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05 junio 2022

RUTA 8 (IV) . AINETO. Sant Romà. Mirador de l’Escala. TAVASCAN. Sant Bartomeu. Central Hidroeléctrica.


Nuestras últimas visitas al municipio de Lladorre serán  los pueblos de Aineto y Tavascán, lugar este último en el que pernoctaríamos. Queríamos visitarlo con calma antes de que la noche nos alcanzara, pero aunque las oscuras nubes parecían haberse estacionado en los límites fronterizos, eran ya las 18:10 h. cuando salimos de Lleret. 


Unos quinientos metros después de pasar a la altura del puente de Borito, viniendo de Lladorre, por el primer cruce a la izquierda ascendimos hacia el pueblo de Aineto. Dejamos el coche en la entrada de la milenaria villa.





AINETO


El pueblo está situado a una altitud de 1215 msnm, a la derecha del río Lladorre, a poniente del extremo meridional del Pantano de Tavascán.


Según Joan Coromines es de procedencia latina, presentando dos posibilidades: asinetum, significando: lugar con muchos asnos o en el que se crían o recrían equinos.

La otra es anetum: hierba aromática


Un pellizco histórico 


Aineto formó parte del conjunto de pueblos de “la Vall de Cardós “ que tenían la obligación de contribuir al año con un molino de cereales, según la acta de consagración de Sant Martí de Cardós (o del Pui) en 1146.


El territorio formaría parte de los condes del Pallars Sobirà hasta final del siglo XV, pasando entonces al duque de Cardona.



A mediados del siglo XVI Aineto contaba con 40 habitantes, residiendo en 7 hogares laicos y uno eclesiástico.


A mediados del siglo XIX serían dos familias más, pero reuniendo los mismos habitantes. Según parece perteneció al vizcondado de Vilamur hasta la abolición de los señoríos (s.XlX), no dejando de tributarles hasta entonces.


En 1812 formaría parte del municipio de Tavascan, hasta integrarse juntos en 1847 al municipio de Lladorre.


El pueblo cultivaba, en una tierra pedregosa y poco fértil, centeno, patatas en abundancia, avellanas y algunas legumbres y hortalizas. Era reconocida su miel, valorada su cera y leña para combustible. Su principal comercio lo establecían con la cría de ganado vacuno, ovino, equino y mular. La caza era abundante de conejos, liebres y perdices, en menor medida de rebecos, osos y truchas.


Comenzaron conviviendo este siglo 19 vecinos, en 2023 eran 20 los censados.



A poniente, a unos diez minutos de la entrada al pueblo, se sitúa la “Font de Aineto”, manantial que sigue suministrando agua al pueblo. 


Al noroeste, en poco más de media hora podremos alcanzar las “Bordes d’Aineto”. Al sureste, a cien metros, se encuentra el “Mirador de l’Escala”, hacia allí nos dirigimos.


El pueblo está formado por una docena de edificaciones, de las que posiblemente tan solo la mitad están habitadas. Las modernas y bellas restauraciones con moderna pizarra en sus tejados y floridos balcones, contrasta con el estado ruinoso de la otra mitad.


En el centro se abre una pequeña plaza custodiada por restauradas y floridas edificaciones, con una bonita fuente frente a la iglesia románica de “Sant Romà”. Adherida  a ella se encuentra el antiguo horno de pan.





Sant Romà d’Aineto


Se considera su construcción de principios del siglo XII. El descubrimiento de tumbas antropomórficas en sus aledaños ( s. IX), motiva el pensar que se levantó sobre un templo anterior.


La iglesia está dedicada a Sant Romà de Cesarea o Romà d'Antioquia, un diácono martirizado en Antioquía entre el 303 y el 304, en el inicio de la persecución de Dioclesano. Es venerado por la iglesia católica, ortodoxa y anglicana.


Fue una parroquia independiente hasta el siglo XIV, tal lo indica el listado de iglesias visitadas por el Arzobispo de Tarragona en 1314. Sin conocerse las fechas, perdió dicha categoría y pasó a depender de la Iglesia de Tavascan.


Es un edificio de una sola nave, con el presbiterio cubierto por bóveda de cañónLa nave cuenta con un tejado a dos aguas de madera revestido de pizarra.

La capilla situada al sur se añadió posteriormente, abriéndose en ella una sencilla puerta.



El ábside es semicircular, con bóveda de cuarto de esfera, muestra unos irregulares arcos ciegos en la decoración lombarda exterior. Contaba también con lesenas, pero en la actualidad están perdidas. En el centro se abre una ventana con arco de medio punto adovelado y de doble derrame.


La sillería es de medida grande regular, ligeramente desbastada y dispuesta en hileras. El suelo de la nave interior es de tierra.



