En la presente Ruta 6 recorremos “LA VALL FERRERA”, desde la cabecera del río Noguera Vallferrera (R6 -I-) visitaremos los siete pueblos que componen el municipio de Alins: Àreu (R6 -II-), Tor, Norís (R6 -III-), Alins (R6 -IV-), Ainet de Besan, Besan (despoblado) y Araòs (R6 -V-).
Vuelvo a recordar que en esta ruta ha prevalecido la visita, en algunos casos con demasiadas prisas, de los pueblos y su patrimonio, por lo que si queréis disfrutar de las múltiples rutas de senderismo familiar o profesional en uno de los entornos paisajísticos más bellos de los Pirineos o conocer en profundidad el valle y los santuarios prerrománicos que lo rodean, necesitaréis al menos un día más, de lo que seguro no os arrepentiréis.
Finalizaremos la visita al valle del hierro, paseando por el espectacular bosque de Virós en el primer post de la siguiente RUTA 7.
La Vall Ferrera
El valle está regado por el Noguera Vallferrera y su afluente el Noguera de Tor, rodeado por cumbres superando los 2800 msnm, entre las que destaca la más alta y más visitada de Cataluña: la Pica d’Estats (3.143 msnm), le acompañan en altura el Monteixo (2.905 m), el Pic de Baborte (2.938 m), el Pic de Norís (2.834 m) y el pico de Sotllo, (3084 m).
El 90 % del territorio del municipio de Alins forma parte del “Parc Natural de l’Alt Pirineu”
Por las faldas de sus altas montañas se extienden bosques de pino negro y abetos, que irán perdiendo protagonismo conforme descienden a favor del pino rojo, abedules, fresnos, arces meridionales, sauces caprinos…, encargados de impregnar de colores ígneos los bosques en otoño.
En la parte baja encontraremos bosques de encinas, robles, hayas acompañados por cerezos y nogales….También es a destacar los bosques en la solana de Alins, en el que se encuentra el único sabinar de todos los Pirineos.
La fauna salvaje es numerosa, en las alturas águilas, gavilanes, buitres…, en los bosques zorros, jabalíes, rebecos, muflones, ciervos, corzos, ardillas, tejones, liebres…, y en el agua nutrias, tritones y sus reputadas truchas. Protegidos habitan el reintroducido oso pardo, el protegido urogallo y la endémica lagartija pallaresa.
Esta endémica Lagartija descubierta a finales del siglo XX, reside en la zona fronteriza que une Andorra, Francia y el Pallars Sobirà, el parque “Natural de l’Alt Pirineu” reúne el mayor número de ejemplares.
Habita entre los 2100 y los 2900 metros de altitud, aquí la mayoría de su población se sitúa en los circos glaciares y sus soleadas rocas, entre 2300 y 2500 m.
Lagartija pallaresa. Wikipedia. Foto: Benny Trapp |
Un poco de HISTORIA medieval de La Vallferrera.
Se han encontrado vestigios que demuestran poblado el valle siglos antes de la llegada de los romanos, situándose aldeas agropecuarias (ovejas y cabras) iberovascas.
Los romanos mantuvieron cierto interés por el valle y en concreto por las minas de hierro, aún quedan testimonios de la explotación del metal por parte de éstos. En 2022 se descubrió en el Bosque de Virós el único horno romano hasta ahora encontrado en los Pirineos.
De todas maneras no parece haber tenido mucha influencia la dominación romana en las aldeas, igual que no la tendría el resto de invasiones que durante siglos cruzaron los Pirineos, incluida la musulmana.
Posiblemente el imperio carolingio fue el primero en establecer por estas tierras la frontera desde las que se desarrollaría la “reconquista”. Incluso parece ser que no tendrían sus castillos nunca la necesidad de luchar contra los moros, aunque los granjeros de la “Vall Ferrera” serán posiblemente los que más padecieron en la comarca las continuas ambiciones de condes, feudatarios y poder eclesiástico, en el que la falsificación documental, las traiciones, litigios y contiendas fueron constantes durante todo el bajo medievo.
Los topónimos ibero-vascos de sus pueblos son testimonio de su origen milenario. Fruto de su aislamiento es que aún conservan muchas palabras prerromanas, las que tendréis que intuir su significado en el franco y rudo catalán pallarense.
