la Vall de Cardós, en el último tercio del siglo XX sería importante, incorporándose a este siglo 7 habitantes. Desde 2019 a 2022 son cinco los censados.
Posiblemente en verano se cuadriplica la población, ya que vimos casi todas las casas habitadas y bien conservadas, incluso una casa levantada en 1990 en el corazón del pueblo, se integraba totalmente con el resto de casas calzando dos siglos.

Sin duda una de las casas más importantes del Valle es Casa Amill. No hay más que observar, al otro lado del pueblo y en ruinas la “Mola” (Molino) d’Amill, y por los alrededores otro molino a medio camino de Anàs, Bordas, el collado, los prados, la capilla de la Mare de Déu del Roser, etc…
La Casa solariega es de tres plantas y amplia buhardilla con balcón de madera, cubierta por un techo a dos aguas con amplio alero.
En la planta baja tan solo hay dos ventanas altas, protegidas por las tradicionales rejas de hierro y en el extremo una puerta rectangular.
Descendiendo por el lateral de la casa, encontraremos en el espacio intermedio, franqueando seguidamente el amplio pajar y cuadras, una escalonada y robusta puerta de madera con arco de medio punto adovelada, poco visible dado el encalado que lo cubre. Fijaros en la cerradura.
El personaje de mayor trascendencia histórica del pueblo es Ermegol Amill i Moliner (1665-1732) hijo de esta casa y héroe en la guerra de Sucesión (1712-1714).
A los cuarenta años iniciaría la carrera militar, llegando a ser Coronel de un regimiento de montaña de fusileros voluntarios (“els miquelets”).
Sobresale su mítica valentía, heroicidad y la gran capacidad de organización y liderazgo, siendo especialmente hábil en la guerra de guerrillas y en las tareas de espionaje y contraespionaje, según reflejan el historiador Jaume Clotets y el periodista David de Montserrat en su libro “Lliures o Morts” (Libres o muertos)
Según parece el enemigo le consideraba el más cruel coronel del mando catalán.
Se exiliaría primero en Austria y Hungría, para acabar en Nápoles, llegando a ser en 1730 gobernador del castillo de Crotona (Reino de Nápoles).
Santa Maria o Mare de Déu de Bonestarre
El templo es de origen románico, pero sus transformaciones impiden observar hoy algún testimonio de ello.
Es un templo barroco de una sola nave dividida en cuatro tramos, con capillas laterales y sin ábside. El tejado es a dos aguas cubierto de pizarra.
En la fachada frontal orientada hacia mediodía, por debajo del piñón de la cubierta se abren alineados verticalmente: una ventana dintelada, un óculo abocinado y la puerta de arco de medio punto. A cada lado se muestran aspilleras, dos al lado derecho y tres en la torre campanario.
La torre tiene un alto primer cuerpo de base cuadrada y un segundo cuerpo mucho más corto y ochavado por rebaje de aristas. Sobre una moldura que lo circunda se abren a cada lado un vano con arco rebajado, luciendo una campana.
Lo corona un estilizado capitel octogonal de alta inflexión a la base de ancho alero, revestida por fina losa de pizarra. Muestra una pequeña lucerna.

El enlucido permanece fijado en la piedra, por lo que tan sólo en los bajos la podréis apreciar desnuda.
Antes de irnos visitamos el cementerio, nos quedamos parados de la cantidad y cualidad de las modernas lápidas, nos extrañó al sumar varias décadas el estar prácticamente despoblado.
El pueblo contó con dos ermitas:
Sant Feliu
Sant Feliu está incluida en la actualidad en el término de Surri, en un principio formó parte de Bonestarre, dado que estaba en el antiguo camino que unía este pueblo con Ribera de Cardós, mientras que Surri se ubica al otro lado del río. Por otra parte, no hay ninguna documentación escrita que la vincule a una parroquia, lo que sí está claro es que está situada en un punto estratégico del valle y su estado actual penoso.
Santa María de la Llata
A unos doscientos metros de Bonestarre, a pocos más desde Anàs y a la izquierda del río Estaon, se encuentran las ruinas de esta ermita dentro de una propiedad privada. La única noticia que se tiene es de 1758 en una visita pastoral a Anás.
A partir del siglo XX comenzaría a declararse en ruinas, hasta alcanzar el deporable estado en el que se encuentra hoy, engullida por la naturaleza arbustiva.