En la fachada oeste se levanta sobre el piñón de la cubierta una espadaña con un amplio vano de arco rebajado adovelado, un dintel en “T” de madera soporta las dos campanas.



Hay otra espadaña con arco peraltado situada en el lateral sur, en el muro que separa el cuerpo de la nave del presbiterio. En la actualidad sin campana.


En el interior de la Iglesia se puede ver una copia de los restos de las pinturas románicas datadas en la primera mitad del siglo XII, que sobrevivieron hasta 1964, fecha que fueron trasladadas.



El Museo Diocesano de la “Seu d’Urgell” guarda las pinturas originales correspondientes al arco presbiterial y el ábside.


Se desconoce la autoría, pero las manos y los rostros hacen pensar en la escuela del maestro de Pedret. Aunque no todo el conjunto parece mostrar la misma cualidad pictórica, es poco valorable dado el mal estado de los frescos.


En el lado interior del arco triunfal, arriba, soportado por dos ángeles y dentro de un círculo, se representa el “Agnus Dei” (Cordero de Dios), la verdad es que cuesta reconocer el animal que representa.


“Agnus Dei” de S. Romà d’Aineto. Fot. Web. “Museu Diocesà de la Seu d’Urgell”.
















El horno de pan


Este pequeño edificio adherido a la iglesia sirvió de horno panadero hasta principios del siglo XX. 


Se organiza en dos partes, una era el obrador y adosada a la fachada este se sitúa el horno.


Traspasando un par de edificaciones en ruinas hacia el suroeste, después de encontrar en sus muros “mil.lésimes” del siglo XVIII, llegaremos al Mirador de l’Escala. 

Situado a 1130 m de altitud, se obtiene una espectacular visión de los límites de “la Vall de Cardós”, con Tavascan detrás del pantano bajo las altas cumbres fronterizas. 

Aún teniendo el cielo encapotado, es de aquellos lugares que sintiéndote cerca del cielo, vale la pena entretenerse en una larga pausa contemplativa. Eso es lo que hicimos.


Al otro lado, buscando identificar Lladorre, nos imaginamos el descender de las aguas del embalse por los 16 Km de túnel subterráneo, culminando en un salto de agua de 300 metros al incorporarse en la excavada caverna de 280 metros de altura de la C.H. de Llavorsí, produciéndose mediante dos gigantescas turbinas la energía necesaria para abastecer una ciudad de 45000 habitantes, más de seis veces los habitantes del Pallars Sobirà.

Por delante del mirador pasa la GR11, en este caso pisando el antiguo camino hacia Tavascan.
A unos quinientos metros en su dirección se encuentra el “Pla de les Bruixes” (Llano o planicie de las Brujas).

Otra leyenda de les “Encantades”

Recordamos las “Olles de les Encantades” bajo el “Roc del Ferral”, en las que vivían estas hadas del agua, de las que hablamos en Lleret con la leyenda de la casa Blasi. En Aineto se guarda la leyenda de la casa Pereto, la única familia de la comarca que se dice consiguió atrapar a una de ellas.

La encerraron en la cocina, con la idea de que les diera suerte (según dictaminaban las propiedades dictaminabas por las leyendas). Observaron que era con el cuerpo de una mujer normal pero de un tamaño mucho más pequeño (alrededor de un palmo). 

Por mucho que lo intentaron no pudieron sacarle una palabra. Una noche, después de poner la señora a hervir la leche, escuchó decir en catalán a la Encantada: ¡Corre, corre! ¡la leche se escapa!

En el momento que se acercó al fuego, dejando la puerta abierta, aprovechó para escapar, pero antes de lograr huir se le oyó decir: “Nunca sabréis para qué es buena las raíz de la “roma”.


Se dice que la maldición funcionó, ya que nadie descubrió hasta hoy, a pesar de los intentos, para qué sirve la ingesta de la raíz de esta hierba, muy abundante en los altos prados de la comarca.



Después del deleite contemplativo nos volvimos en pausada marcha hacia el aparcamiento, con el objetivo de transitar por la comarcal en dirección a Tavascan, lugar en el que acabaríamos el día. Eran recién pasadas las siete de la tarde cuando llegamos.

Habíamos reservado noche en una casa rural del pueblo. Todos los restaurantes y hospedajes que permiten una habitación para dos, se sitúan entrando al pueblo a pie de carretera y antes de cruzar el río Tavascan, en el llamado barrio del Raval.

Decidimos, intentando que fuera rápido, dejar el equipaje en la habitación antes de pasear por el pueblo. Nadie evitó que le dedicáramos casi media hora.
El anuncio de la anfitriona del mal tiempo previsto para la mañana siguiente, frustró de golpe nuestro objetivo: el “Pla de Boaví”.