El patrimonio histórico del Valle atesora iglesias y ermitas con fundamentos prerrománicos, siendo el valle de la comarca con el mayor número de templos en pie de influencia visigoda/mozárabe.
La feudalización determinó que agricultores y ganaderos, ahora siervos, se dedicaran, no tan solo en producir la necesaria cantidad de alimentos para asegurar su supervivencia, sino que a partir de entonces y en preferencia, tendrían que asegurar cubrir las necesidades y ambiciones de sus señores feudales (laicos y religiosos) y las de sus ejércitos, los cuatro castillos, parroquias, conventos… lo que provocaría continuas crisis de subsistencia en la población a lo largo del Bajo Medievo. Nunca se llegó a sobrepasar los 300 habitantes en todo el valle.
Las primeras noticias territoriales, proceden de los preceptos carolingios concedidos sucesivamente desde 835 por Carlomagno, Luis el Piadoso y Carlos el Calvo, en favor del Obispado de la “Seo d’Urgell”, incluidos en el “Pagus Terbiensis”.
Frente al descubrimiento de la falsificación de la fecha de l’Acta de Consagración de la Catedral de la Seo de Urgell, se han puesto en duda la autenticidad de estos preceptos carolingios.
En el siglo XI el conde del Pallars Sobirà enfeudó a su hijo Isarn de Vallferrera, que sólo gozó del vizcondado tres años, sucediéndole su hijo Guitart i Isarn y sus nietos Ficapal y Tedball.
Desde el primer momento aparecerían los litigios territoriales con el Obispado de la “Seu d’Urgell” en base de los preceptos carolingios, añadiéndose a las disputas los primos pallarenses.
Ramón V del Pallars Jussà enfeuda los territorios a favor de Ficapal en 1076, y aunque éste se pone al lado de Artau I del Pallars Sobirà, su mujer Sibila los devolverá temporalmente al condado del Pallars Jussà.
En 1113 Artaud II del Pallars Sobirà vuelve a dominar el valle, pero a pesar de ser familia de los Vallferrera, enfeuda al conde Pere de Vilamur.
En 1120 Tedball, resentido, cede sus derechos feudales en testamento al Obispado de la Seu, con la condición que enfeudara a su hijo, aceptando éste rendir pleitesía y defender las posesiones del obispado.
Con ello el Obispado sobrepasaba el poder recaudatorio condal en el Valle un siglo después de haberse instaurado el vizcondado, tanto era su poder que en 1165 el Obispo Bernat Roger y el Obispado de Urgell rompen el pacto con los Vallferrera y acuerdan con Guillem de Galliner, poner a su servicio los castillos y los habitantes de la Vall Ferrera, dominando y administrando esta familia durante más de medio siglo el valle con dureza.
A finales del siglo XII el conde de Foix, entonces también vizconde de Castellbó i Vilamur, entra directamente en el litigio reivindicando sus derechos feudatarios frente al Obispado de la Seo de Urgell y la feudataria familia Galliner, que llegó a poseer por compra casi toda la Vall Ferrera.
El siglo XIII, los territorios fronterizos de los Pirineos catalanes estarían ocupados en la guerra albigense (cátaros) y la cruzada aragonesa. De las que hablaremos en Tírvia y Farrera respectivamente. Pero también por las ambiciones de los condados franceses limítrofes de Couserans y en el caso de la Vall Ferrrera: los condes de Foix.
En 1265 se pacta repartir los beneficios del Valle entre Roger Bernat III de Foix i Bernat de Toralla, feudatario del conde del Pallars Sobirà. Relegando al Obispado el cobro parroquial y el de las abadías.
En 1280 el rey Pere el Gran cede el dominio del valle a Bernat de Toralla, por su ayuda en la guerra. Pero el vizconde de Castellbó-Foix continuaría otorgando privilegios y manteniendo defensas en el Valle.
El Valle formaría parte del “quarter” de Tírvia bajo el dominio del Vizcondado de Castellbó i Foix hasta mediados del siglo XV, las circunstancias fronterizas mantendrían un permanente litigio especialmente con el Obispado.
