Viniendo de Borís Jussà nos incorporamos a la C-13 en dirección a Tavascan, situándonos en la carretera al otro lado del río de la capital del municipio, pasaremos bajo su desvencijado castillo.
A menos de un kilómetro se encuentra a la derecha el puente de BORITO (no es accesible desde la carretera, en la visita a Lladorre lo pisaremos). Es el tercer puente románico en pie cruzando el Noguera Cardós, en este caso por su cabecera: el cauce del río Lladorre.
En Tavascan encontraremos el cuarto puente románico, del que comentaremos sus características en el cuarto post de esta ruta, paseando por la villa.
Antes de continuar con nuestro viaje, creo interesante dar a conocer algunas características del valle del Noguera Lladorre y de su municipio, del que ya hemos visitado dos pueblos en el anterior post.
MUNICIPIO DE LLADORRE
Situado en la cabecera del valle de Cardós, la mayor parte de su territorio está dentro del “Parc Natural de l’Alt Pirineu” y sus alturas fronterizas. Además de la capital municipal, incluye los núcleos de Aineto, Boldís Jussà, Boldís Sobirà, Lleret y Tavascan.
Es de los pocos municipios pallareses que no han sufrido modificaciones en los siglos XIX y XX. Tan solo en 1847 con la incorporación de Tavascan/Aineto.
Sus dificultades de acceso lo determinaron siempre un aislado municipio del propio valle, manteniendo más relación comercial con la Vall Ferrera y Francia que con Ribera de Cardós.
Una dura vida, aislada y basada en la ganadería sería la tónica de su evolución hasta prácticamente el último tercio del pasado siglo.
Perteneciendo a los condes del Pallars hasta el siglo XV, pasaría entonces a los duques de Cardona y en el siglo XVIII a sus herederos la casa Medinaceli.
Sus pocas referencias históricas las iremos conociendo durante la visita a los pueblos. A mitad del siglo XVI contaba con unos 227 vecinos.
Tres siglos después serían 780 los censados, repartidos en Boldís (los dos pueblos) 154 habitantes, Lladorre 188, Lleret 96 y 342 en Tavascan y Aineto.
Durante el siglo XX pasará de 592 habitantes en 1900 a 397 en 1950. En 1970 seran 239, alcanzando su mínimo poblacional en 1981 con 183 censados.
eran 217 y en 2021 alcanzan ser 244 los vecinos.
La construcción faraónica de la hidroeléctrica (de la que hablamos en Tavascan) contrajo salir del aislamiento y transformó el municipio.
Posiblemente, fruto del histórico aislamiento, es el gran encanto de todos sus pueblos. Observados por las ruinas de castillos medievales, mantienen la arquitectura tradicional pirenaica en casas, iglesias y puentes de piedra, guardando el testimonio de su pasado ganadero en Bordas, cabañas de pastor, establos de montaña (cortals en catalán) y loberas, o comunales industrias: Molinos, fraguas, serradoras, hornos de cal…
Todo ello nos transporta a un presente en apariencia anclado en el siglo XIX, pero activo y consciente de vivir en el siglo XXI. Tavascan, dando respuesta a un creciente turismo de montaña todo el año, se ha convertido en el principal motor económico del municipio. Esta dualidad entre modernidad y tradición bien conservada forman un tándem espectacular.
Sustenta el crecimiento turístico de montaña más alto de la comarca este siglo, su gran atractivo es la cadena montañosa que, superando muchos de sus picos los dos mil ochocientos metros de altura, marcan los límites fronterizos de Cataluña.