Renegando de las previsiones meteorológicas consultadas la noche anterior, nos inquirió sobre si habíamos visitado la central hidroeléctrica. Al contestarle que no (aunque tampoco estaba previsto el hacerlo), nos comunicó que había dos huéspedes que por cuestiones personales debían marchar aquella noche y contaban con dos entradas para el día siguiente, que al ser sábado se podía hacer la visita matinal a las 10 h., aunque eran nominales nos prometió resolverlo ella personalmente, llamando a las oficinas para verificar el cambio de nombre.

Aceptamos, pagamos los catorce euros, pero esperamos que realmente el astro rey a la mañana siguiente no brillara. Al salir las dudas aumentaron, las nubes se habían trasladado, aunque ya eran las 7:30 de la tarde, por ello algunas fotografías son de la mañana siguiente.



TAVASCAN


Está situado a la derecha del río Lladorre y dividido por el río de Tavascan (tramos superiores del Noguera Cardòs) antes de unir sus aguas para recorrer juntos “la Vall de Lladorre”.


Joan Coromines explica el origen iberovasco con las palabras ata-be (bajo los puertos) y azkan (último, final) es decir: el del final, bajo los puertos.


HISTORIA


En la acta de consagración de la Catedral de la “Seu d’Urgell” aparece “Tavascanni”, entre sus posesiones de “la Vall Ferrera”.

En el acta de consagración de Guerri de la Sal (1149) Guillem Arnau Malmercat la dotaba de una masía situada en Tavascan. 


Las primeras noticias directas que se tienen del pueblo son de principios del siglo XII, constando en acta que los caballeros de Cardós juraron al obispo Ot defender el patrimonio de la “Seu d’Urgell” que tenía en la “Vall Ferrera”.


También se cita Tavascan en la acta de consagración de Sant Martí de Cardós o del Pui.


El Castillo, siendo objeto de excavaciones desde el 2007, parece haber sido construido entre los siglos XIII y XIV. La primera referencia se tiene por el pleito establecido en 1337 por la posesión de los castillos de Boldís y Tavascan, entre Joan de Solmons y Arnau Roger II (conde del Pallars Sobirà).


Al margen de la preciosa panorámica del pueblo en el valle, desde el castillo se puede apreciar el gran valor estratégico de su situación fronteriza, lo que permite comprender su prolongada existencia (hasta el siglo XVIII), siendo el tiempo y su abandono la causa de su destrucción.



El pueblo de Tavascan, situado  al extremo norte de la “Vall de Cardós”, es el núcleo más poblado del término municipal de Lladorre. Sin llegar a conocer las causas que lo modificaron, hasta el siglo XIX daba nombre al valle, ya que siempre sería el pueblo del municipio más poblado.


A mediados del siglo XIX el censo inscribe 40 casas, con 355 vecinos. Se calcula que su máximo poblacional lo alcanzaría a final del siglo XIX sobrepasando los 400 habitantes y una cincuentena de casas pairales.


El desarrollo y despoblación seguiría la pauta del Valle. A finales del siglo XX el turismo tímidamente comenzaría a convertirse en la primera fuente de riqueza, comenzando también a crecer lentamente la población.


Iniciaría este siglo con 102 habitantes. En 2023 serán 115 los censados.


La fiesta Mayor se celebra el primer fin de semana de Agosto.



El pueblo, aislado durante siglos, nos permite hoy con poca especulación urbanística, apreciar la autenticidad rural de sus edificaciones, una esencia basada en el saber popular constructivo, la autosuficiencia y el aprovechamiento de los recursos naturales.


Es la puerta del “Parc Natural de l’Alt Pirineu”. Marcada por su historia fronteriza, sería la puerta de salida y de entrada de “perseguidos y salvados”, de los que seguidamente hablamosHabíamos traspasado el puente moderno del río Tavascán, disponiéndonos al otro lado bajo la iglesia de Sant Bartomeu y a nuestra espalda, en una caseta de madera se encontraba la Oficina de información y Turismo.


Conformando el muro del antiguo cementerio, a pie de carretera y a pocos metros al sur de la Iglesia de Sant Bartomeu, se pueden apreciar los restos de dos muros haciendo esquina.  Formaron parte de la antigua iglesia románica parroquial de Sant Simó (o Sant Simoé) de Tavascan.


En la actualidad, adosado frente a ellos se puede apreciar el mausoleo comunal, recordando las casas y apellidos que formaron parte de Tavascan.



“Sant Simó de Tavascan”


Algunos catalogan su construcción prerrománica, otros, al menos por los actuales muros en pie, la determinan románica entre el siglo XI y XII


La sillería es irregular de piedra pizarrosa enlucida. Se pueden apreciar los contrafuertes externos y parte de un vano bocinado con arco de medio punto.