En 1428, un acuerdo de paz entre el conde Joan I de Foix y el obispo de Urgell, permitirá mediante la creación del “Consell de la Vall Ferrrera”, compuesto por un alcalde y cuatro cónsules, administrar por primera vez de forma colectiva todo el valle desde la “força“ de Alins.
Pero duraría tan solo medio siglo, ya que la guerra civil catalana (1462-1472), al disponerse el conde del Pallars Sobirà al lado de los perdedores, el conde de Cardona ocuparía la Vallferrera meses antes de someter al condado soberano en Valencia d’Àneu.
Dejando tan solo una pequeña guarnición en Alins, en 1513 las tropas del conde de Foix, invaden la Vall Ferrera y se hacen fuertes en sus fortalezas.
A partir de que el duque de Cardona vuelve a recuperar las fortalezas de la Vallferrera en 1519, ocupado por las fuerzas gasconas y en previsión de que no volvieran a utilizar la fortaleza, derribó totalmente los muros y torreones, al igual que las casas y murallas que controlaban la entrada a las Villa cerradas.
Sin defensas, la incursión francesa desde el condado de Foix en 1597, sería la más destructiva y cruenta para la población de su historia, de la que hablamos desde el Pla de Boet.
El hierro y las instalaciones hidráulicas.
En Vallferrera el patrimonio tradicional sigue estando vivo su recuerdo. En la visita al Museo de la madera en Àreu descubriremos el aprovechamiento milenario de la energía hidráulica para mover molinos de harina, batanes de ropa, aserraderos para la madera, los martinetes de las fraguas del hierro…
Las fraguas serán las construcciones industriales más importantes del Valle desde finales del siglo XVII hasta mediados del siglo XIX.
En el tercer post de esta ruta encontraremos una réplica de ellas en Alins y descubriremos superficialmente lo que representó la industria metalúrgica en el Valle y de su actual y popular Feria del hierro.
Eran las 7:50 de la mañana cuando salimos de Llavorsí en dirección a “la Vall Ferrera”, una luminosa mañana nos acompañaba por la L-510. El salir tan pronto era necesario para garantizar la previsión el poder visitar todos sus pueblos.
Tal es lo habitual, nos dirigimos hacia las alturas, en las que nos acercaríamos a las fuentes del río Noguera Vallferrera. En veinticinco minutos desde Llavorsí pasamos por el último núcleo vecinal del valle: Àreu.
La Cabecera del Noguera Vallferrera
Continuaremos desde Àreu ascendiendo por una pista de tierra de 12 Km. que cuenta con cuatro zonas de aparcamiento. Conforme se sube, el transitar en utilitario se hace más difícil, pero si contáis con un 4x4 no tendréis ningún problema para llegar hasta el último aparcamiento: la molinassa, cercano al Pla de Boet y punto de partida para ascender a la “Pica d’Estats”.
En 2017 se hizo un importante acondicionamiento del camino rural. Aunque sigue señalándose recomendable solo para 4x4, nos habían comunicado que podíamos llegar sin dificultad con nuestro utilitario hasta el pequeño aparcamiento de Aixeus. Pero recordar cada año confirmar que el estado del piso permite a vuestro coche acceder al lugar deseado.
Desde 2021, con el objetivo de garantizar la visita y evitar la masificación, desde el 31 de julio al 12 de septiembre se impuso obligatorio hacer la reserva previa del aparcamiento (5 €/ día).
Para su control se ha dispuesto una caseta, una vez pasado el pueblo de Àreu, en el que os requerirán el comprobante.
Tengamos en cuenta que en 2020, el primer verano con COVID, la presencia turística alcanzó las más altas cifras de visitantes registradas hasta entonces, desbordando todos los aparcamientos.
PONT DE LA FARGA
A poco más de cinco quilómetros de Àreu, encontraremos la primera zona de aparcamiento en el “Pont de la Farga” (puente de la Fragua). Nos detuvimos unos minutos.
Cerca del Pla de la Selva se mató el último oso de los Pirineos en la década de los 60. Un gran cartel informativo anunciaba con orgullo el volver ser sus montañas territorio del plantígrado y explica su relación actual con la actividad ganadera.
A pocos metros del aparcamiento de la Farga se accede al puente, en sus inmediaciones se emplazó la desaparecida Fragua, que hasta mitad del siglo XIX se mantuvo en uso.