Era un edificio románico de una sola planta (s.XII), con ábside semicircular orientada a levante. Ha desaparecido el tejado a dos aguas con envigado de madera de la nave y la cubierta de cuarto de esfera del ábside. La puerta se abría en la fachada sur y en su esquina oeste se levantaba la hoy derruida espadaña.
Habíamos iniciado la marcha en el cruce hacia Anàs, cuando a unos cincuenta metros observamos un señor de mediana edad, delgado y sudoroso que nos hacía señas para que paráramos y así lo hicimos. Mi inquirió sobre si podía acompañarlo en la persecución de un “ruc” (asno) que se le había escapado.
Pasamos el puente de Bonestarre y, fijándose que yo observaba una construcción de piedra al lado del río, me comunicó, sin dejar de buscar el asno con la mirada, que era el antiguo Molino de Amill.
Doscientos metros después, en las proximidades de Anàs, observamos al animal pasturando al lado de la carretera.
Presintiendo la llegada del amo se dispuso a correr por el asfalto delante nuestro. En la entrada más meridional del pueblo, al lado de la fuente, se paró. Momento que aprovechó para salir el amo y hacerse con las riendas del animal.
Recordamos la importancia en la Vall de Cardós de la ganadería mular y la crisis del sector a partir de la segunda década del siglo pasado, hasta prácticamente su desaparición tres décadas después.
El ganadero me explicó que se había vuelto a revalorizar tanto el burro como el caballo de alta montaña, teniendo ayudas de la Generalitat para su cría, dado el peligro de extinción que había alcanzado la raza pallaresa.
Pero aún con las ayudas la rentabilidad de su cría es muy poca, según dijo, tenía que alternarla con la explotación de otro tipo de ganado, siendo vocación y orgullo el mantener la estirpe, pero de rentabilidad poca.
La resistencia y envergadura de las estirpes, todo esto según el ganadero, eran únicas y desarrolladas durante siglos, la conjunción del asno y la yegua pallaresa de alta montaña generaron las mejores mulas de España, que desde el siglo XIX superaron a la Andorranas.
No tuvimos tiempo en ahondar en las pruebas de sus apreciaciones, al manifestar tener prisa por volver con el pollino, por lo que nos despedimos, mostrándose muy agradecido, no tanta simpatía me pareció expresar el asno.

ANÀS
El pueblo está situado al nordeste del punto de uníon del río Anàs con el de Estaon.
Joan Coromines identifica su toponimia iberovasca y la aprecia fruto de dos raíces: an (grande) y atze (abedul), pero también podría ser antz que significa: cabra. Aunque él opta por: El gran abedul.
Historia
Anàs, miembro de las parroquias de “la Vall d’Estaon”, sería documentado por primera vez en el acta de consagración de la Seu de Urgell (s.XI).
“Los hombres del pueblo” figuran en el juramento de fidelidad dado al conde del Pallars Jussà, Ramón IV y posteriormente a Artau I del Pallars Sobirà.
Desde la consagración de la Iglesia de Sant Martí de Cardós de 1146, los habitantes de Anàs y Bonestarre tributarían juntos un molino anual de trigo.
En 1206 se documenta una donación en Anás de Guillem de Malmercat al monasterio de Santa María de Guerri.
En 1553 se documenta 1 fuego eclesiástico y 9 laicos, unos 50 habitantes.
Tres siglos después serían 16 “caps de casa” y 92 vecinos.
En este momento el pueblo contaba con una escuela de primaria y su economía se basa en la cría de ganado vacuno, lanar y cabrio, en menor medida mulas y caballos. y algún mular y caballar. También se realizaba el comercio de la lana exportándola a Francia por el puerto de Tabascan, volvían vino, aceite, ultramarinos, etc..
El terreno es escabroso, montañoso y de altos árboles, rico en leña para construccion y combustión, con numerosos pastos para el ganado. Se cultivaba trigo, centeno, patatas, hortaliza, heno y fruta. Era abundante la caza de liebres, perdices y truchas.
Según parece mantuvo el pago del canon de pertenencia al conde de Vilamur hasta la abolición de los señoríos (s. XIX).
Hasta 1972 perteneció al término municipal de Estaon, integrándose a partir de entonces al municipio de Vall de Cardós.