Sería nombrada por primera vez como iglesia parroquial, en el catálogo realizado por los delegados del arzobispo de Tarragona en su visita al decanato de Cardós (1314).


Algunas ruinas cercanas y otros indicadores, señalan la posible existencia de un templo prerrománico anterior que la tradición cuenta destruido por un alud


Tavascan tiene el honor y la desgracia de haber padecido el primer alud (s. XVI) del que se tiene constancia escrita en Cataluña. Según parece arrasó con toda la población, quedando tan solo en pie la iglesia de Sant Simó. Por lo que es posible que un templo anterior y en decadencia también sucumbiera.


Por estas fechas y circunstancias, nació, en demanda de que nunca más ocurriera, la advocación la “Nostra Senyora de les Neus (Nuestra Señora de las Nieves). Celebración que se realiza el 5 de Mayo.



El santo al que se le dedicó la iglesia en un principio, se me muestra confuso entre Sant Simó (San Simón el cananeo), uno de los doce apóstoles y quizás el menos conocido, o Sant Simeó (San Simeón de Jerusalén), primo hermano o hermanastro de Jesús, venerado santo por toda la cristianidad; segundo obispo de Jerusalén y según cuentan martirizado (existen diferentes versiones del cómo) a los 120 años.


Se desconoce la razón de la modificación de la titularidad de la iglesia, pero en 1575 (¿después del alud?) estaría dedicada al apóstol “Sant Bartomeu” (San Bartolomé). 


La advocación continuaría en el nuevo templo, del que se desconoce también la fecha de construcción, siendo registrado su existencia por primera vez en 1758.



Caminos de “perseguidos y salvados

A pie de carretera se distribuyen diferentes murales, recordándonos que en 1936 las dificultades de acceso al municipio de Lladorre, hacían que permaneciera aislado incluso de la propia comarca. 

El alzamiento militar provocó en la mayor parte de los ayuntamientos una fragmentacion del poder local y la constitución de los Comités Locales de Milicias Antifascistas.


A diferencia de la mayor parte de los municipios, el Comité de Lladorre buscó siempre la concordia entre los vecinos, consiguiendo que no se tuviera que lamentar ni una sola víctima por rencilla local, ni tampoco por la cruenta represión y las ejecuciones sin juicio que después realizó el ejército franquista en la comarca, de las que ya hablamos un poco en los búnkeres de la Guingueta d’Àneu.


Comenzaron a cruzar la frontera las autoridades locales y los miembros de los comités antifascistas por el puerto de Tavascan hacia Francia, preludio de lo que unas semanas después sería la retirada del ejército republicano. El departamento francés de Ariège facilitó el exilio de centenares de republicanos.


Tres años después, judíos con residencia vigilada en Aulus-les-Barinas (Ariège) serán los primeros, con ayuda de los locales, en huir por el valle de Garbet hasta adentrarse en el valle de Lladorre. 


De todas formas no pudieron evitar que gran parte fueran detenidos por la guardia Civil, conducidos a la prisión de Sort y más tarde a la prisión de Lérida. Por suerte se consiguió que el gobierno español decidiera no deportarlos.

La mayor parte de los judíos que no cruzaron los Pirineos, acabaron en los campos de exterminio. 


Tampoco dejó de ser paso de maquis, pero su tránsito por el municipio siempre fue sigiloso y nunca denunciado.


Bajo la iglesia hay un monumento de agradecimiento del pueblo judío al pueblo de Tavascan por la ayuda recibida. Se calcula que más de 10.000 judíos cruzaron los puertos de Tavascan.


Desde aquí comenzamos a ascender a la iglesia de San Bartolomé, con la estampa del puente a nuestra izquierda acompañándonos.



Una puerta de madera rectangular de doble hoja, bajo un tejadillo a dos aguas revestido de pizarra, da paso al templo. 


Nada más entrar se descubre una bonita cruz de hierro con los signos de la pasión de Cristo: alicates y martillo (instrumentos utilizados para poner y sacar los clavos), la lanza del destino y el que yo intuí que podría ser la representación de la esponja impregnada de posca (muerte y vida). 




Al observar que la puerta del templo estaba abierta, nos introdujimos en su interior.


“Sant Bartomeu” de Tavascan


Templo dedicado a San Bartolomé apóstolpatrón de los oficios relacionados con la piel,

dado su cruel martirio al ser despellejado vivo antes de su decapitación.


Su peregrinación por Armenia lo convertiría en el estandarte de la Iglesia apostólica de ArmeniaSe le atribuye un evangelio traducido en el siglo III al griego, considerado apócrifo.