Por aquí pasa la GR-11, también conocida como Senda Pirenaica, una ancestral y larga senda recorriendo de punta a punta los Pirineos. Por ella, en dirección al Pla de la Selva, encontraremos testimonios de la actividad metalúrgica, carboneras y una de las pocas minas de hierro a cielo abierto que aún se pueden observar.
Fijaros desde el puente la frondosidad arbustiva que canaliza el impetuoso río, incluso puede ser que os encontréis un atrevido bañista entre sus arbustos, que por la hora que era, pensamos que más bien se estaban quitando las lagañas.
Volvimos hacia el coche para iniciar el ascenso al siguiente aparcamiento: El Pla de la Selva.
Subiendo te das cuenta que los surcos del camino, horadados por las aguas del deshielo en su inclinado e impetuoso descenso por el barranco, eran la razón principal de transitar lentamente y con la precaución permanente dispuesta en los bajos del coche.
Senderismo desde el Pont de la Farga
Si vuestra opción o posibilidad es quedarse en el aparcamiento de la Farga, desde aquí se pueden realizar varias rutas circulares de gran espectacularidad hasta el Pla de la Selva o el Pla de Boet.
Os propongo dos rutas de Wikiloc:
La primera es familiar, circular y de unas tres horas de marcha: la Farga-Pla de la Selva-la Farga.
La otra es también circular de unos 14 km, de dificultad moderada y unas seis horas de marcha: La Farga-Pla de la Selva- Pla de Boet-La Farga.
Circo de Baborte
Otro objetivo concurrido desde el Pont de la Farga hacia el noroeste, de dura ascensión con un desnivel de más de 1000 m., es el majestuoso circo de Baborte.
Pasaremos por las Bordes de Rubuira y la cabaña de Basello, para continuar por la GR-TRF paralelos al barranco de Baborte, hasta alcanzar el gran lago (a 2337 msnm) glaciar que lo horada, bajo el pico homónimo y su circo glaciar salpicado de lagunas que nutren el lago, uniéndose a las aguas que descienden del pequeño lago superior de Barbote (2446 msnm).
Entre los dos Lagos, en un paisaje idílico, se encuentra el “Refugio del cinquantenari” (cincuentenario), una estructura de metal con 8 literas, es el punto de partida para acometer el ascenso al pico o recorrer su espectacular circo glaciar.
El ascenso al circo se puede hacer desde cualquiera de los aparcamientos, siendo desde el Pla de la Selva quizás el más corto, pero no por ello evita el duro ascenso.
Cruzando el puente de la Farga se inicia la senda que nos conduce al lago de Baborte, a los pocos metros se puede apreciar un camino señalizado hacia la izquierda que asciende en veinte minutos a las Bordas de Bedet.
Son unas antiguas bordas restauradas y reconvertidas para el turismo rural, con sostén energético solar ofrece un alojamiento para dos personas, un poco caro si se relaciona con las comodidades y servicios que presentan otras casas rurales (en el interior de los pueblos), pero valorada de 10 si se tiene en cuenta su privilegiado, exclusivo y aislado entorno, en el que la fauna de alta montaña se deja ver, expresando en el encuentro la misma sorpresa que nosotros.
A ello se le añade la muy bien valorada atención de los propietarios, especialmente atentos en ayudaros a descubrir este salvaje paraje.
El bosque de pino negro y abeto por el que se asciende al Pla de la Selva es espectacular, los estilizados troncos se sujetan erguidos entre rocas a la tierra sobre inclinadas laderas, las que el agua del deshielo recorren con impetuosidad canalizadas por un manto de helechos.
Entre las alturas arboladas podréis contemplar la cima que corona Cataluña: La Pica d’Estats.
El PLA DE LA SELVA
El parking se sitúa en a 1695 m. en este prado subalpino, contando con la zona un par de mesas para el picnic y una caseta para resguardarse de la lluvia.
Desde aquí podremos llegar caminando al aparcamiento de la molinassa o al de Aixeus en aproximadamente una hora.
Si iniciáis el camino hacia el parking de la Molinassa, a menos de un kilómetro encontraréis una senda indicada a la derecha, por la que en cinco minutos, internándonos por un frondoso abetal en el que también proliferan los abedules, llegamos a los pies de uno de los abetos blancos vivos más antiguos del Pirineo catalán.