No tengo noticias de su población en el siglo XX, pero supongo que siguiendo la norma general del Valle, de la década de los 70 a los 90 abría un importante éxodo, incorporándose a este siglo 29 habitantes. En 2022 eran 27 los censados.
Una vez te incorporas al pueblo por el paso bajo vivienda, que nos recuerda las puertas de entrada de las villa cerradas, se abre enfrente la “calle única” que divide el pueblo, nosotros decidimos ascender por la calle que circunda el norte.
Nos pareció que los cobertizos abundaban, pero pocos se mostraron en total abandono.
Más tarde descubriríamos que al otro lado de las fachadas de las casas, situadas a nuestra derecha, se abría un amplio espacio ocupado por pequeñas parcelas de cultivo.
Muy pronto alcanzaremos en lo alto del sector norte la iglesia románica de Sant Romà.
“Sant Romà d’Anás”
Supongo que se venera a Sant Romà de Cesárea, martirizado en el 303 d.C. Se conmemora el 18 de noviembre, pero la fiesta Mayor en Anàs se realiza el primer sábado de septiembre, por lo que hay la posibilidad de que se refiera a otro Sant Romà (hay tres aceptados por la iglesia católica).
La iglesia de Sant Romà, tenía categoría parroquial, dependiendo de ella la de Bonestarre. En la actualidad está unida a la parroquia de Llavorsí.
La iglesia parroquial integrada en el decanato de Cardós, recibiría la visita de los delegados del arzobispado de Tarragona en 1575. Fecha en la que se abre la aspillera que da luz al altar y se repara la pared del cementerio.
En la visita pastoral del 1758, se advierte el buen estado del edificio y del campanario, pero no tanto la sacristía. Figuraban en ese momento dos altares, uno dedicado a Sant Antoni de Pàdua y otro a la Virgen del Roser, éste último se conserva fragmentado.
Es una pequeña iglesia románica de una sola nave, pequeñas capillas laterales, arco presbiterial y un ábside semicircular sin decoración, orientado hacia el este muestra dos ventanas de doble derrame, una clausurada y la otra en el centro, mantiene un marco exterior de una sola pieza tallado de piedra pómez.
La puerta original, hoy tapiada, estaba en la fachada sur delante del cementerio, aún se puede apreciar parte del arco de dovelas de piedra blanda rebozada.
En la actualidad tiene una cubierta de madera que remplaza la antigua bóveda de cañón de obra, sobre la que se alza la cubierta a dos aguas de pizarra.
Según Sarraté Forga fue la primera iglesia con bóveda de cañón en la Vall de Cardós.
La fachada oeste la corona una espadaña de dos vanos con arco de medio punto luciendo las dos campanas y coronado por un tejadillo a dos aguas cubierto con amplias losas de pizarra superpuestas.
Alineándose por el centro se sitúan por debajo: un óculo bocinado y la puerta con arco de medio punto.
La mampostería la componen pequeñas piedras pizarrosas y cantos de ríos, de mayor tamaño y ligeramente desbastados se disponen en los puntos de fuerza del edificio.
No dejéis de apreciar desde las alturas el pequeño e inclinado valle que se abre a vuestros pies, conteniendo el pueblo de Bonestarre.
Seguimos paseando, disfrutando de la bella esencia tradicional de su arquitectura, hermana gemela de la de Estaon, con una respetuosa restauración de sus tejados de pizarra y del barnizado de puertas y ventanas.
Incluso la limpieza y el orgullo floral tienen su presencia, pero sería el único pueblo del amplio Valle del Noguera Cardós en el que descubriríamos un pequeño techo de uralita, aunque también hay que decir que no observamos ninguno de aluminio, ni paredes de tocho en toda la “Vall d’Estaon”.
Las pinturas románicas de Sta. Eulàlia de Estaon
Se señala que los frescos de Santa Eulàlia de Estaon fueron realizados por maestros locales bajo la influencia de la escuela del “Mestre de Pedret”, pero también se relacionan muchos detalles con el “Mestre de Sorpe” muy influenciado por el “Mestre de Taull”, produciéndose la misma simbiosis imitativa que descubrimos también en Esterri de Cardós.
Por lo que algunos apuntan la posibilidad de que al menos las pinturas del ábside (expuestas en el MNAC) las pudo hacer el maestro de Esterri, incluso algunos insinúan que éste era uno de los pintores de Sorpe.
Sin duda puede ser que todos hayan sido artistas locales, imitando a los grandes maestros con mayor o menor gracia.