La barroca iglesia parroquial, agrupada a Santa Maria de Ribera de Cardós, està considerada patrimonio Cultural de Interés Local. 


Es un templo de una sola nave con cabecera rectangular orientada hacia el este, flanqueada por capillas laterales. La nave está dividida en cuatro tramos con bóveda de aristas



El retablo barroco del siglo XVII, compuesto por 30 piezas policromadas, sería quemado durante la guerra civil.


En la actualidad presume de un retablo barroco de 1780 procedente de Sant Pere de Llessuí, por suerte fue trasladado a Sant Bartomeu, poco antes de que se derrumbara la bóveda del ábside de este templo hoy en ruinas.



En la fachada, bajo el piñón de la cubierta a dos aguas de pizarra, se abre la puerta con arco de medio punto adovelado y entre ellos un óculo. En los extremos hay dos niveles con estrechas ventanas con dintel de madera.


En el lateral norte se alza el campanario de estilo neoclásico rural, rectangular hasta la altura del piñón del tejado, a partir de aquí se forma un cuerpo ochavado regular por rebaje, con cuatro vanos con arco de medio punto mostrando las campanas. 


Lo culmina un estilizado capitel con pronunciada inflexión en la base, en la que destaca su amplio alero, está cubierto de pizarra y coronado por una bonita cruz de hierro.


Necesita con urgencia su fachada renovar el enlucido. 



Salimos del templo para continuar ascendiendo hasta la Plaza mayor, presidida por una bella y bien restaurada edificación, en su día un importante hostal de montaña, en la actualidad consultorio médico y centro social.



Delante, en una esquina se alza la preciosa figura en metal de “l’aiguadora” (aguadora en castellano).



Hasta que no gozaron de agua corriente las casas (aquí no ocurriría hasta el último tercio del siglo pasado), sería una ocupación muy extendida en los pueblos de montaña. Mujeres en su mayoría, serían las encargadas de vender y distribuir el agua a los vecinos.


Antes de continuar ascendiendo hacia el barrio superior, nos entretuvimos en la referencia en pie más antigua del pueblo.


“Lo Pont de Tavascan”


Situado sobre el río homónimo, algunos señalan su construcción en el siglo XII, aunque su estilo lo delata del románico tardío del siglo XIII. 


Hasta 1960 fue el único puente que cruzaba el río Tavascan, uniendo el barrio del Raval con el centro de la Villa.


El piso de doble bajante es de cantos de río medianos y las barandas son culminadas con grandes y lamidas rocas. Tiene siete metros de altitud sobre el agua, 16 m de largo y casi tres de ancho.



Es un puente de un solo arco de medio punto ligeramente rebajado, aposentado directamente en la roca, fue construido con sillería pequeña de piedra pizarrosa con argamasa de cal.


Continuamos el paseo hacia la parte alta del pueblo, el añejo núcleo se apiña en la parte más alta y oriental del pueblo.



La especulación urbanística no parece haber deteriorado la harmonía rural de este precioso rincón de los Pirineos, los dos núcleos históricos de viviendas lo siguen componiendo edificaciones anteriores al siglo XX. Al convertirse a principios de este siglo en el principal centro turístico del valle, una parte importante de sus casas, establos y bordas están modernamente restauradas (bastantes convertidas en hermosas segundas residencias), pero todas parecen esforzarse en respetar la esencia arquitectónica tradicional.


Lo que provoca una bonita sensación de compromiso, con las que mantienen aún la impronta de sus dos siglos en sus piedras, con tejados oxidados de pizarra, dinteles y ventanas con desgastado barniz, bordas y pajares guardando el cultivo y las herramientas de labranza…, todo ello lo encontraremos en el corazón de los dos núcleos vecinales.




Nada más acceder al barrio alto, nos encontramos un triángulo de añejos caserones muy bien conservados: Casa Guillem (en la actualidad casa rural), a su lado Casa Roca y enfrente la que me pareció la más grande, o al menos con más dependencias: Casa Pubill.



Alcanzando el sector noreste del barrio alto, encontraremos el antiguo lavadero junto a la fuente y su amplio abrevadero. Observaremos desde arriba y a sus pies la Central hidroeléctrica.



Regresamos hacia la zona baja, aunque era poca la luz nos acompañaba, antes de cenar recorrimos el Raval.







En su corazón se encuentra un núcleo de casas de nobles apellidos y posiblemente las de fundamentos más antiguos.


Unos muros de media altura sin techo, un espacio en apariencia abandonado, es “l’ereta”, nos imaginamos que sería la principal era de trilla comunal, dado que las casas situadas frente a ella tenían nobles apellidos: Casa el Rey, Cort d’Andorra y Casa Arriol.