Si continuáramos por esta senda nos orienta hacia las Bordes de Rebuira, desde la que podremos alcanzar el circo de Baborte o continuar hacia el oeste hasta el Pont de la Farga.
Abeto monumental del Pla de la Selva.
Su altura se acerca a los 34 metros, con más de 8 metros de diámetro de base y cerca de los cinco de ancho a metro y medio de altura. En apariencia hasta hoy en buen estado de salud (2022).
A sus pies brota una fuente, que al margen de alimentar su robusta longevidad, evoca la naturaleza poética de este centenario árbol.
En nuestro caso, el objetivo del tránsito nos condujo, antes de llegar al aparcamiento del Pla de la Selva, a desviarnos a la derecha por una pista forestal que zigzagueando durante 4 Km. recorre el bosque d’Aixeus hasta el aparcamiento de la “Pleta dels frares” o “d’Aixeus”
Por el estrecho camino forestal de piso irregular, aunque también requiere lenta la conducción, no encontré dificultades en conseguir que los bajos no se quejaran y superar un par de inclinadas cuestas.
A poco más de quinientos metros del desvío del Pla de la Selva, se encuentra señalizado el “Pi de les cinc branques” (pino de las cinco ramas).
No dudéis en pararos y adentraros unos pocos metros por el bosque que rodea este curioso ejemplar, que sin ser monumental ni de reputada vejez, surgen de su raíz cinco robustas y añejas ramas que conforman el singular tronco.
Llegamos al pequeño aparcamiento, desde el que se accede en poco menos de una hora (ir y volver) al mirador de la Pica d’Estats, con tramos de duro ascenso, pero situado a tan solo un kilómetro y doscientos metros.
En el mirador podréis obtener información, teniendo de referencia tres amplios paneles informativos, sobre las altas cumbres que configuran la amplia y espectacular visión de la fronteriza cordillera.
Hablaremos del ascenso a su cima desde el refugio de Vallferrera, pero delante de su majestuoso circo, vale la pena recordar la razón de encontrar numerosas banderas catalanas en su cumbre.
La trinidad rocosa que compone la montaña dibuja la forma de “pica” (punta de la lanza medieval), dando nombre a la cumbre.
La Pica d’Estats (3143 m) es la cumbre más alta del macizo del Montcalm. Le acompaña la Punta Gabarró (3114 m), en memoria de este médico republicano, considerado padre de la cirugía estética en España y del escultismo catalán, que abriría en 1934 una nueva vía de ascenso a la “Pica d’Estats”. En el otro extremo está el pico Verdaguer (3133 m).
Aunque por lo que parece, desde anónimos pastores, excursionistas y topógrafos pudieron haber alcanzado su cumbre antes, la primera ascensión oficialmente documentada la hicieron Henry Russell y Jeannette Jean-Jacques Denjean en 1864.
Jacint Verdaguer i Santaló. sería el primer catalán y el tercer ser humano registrado en ascender a la Pica de Estats en 1883.
En ese mismo año también lo haría Maurice Gourdon desde Àreu y por la misma ruta en 1897 LLuis M.Vidal. La primera ascensión invernal la realizó el escalador catalán Lluis Estasen en 1924.
En su largo recorrido por gran parte del Pirineo, con sandalias, arremangada sotana y una maleta, en la que guardaba entre sus enseres un gran paraguas, Jacint Verdaguer escribió el Canigó, un bello y romántico paseo por la cordillera pirenaica, pero sobre todo un nostálgico poema épico sobre el nacimiento de la nación catalana en los Valles pirenaicos en época carolingia.
A partir de la figura del poeta, sacerdote y excursionista, la visión de la Pica de Estats, símbolo sagrado, místico o mágico desde la antigüedad para los locales, adquiere un valor reivindicativo y de unidad nacional, retomando desde las alturas Pirenaicas la búsqueda de sus orígenes dando credo a su identidad.
Se unirían en un mismo grito reivindicativo de libertad y lengua, el mundo rural con el industrial, el religioso y el laico, el campesino, el obrero y el empresario.
La nota final del post hablaremos de la construcción, en base de la nostalgia soberanista, la montaña, el fuego y la lengua, del mayor símbolo de unidad transfronteriza del nacionalismo catalán: la “flama del Canigó” y su relación con la “Pica d’Estats”.