Aunque en apariencia parecen ser muchos maestros del fresco (aunque se les considere de segundo orden) pintando en el mismo espacio de tiempo (mitad del siglo XII), pensemos que las pinturas que han llegado hasta nuestros días son una mínima parte de las que se produjeron.
Las pinturas del ábside de Santa Eulália, según Joan Ainaud i de Lasarte, son una de las versiones conservadas más completas en Cataluña de la Teofania.
En la semicúpula se encuentra en el centro la figura de la “Majestad” dentro de la almendra mística (mandorla), rodeado por los símbolos de los cuatro evangelistas, un querubín, un serafin con las seis alas inundadas de ojos (símbolo de la vigilancia permanente del que todo lo ve) y la completan los arcángeles Miguel y Gabriel con ropaje bizantino.
Una de las curiosidades es el león de San Marcos con apariencia de oso, igual que en Esterri de Cardòs, aunque aquí el rostro del animal está bien conservado.
El semicírculo inferior central está dedicado a las santas Virgenes mártires.
Entre dos vanos de arco de medio punto y doble derrame bellamente enlucidos, se encuentran las figuras de Santa Eulalia (Santa a la que se dedica el templo) y la Virgen María, a su lado se representa el bautismo de Jesús por San Juan Bautista, acompañado el primero con un ángel que le guarda la ropa.
Al otro lado se conservan las figuras de Santa Inés y Santa Lucía, a cada lado hay dos figuras más sin identificación.
Se les otorga a las santas vírgenes el ser las embajadoras de la palabra y vida de Cristo, remplazando al apostolado, figuras comunes hasta entonces en los frescos de los ábsides.
La imagen de la virginidad se convierte en santificado acto de fe y la castidad en sagrada virtud. En la nota final del siguiente post de esta ruta volvemos a hacer mención al mito y sus virtudes con la figura de Santa Coloma de Sens.
Las modernas pinturas de Sant Jaume de Estaon
Hoy, entre las pinturas que se pueden ver en Sant Jaume de Estaon, está una obra de Josep Verdaguer i Coma. Artista prolífico en la comarca y del que ya hablamos en Lladros. Tengo que decir que la puerta del templo estaba cerrada y no he conseguido ver ni una sola fotografía del fresco por la red, tan solo encontré una breve descripción de la obra.
Tal hemos visto en otros templos, el pintor trata las figuras de sus frescos de forma frontal, sin ahondar en la perspectiva y con una configuración del color simple y luminosa recordando a la del románico. Escoge los modelos naturales del propio pueblo dando rostro a sus figuras, según supe hasta el caballo de Santiago fue dibujado de un modelo natural y el rostro del apóstol es el del propio Verdaguer.
Menos el acto de arrogancia último, el resto son aspectos humildes y habituales en las pinturas románicas, pero nada que ver con el mensaje pintórico, más próximo al renacimiento.
La pintura muestra la figura del apóstol sobre un caballo blanco, blandiendo una espada dispuesta a liberar cien doncellas vírgenes de las garras de los moros en la batalla de Clavijo.
Batalla inexistente pero que en su leyenda determinaría el papel guerrero de Santiago y la instauración eclesiástica de un impuesto en su nombre, del que ni los reyes estarían exentos hasta su abolición en las Cortes de Cádiz.
Josep Verdaguer nos habla de salvar doncellas, un mito añadido en la leyenda medieval, en la que no tan solo las rescata de la esclavitud, sino también las salva de la condena eterna de sus almas, al perder su pureza a manos de un infiel.
Creo que hubiera sido un buen ejercicio de honestidad cristiana, en acto de consideración al ingenuo, humilde y primitivo mensaje cristiano de las pinturas románicas de Estaon, el recuperar la imagen del apóstol peregrino, transmisor del primigenio mensaje de Cristo, dejando atrás la iconografía belicista de Sant Jaume “matamoros”, transmisora de todo lo contrario. También hay que decir que la dictadura franquista dominaba el país y la institución de la iglesia era una fiel cómplice. Creo que Verdaguer no estaba muy lejos de ellos.
Recordemos que en el popular triángulo belicista de Santos varones con espada en mano se le unen Sant Martí y Sant Jordi, sin olvidarnos del arcángel San Miguel, pero dragones y demonios son sus enemigos, tan solo Santiago descabeza humanos.
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