Por encima de ellas descubrimos la Casa Escolà, se supone levantada en 1609, por lo que es una de las casas en uso más antiguas de la comarca.







En el porche, abierto con una amplia arcada de medio punto, hay una “mil.lésima” que tiene la incripción: “als 23 de Mai de 1693 Antonus Escola Ecit”. Según parece adherida a la izquierda de su fachada se ubicaba la capilla particular de la “Mare de Déu del Dolors”, sería destruida durante la guerra civil. 



Continuamos ascendiendo hacia la parte más alta, en la que la actividad agropecuaria se mostraba en edificios peor conservados pero activos, transmitiendo con mayor pureza su añeja existencia.






















Desde aquí podremos apreciar pequeños espacios de cultivo. Una pequeña muestra de lo que en su día debió ser.






















En realidad, las casas quedan sumergidas en el majestuoso telón de fondo que las rodea, creando un todo indivisible, convirtiendo cualquier rincón en una bella postal.


 


Actividades a realizar en Tavascan


“Central hidroeléctrica de Tavascan”


El “Centre d’interpretació de l’aigua de Tavascan”, fomenta el conocimiento de la capital importancia del agua en la comarca, elemento esencial desde la antigüedad en la industria, hoy básicamente en la eléctrica, el medio ambiente y en la actualidad centro de interés turístico, base del importante desarrollo económico del valle.


En el centro se explican los conceptos básicos para la producción de energía hidroeléctrica y la historia de la construcción de la Central Hidroeléctrica de Tavascan. (A lo que dedicamos la nota final del post).

La presentación se complementa con el audiovisual: Tavascan, territorio, agua y energía.


Después de la presentación se visita el mayor complejo hidroeléctrico de los Pirineos. El horario de visita ha sido variado en verano y en invierno, por lo que consultar en la web, en general hay una visita por la tarde todos los días de la semana y una más por la mañana los fines de semana. La visita es en grupos de máximo 15 personas, por lo que necesita reserva previa y en verano con bastante antelación.


El tour dura casi una hora y media, no es adecuada para claustrofóbicos, ni para niños menores de seis años. Hay visitas específicas para la tercera edad.

El complejo, con cuatro centrales hidroeléctricas, cuenta con el salto de agua más alto de Europa y un inmenso complejo subterráneo, una red de túneles de 75 Km. que conecta ríos, lagos y centrales subterráneas. Tardaría su construcción más de once años.

El principal suministrador del agua será el lago glaciar más grande de los Pirineos: El Cestascan. Situado a 2300 msnm, tiene una capacidad de 18 millones de litros y 100 metros de profundidad.

Fue la primera central en España que utilizó la reversibilidad del agua; es decir, por la mañana desciende del lago y por la noche se bombea de nuevo el agua hacia éste, para ser reutilizada al día siguiente.


Se baja a las entrañas de estos largos túneles, situados a 500 metros de profundidad, en la que el guía nos irá identificando las funciones de las turbinas, bombas, centralitas, etc… 



Otra de las actividades que podéis realizar en la villa, es la visita de la Piscifactoría, situada a la derecha, nada más pasar por la comarcal las instalaciones de la hidroeléctrica, situadas al otro lado.


                                      Piscifactoria de Tavascan

Dentro se dedican a la cría de truchas de río. Su crecimiento, entre seis y siete años, lo hacen en aguas que llegan directamente de lagos y lagunas, sin pasar por ningún pueblo, industria o bordas, produciéndose la oxigenación necesaria para obtener un producto de excelente calidad, por los numerosos saltos de agua que atraviesa. 


Por un euro que vale la entrada, poco más os informarán, pero os motivarán para realizar la actividad de pesca, incluso llevarse previo pago la trucha que pesquéis.


De mayo a mediados de octubre se puede realizar la pesca de la trucha en la mayor parte de lagos, lagunas y ríos del Valle. Por lo que se puede conseguir el permiso de pesca y realizar la actividad por vuestra cuenta, con un límite en la pesca con muerte.



Senderismo desde Tavascan


En el segundo post de esta ruta, ya describimos las principales sendas de acceso a los entornos más interesantes de las fuentes del río Tavascan. La próxima ruta la iniciaremos conociendo las fuentes del valle del río Lladorre

Pero también desde Tavascan, algunas siguiendo la GR11, parten diferentes largos recorridos de alto interés paisajístico.


Os dejo la completa relación de Wikiloc, algunas largas y duras, pero gozando de una espectacular belleza.

Una de las más valoradas, circular y de cinco etapas, contando con tramos de gran dureza, es “la porta del cel” ( la puerta del cielo), en la que pisaremos el techo catalán: La Pica d’Estats, transitando por tierras francesas.