Laguna d’Aixeus
Si disponéis de tres horas y si no os importa una hora de duro acceso, no dudéis en ascender por una inclinada senda, paralelos al barranco d’Aixeus hasta el Pla homónimo y desde allí aproximarse a su preciosa laguna de origen glaciar, situada a 2363 msnm.
Espectacular paisaje bajo los pies de la cara norte del piramidal Monteixo (2905 m) y un poco más alejado el Pic de Norís (2804 msnm).
Un recorrido de dificultad media, que crece si se le añade el ascenso al Pic de Monteixo, aquí os dejo una referencia de Wikiloc. Necesitaréis unas seis horas desde el aparcamiento para el recorrido.
También os dejo para motivaros esta excelente foto de la Wikipedia.
Laguna de Aixeus. Wikipedia. Foto: Contraix |
A unos cinco kilómetros del Pla de la Selva se encuentra el último aparcamiento:
La Molinassa o de Boet
Si no contáis con un 4x4 o un coche alto con buen motor, se os puede hacer muy difícil sobrepasar sus pedregosas pendientes, especialmente inclinadas un kilómetro antes de llegar.
Mi única experiencia en la zona la tengo veinte años antes, cuando visité el valle de Boet. La ascensión fue en 4x4 hasta el aparcamiento, entonces era imposible llegar en utilitario y el aparcamiento un pequeño descampado que difícilmente se llenaba de coches.
Desde el aparcamiento de la Molinassa se asciende en veinte minutos al
Refugio de Vallferrera
Es el refugio corporativo más antiguo de los Pirineos (1935) fue alzado por diferentes colectivos excursionistas de Cataluña, con una capacidad para 21 personas. En 2100 se ampliaría y remodelaría para dar capacidad a 60 personas, durante el COVID se redujo a 44.
Refugio de Vallferrera. Fotografía web refugio. |
Es el punto tradicional de partida para ascender a la Pica de Estats, necesitaremos alrededor de 5 h. para llegar a tocar la cumbre, con tramos de dificultad alta.
La cima es un privilegiado balcón desde el que descubriréis unas maravillosas vistas de los Pirineos Pallareses, pero también del Ariège (Francia), considerada una de las zonas más virgenes y salvajes del Pirineo francés. Admiraréis las altas cimas que les circundan desde el Montcalm (3077 m) el pico de Sotllo (3073 m) y al otro lado el piramidal Monteixo (2905).
El ascenso, considerado largo y de alta dureza, se convierte en verano en uno de los más transitados. Todos resaltan el haber llegado al techo catalán (aunque sea haciendo cola), pero también hacen propaganda de sus espectaculares bosques de pino negro y abetos, los saltos de agua del barranco de Sotllo, el lago homónimo y el d’Estats, el lamido de la roca del deshielo rasgando sus dentadas y desnudas cumbres…
En la actualidad hay cinco rutas de acceso, siendo las más utilizadas las que parten del refugio de Vallferrera y la del refugio de Broate (Refugio metálico libre para 9 personas, situado en la Vall de Cardòs).
Aquí os dejo un interesante post, con las cinco rutas y una muy buena fotografía, una vez que os decidáis, es cuestión de complementarlas con las específicas de Wikiloc.
También os sugiero la espectacular y larga travesía circular desde el refugio de Vallferrera pasando por Baborte y el lago d’ Estats.
El Pla de Boet
Desde el aparcamiento de la molinassa, la excursión de baja dureza (3 h. ir y volver) y gran belleza paisajïstica, es sin duda la del Pla de Boet.
Llegaréis en veinte minutos al mirador de piedra del Pla de Boet, en el que os convidan a interpretar el idílico paisaje rural que delante vuestro se expresa.
Hace 50.000 años, aquí se situaba el glaciar de la vall Ferrera, originándose en el circo glaciar de Baiau, horadando grandes cubetas delimitadas por muros rocosos. La más grande la ocupa el pla de Boet.
Hace 10.000 años el aumento de la temperatura hizo retroceder los glaciares, dejando a su paso las cubetas formando lagunas de escasa profundidad. Poco a poco la sedimentación las convertiría en húmedas planicies rodeadas de fuentes.