SERVICIOS TURÍSTICOS


La valoración media sobre 10 es de Google (2023)


Alojamiento y Restaurante

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No encontramos ningún restaurante específico, los tres abiertos al transeúnte también ofertan hospedaje.


Hotel MarxantEl alojamiento de montaña se emplaza en una casa rural que presenta una decoración interior de estilo rústico, con mobiliario y detalles en madera y paredes blancas. Habitaciones de 2, 3, 4 personas. Tiene una valoración de 8,8.

En el restaurante se sirven platos de cocina tradicional catalana elaborados con productos Km 0 y un excelente chef. No tengo valoración específica.

El Hotel Llac de Cardós de una estrella tiene una valoración por parte del usuario de 8,6. Cuenta con un servicio de restaurante abierto al transeúnte.

Dado que también es el comedor del Hotel rural Estanys Blaus, si los hoteles están llenos será difícil ofreceros comida, por lo que requiere y con suerte el reservar mesa al menos un día antes.

A pesar de tener la mejor valoración gastronómica, no deja de ser bastante contradictoria, muy bien valorados los completos desayunos, pero no tanto los almuerzos y las cenas. La valoración más baja la tiene el precio en relación al menú, pero se valoran excelentes algunos platos: “la olla pallaresa” o la crema catalana, entre otros. En el comedor no se admiten perros.

Casa Feliu es una casa de pueblo cercada por dos ríos, con capacidad para 15 personas (casa completa), con habitaciones con capacidad desde individual hasta 6 personas. También cuenta con un apartamento para cuatro personas.

La valoración hotelera, siendo el más barato, es de 5. No mucho mejor se valora la promocionada comida casera.


Solo hospedaje


Hotel rural estanys blaus

Dispone de mini spa con piscina-jacuzzi, sauna y gimnasio. Posibilidad de tratamientos terapéuticos de Fisioterapia y osteopatía. Terraza solarium, bar, amplio jardín con zona infantil…. No cuenta con restaurante, os proponen el del hotel llac de Cardós.

Por lo que parece, aunque es el más caro, su relación con los servicios según los usuarios es de 9,2.


El mejor valorado alojamiento rural de Tavascan, con cuatro espigas y una valoración de 9,6. es Casa Guillem, situado en el barrio alto, la pena es que se tiene que alquilar completa la casa. Especial para grupos, entre 6 y 14 personas, con una capacidad máxima para 16. Cuenta con un huerto ecológico para uso de los huéspedes y una piscina para refrescarse.


Aquella noche las estrellas estarían ocultas y el silencio interrumpido tan solo por el descender constante del agua, lo que nos condujo a dormir pronto. Pero antes mantendríamos en el mismo comedor, una corta pero interesante conversación después de cenar.

Mañana iniciábamos la ruta 9, los municipios de Esterri de Cardós y Vall de Cardós eran nuestros objetivos. Pero todo ello lo haríamos saliendo cerca de las doce del mediodía desde Tavascan después de visitar la Central Hidroeléctrica. Por suerte contaríamos con una luminosa y larga tarde.

                 *      *      *      *  

La electrificación en “la Vall de Cardós”

En la nota final de Espot (Ruta IV -II-) explicamos la tardía electrificación de la comarca, abandonada por los gobiernos de turno prácticamente hasta los años 50. En ese momento el valle más aislado de la comarca, dadas las dificultades de acceso, era el municipio de Lladorre.

Por la noche, en tranquila tertulia sobre el valle y su aislamiento, conocimos a una pareja de jubilados, ella nacida en Tavascan y él en Tremp, residían desde hacía cuatro décadas en Lérida.

El señor nos explicó que hubo un diputado en 1901 de las cortes por la demarcación de Sort, Emili Riu i Periquet, que preveyendo la importancia de las hidroeléctricas, adquirió la explotación de aguas entre Escaló  y Llavorsí, fundando la compañía eléctrica de Cataluña (EEC) con capital franco suizo, con el que iniciaría en 1911 las obras de la CH de Capdella. Pero todo ello nada más abasteció a las zonas cercanas.

Aunque lo presentó de gran visionario y preocupado por las necesidades de la comarca, me pareció que su interés, al menos también, fue claramente económico.


El nuevo sistema de electrificación de corriente alterna, capaz de recorrer grandes distancias, sería monopolizado por dos compañías y no llegaría al Pallars Sobirà hasta la década de los 50, en Lladorre no lo haría hasta los 70, mientras tanto se tendrían que contentar con conservar las humildes centralitas producidas por los molinos. 


Hasta 1975 la carretera de asfalto se acababa en Ainet, por Tavascan tan sólo pasaban camiones pisando polvo. 