El amplio llano, modelado por la nieve en invierno y por la actividad ganadera en verano, está dividido por las fuentes del Noguera Pallaresa, creando en su serpenteante recorrido meandros e islas, entre los que pasturan gran cantidad de rumiantes.
Una zona de picnic con dos mesas os convidará a relajaros frente a este espectacular lugar.
Si continuamos ascendiendo por la Solana, pasando cercanos a la cabaña de piedra de Boet y en camino hacia el Port de Boet (también llamado d’Àreu) llegaremos a “lo Mercat”.
Un llana cubeta, testigo del comercio milenario entre la Vallferrera y los pueblos franceses de Ariège. Aquí se reunían desde finales de primavera a principio de otoño para el intercambio comercial de animales, herramientas, lana, etc…
El puerto de Boet, también sería de tránsito de bandoleros, traficantes y perseguidos por la ley humana y “divina”, un ejemplo fueron los cátaros, por aquí se trazó el llamado camino del último de los “Bons Homes” (Buenos hombres). En Tírvia hablaremos de este cruento episodio histórico.
El camino también forma parte de la ruta de perseguidos (republicanos) y salvados (judíos).
Fue la puerta de entrada de muchas incursiones francesas, pero en su memoria quedó gravada la incursión desde el condado de Foix en 1597, en el que un ejército de 2000 luteranos arrasaron literalmente el Pla de Boet y los pueblos de la Vall Ferrera, asesinatos, violaciones, saqueo de animales y alimentos, quema de campos y pajares…, dejaron el valle en la total miseria y desolación.
Desde el Pla de Boet si continuamos hacia el sur en dirección al Bosque de Arcalís, en el camino que asciende al Pla d’Arcalis, se encuentra, producto de las aguas de su barranco, una pequeña pero hermosa cascada, abriéndose paso entre la horadada roca.
Desde allí ascenderemos por su derecha al “Pla d’Arcalis”.
En la cabecera del barranco de Arcalís se sitúa este llano, lugar en el que se le unen las aguas del río Baiau delante del majestuoso circo de la sierra del Clot de l’Olla, con una elevación màxima de 2.860 m, comenzando el deshielo a principios de julio.
Si continuáis ascendiendo hacia la frontera andorrana, en tres horas y una dificultad media, podréis llegar al refugio libre de Baiau, estructura métalica preparada para dormir nueve personas. Situado en los lagos de Baiau, la fuente más alta del río Noguera Pallaresa.
La inclinada senda por la que se asciende es la GR 11, en su camino por las montañas norteñas de Andorra, único tramo que no pasa por territorio español. Una vez pasada la frontera, el lago Negro es uno de los destinos más concurridos por veteranos senderistas.
A menos que vuestra intención sea alcanzar los pasos fronterizos o sus altas cumbres, desde el Pla d’Arcalis se puede acceder a “lo mercat” (también a la inversa), completando el recorrido circular de vuelta al aparcamiento, llegando al Pla de Boet podréis pasar por la tradicional cabaña de pastoreo. En caso de lluvia es un buen refugio.
Os propongo la siguiente espectacular propuesta circular de Wikiloc.
Pla de Boet. Cabaña de Pastor. Wikipedia. Foto: Joan Simón |
Sea desde Àreu, en el primero, segundo o en el último aparcamiento, todos sugieren que al menos paséis toda la mañana por aquí, no lo dudéis.
Reconocemos que no es nada imitable, el utilizar tan solo una hora de senderismo frente a las variadas y espectaculares rutas que nos rodean, a lo que se le añade el esfuerzo que le hicimos hacer al utilitario por sendas poco recomendables, inconcebible si además hemos reservado pagar aparcamiento.
Pero nuestro compromiso de visitas aquella mañana acababa de comenzar. Eran las 10:30 h. cuando retomamos el camino motorizados hacia el Pla de la Selva.
Desde allí descendimos sin prisas hasta el Pont de la Farga, prestando atención de que los bajos no se quejaran y disfrutando del descenso de sus aguas.
Faltaban pocos minutos para las once de la mañana, cuando divisamos “la força d’Àreu”.