El complejo Hidroeléctrico de la Vall de Cardós sería construido desde 1959 a 1974 por la constructora COPISA, empresa nacida para realizar las obras de FECSA en “la Vall d’Aran”.

La Central Hidroeléctrica de LLavorsí se construiría entre 1960 y 1966, la de Tavascan superior de 1962 a 1971, Tavascan inferior de 1963 a 1971 y la de Montamara de 1962 a 1971. Año éste que se inauguraría el complejo, aunque las obras continuarían durante cuatro años más.

El proceso comenzaría en 1958 con la construcción del puente en Llavorsí, permitiendo cruzar el Noguera Pallaresa camiones de gran tonelaje y maquinaria pesada. Lo que produciría poder contar con carreteras asfaltadas (hasta la década de los 70 llegaría solo a Ainet de Cardos) y electricidad en las casas. Junto a los camiones comenzarían a llegar taxis y utilitarios…

En turnos continuos de 24 horas, los trabajadores excavaron con pico y dinamita: 75 kilómetros de galerías subterráneas, pozos verticales y construyeron centrales en las entrañas de sus montañas.

Un esfuerzo en condiciones draconianas de miles de trabajadores que hicieron posible en once años la construcción de la faraónica obra.
La cifra total de empleados varía mucho, no encontré ninguna oficial, en algún lugar se citan 5000, otros los tasan cerca de los 10000 y en otra incluso duplican esta cifra. Llegaron de muchos pueblos del Estado Español, pero en su mayoría de Andalucía.

Dicen, dada la magnitud de la obra, que la proporción de accidentes y muertes en el trabajo fueron pocas, pero en ningún lugar encontré el número que lo avalase, pero si sabe que las condiciones de trabajo fueron muy duras y peligrosas.

La importancia de las hidroeléctricas en el Valle de Lladorre fue fundamental para salir del aislamiento, incluso en relación con la propia comarca, mantenida durante siglos hasta la oscura postguerra. En una década (1962-1971) se convertiría “La Vall Cardós” en el valle más poblado de la comarca, Ribera de Cardós, Ainet de Cardós y Tavascan serían los pueblos más afectados.

Las actividades de producción de la población varió considerablemente, los hombres entraron a formar parte de los llamados copiseros, incorporándose a los trabajos de la empresa, otro número importante se dedicaron a abrir comercios de comestibles, ropa, juguetes, papelerías, barberías, bares… Las mujeres, aunque la mayoría continuaron en las tareas tradicionales, muchas regentaron los comercios y otras formaron parte de los servicios de limpieza de COPISA.

Aumentaron los servicios médicos y las escuelas se llenaron, por lo que necesitaron más sanitarios y maestros.
También creció el mercado tradicional local, especialmente el cárnico y lechero. En contra, desapareció la crianza de bueyes, asnos y mulas, al ser remplazados por el tractor y los camiones.

La llegada de miles de trabajadores y la electricidad vino acompañada por la televisión, la maquinaria eléctrica, el tractor, el 600, los Beatles, las minifaldas, las fiestas… Es indiscutible que el choque cultural y religioso en una sociedad anclada en el siglo XIX sería muy importante, en algunos casos traumático, pero también liberador para muchos, incorporándose el valle al siglo XX.

El escritor Ramon Solsona, en su libro “alló que va pasar a Cardós” (en castellano: Aquello que sucedió en Cardós ), retrata de forma novelada y con su habitual ironía, las duras condiciones de trabajo y las relaciones que se produjeron entre la población en 1965, momento en el que había el mayor número de trabajadores en el valle (alrededor de 2500).

Dos personajes simbolizan el poder en un mundo supersticioso, reprimido y anclado en el siglo XIX, en el que seguía regida la vida comunal por el oscurantismo religioso y el control de la dictadura, delegado aquí a la guardia civil.

A partir de 1971 se produce una escalonada despedida de los “copiseros”. algunos se trasladarán a nuevas obras, otros volverán a su tierra y unos pocos se quedaron en el Pallars formando familia. En 1980 tan solo quedaban algunos trabajando en el mantenimiento de la Central y la mayor parte de los negocios habían cerrado.

Las palabras de la señora nos hizo ver que aún se mantenía nostálgico el recuerdo de su convivencia, cuando se acabaron las obras, ella tan solo contaba con 17 años. Nos explicó que sus padres siempre valoraron el esfuerzo de integración del colectivo andaluz, la solidaridad ejercida y la animación que se desarrolló en el valle, en el que aún invade el recuerdo del baile del domingo, el cine, el ambiente de las tabernas (no siempre exenta de conflictos), las engalanadas fiestas mayores, las tiendas de ropa, peluquerías…

Se crearon amistades que aún se conservan a pesar de la distancia, aunque cada vez son menos los que quedan para rememorarlo.


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