“La flama del Canigó” y la “Pica d’Estats”
En la guerra dels Segadors, revuelta que afectaría a gran parte de Cataluña entre 1640 y 1652, las fuerzas francesas que ayudaban a los revolucionarios catalanes, estaban dispuestas en el condado de Rosellón y en la mitad del condado de la Cerdaña. Al firmase el tratado de Paz entre Francia y España, los ocuparían oficialmente y ya no se irían.
En el tratado de los Pirineos se incluyó un indulto general y la restitución de bienes a los perseguidos por la sublevación catalana. Comprometiéndose a respetar los “Usatges de Barcelona” y las instituciones catalanas situadas en Perpinyan. Pero un año después Luis XIV deroga los privilegios, suprime la institución y prohíbe el uso del catalán en la vida pública y oficial.
Sesenta años después, dado el resultado de la guerra de sucesión y el absolutismo de Felipe V después de conquistar los opositores reinos de la corona de Aragón: Valencia, Mallorca, Aragón y Cataluña, impondría los decretos de Nueva Planta, con los que se suprimirían los fueros, las instituciones y las fronteras arancelarias, manteniéndose tan sólo las particularidades forales del derecho civil. A partir de entonces las nuevas instituciones centralizadas desde Madrid sólo utilizarían el castellano.
El País Vasco, Navarra y el Valle de Arán, al no haberse enfrentado con el Borbón, conservarían su lengua y los fueros medievales, Cataluña, la más difícil de ocupar, sería duramente reprimida y el catalán prohibido.
La extraordinaria obra poética de “Mossèn Cinto” se convertiría en la más popular e influyente de la “renaixença”, un movimiento en la línea del romanticismo europeo que impulsó el “renacimiento” de la lengua catalana después de dos siglos de dura represión. Un periodo cultural que sentó las bases del desarrollo de la literatura catalana moderna.
El poema de Mossen Cinto elevó las “llamas del Canigó” en símbolo de unidad y resistencia de la lengua catalana, más allá de las fronteras que la separaban desde el tratado de los Pirineos y desde las alturas que en su leyenda vieron nacer Cataluña.
En 1955, Francesc Pujade, residente en Arles de Tec, inspirado por el poema de Jacint Verdaguer, tiene la iniciativa de encender el fuego de San Juan en la cumbre del Canigó y desde allí repartir su llama por territorio catalán encendiendo las fogatas de San Juan en territorio catalán, aunque se tendría que contentar en un inicio con los pueblos del Rosellón y la Alta Cerdaña.
En 1963, la Organización Òmnium Cultural recoge el compromiso e instaura la ceremonia de “La Flama del Canigó”. No sería hasta tres años después que la llama podría cruzar la frontera francesa llegando a Vic.
Un año después (1967) llegaría a Barcelona oficialmente, aunque durante tres años lo haría desde la clandestinidad, comenzando a distribuirse por los barrios en 1970. En 1973 llegó por primera vez a la comunidad valenciana y en 1976 a Alicante.
Las antorchas, acompañadas previamente por un acto ceremonial de unidad lingüística y cultural, se encienden en una gran fogata en la cima del Canigó, confeccionada con los fajos de leña que van subiendo los participantes en la “Aplec” (romería) celebrada el día antes.
Desde allí partirán hacia todos los territorios de habla catalana encendiendo las hogueras de San Juan. Una antorcha con el nuevo fuego se llevará al castillo de Perpignan para guardarla hasta el año siguiente.
La llegada de la “flama del Canigó” a la Pica d’Estats, comenzaría a producirse en 1970, al hacerse transitables los caminos forestales hasta el parking de la Molinassa.
Joan Simó, nacido en Badalona y exiliado en 1939 en Banyuls, sería el encargado de transportar por carretera la llama desde Francia, para traspasarla a Josep Sicart, vecino de Alins y organizador del ascenso de la “flama del Canigó” a la Pica de Estats hasta 2005. Él personalmente lo haría en 16 ocasiones, a los 71 años dejó de hacerlo, desde entonces (2022) nadie ha recogido el testigo.
De todas formas, en las “falles de Alins” comprobaréis en la víspera de San Juan, que en el corazón de sus falleros arden las “flames del Canigó” desde hace siglos, y nos recuerdan con insolente orgullo que viven en un valle con forma de hoz coronado por una “pica”.
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