Así serán objeto de alpinistas desde el pico de Sotllo (3084 m) en los límites orientales, hasta el Mont-Roig (2847 m) en los límites noroccidentales. La Coma del Forn (2.685m), Tres Estanys (2.755m), Certascan ( 2953 m ) Ventolou (2851 m ) Empirme (2663 m)…. o de senderistas: el lago de Certascan (2.853 msnm), el más grande de los Pirineos, o el de Naorte, (considerado por algunos el más bello), compitiendo con el lago del Port, con los lagos de la Gallina, “L’Estany Blau”, Mariola, El lago del Diablo, Mascarida…
A lo que se suman cascadas, barrancos y bosques vírgenes, sin olvidar el “Pla de Bohavi”, considerado uno de los altos llanos más encantadores y mágicos de los Pirineos.
Los ríos Tavascan y Noguera de Lladorre atraen numerosos pescadores de truchas y cuenta Tavascan con la única estación de esquí municipal de los Pirineos, orientada a la promoción del esquí familiar.
Para el ascenso y aproximación a algunas de sus altos y espectaculares entornos naturales, tanto en el valle del río Tavascan como el Noguera Lladorre, cuenta Tavascan con una red de taxis 4x4.
Pero si una estructura arqutectónica singulariza los dos valles, recordando su pasado milenario ganadero, son las “Bordes”. Con su agrupación llegaban a formar aldeas veraniegas.
En la cuenca de Tavascan destacan las bordas de Grau, Quanca y Noarre, en la cuenca del Noguera Lladorre: Guiralt, Cabullera y Son, incluso en un momento de su historia parece otorgarse la identidad de pueblo a esta última.
Tal indicamos desde Borís Sobirà, dedicaremos la nota final del post a esta construcción que, aunque la hemos ido encontrando por toda la comarca, aquí se manifiesta muy extensa en las dos cabeceras del Noguera Cardós. La mayor parte están abandonadas, algunas convertidas en segunda residencia y alguna continúa siendo utilizadas para actividades pecuarias.
La Cuenca del río Tavascan
Nuestro objetivo anunciado es llegar a la Estación de esquí de Tavascan, pero ascendiendo os iremos indicando los espectaculares entornos naturales a los que podemos acceder andando, compartiendo alguna propuesta de Wikiloc, por si os animáis.
Saliendo de Tavascan una bien señalizada entrada a la izquierda, nos adentra paralelos al río Tavascan hacia sus fuentes.
Ascendiendo sobre el pueblo pronto encontraremos los restos del castillo de Tavascan.
Tuvimos la mala idea de postergar su visita para la vuelta, ya que más tarde la inclemencia atmosférica evitaría poderlo hacer.
Después del castillo, a un kilómetro comenzaremos a observar aisladas bordas. A partir de la solitaria borda del Grau, todas se situán al lado derecho de la carretera.
Después de pasar un primer grupo a cada lado del río: “Bordes de Cortesils”, llegaremos a las Bordas de Grau.
“Bordes de Grau”
Sin ocuparlas, pero adherido, se sitúa el camping de “Bordes de Grau”.
Según dicen es el camping más integrado en la naturaleza salvaje de la comarca. La valoración de los usuarios es de 8,8.
El pequeño camping familiar de alta montaña, dispone de 45 parcelas y un apartamento rústico totalmente equipado. Solo abre en julio y agosto.
Cuenta con un bar-restaurante de comida casera y carnes a la brasa abierto al transeúnte, con un menú a 15 € (2021), generosos platos y un buen cocinado, teniendo una valoración de los usuarios de notable alto (9,6).
Sin duda las posibilidades de senderismo desde el camping son inagotables y el entorno, con el telón de fondo del azulado embalse de Grau, cautivador.
Las Bordas de Grau, es el primer conjunto de bordas que encontramos con apariencia de aldea, recordando que nunca mantuvo población permanente, en la actualidad parecen ser un grupo de segundas residencias, una pena que en algún tejado se haya remplazado la tradicional pizarra.
“Bordes de Noarre”
Una de las rutas senderistas desde las Bordas de Grau (también desde las bordas de Quanca) es a las bordas de Noarre. Están Situadas a 1.589,6 m de altitud, a los pies del Pico de Noarre (2020 m) y a la derecha del río homónimo, rodeada de sus preciosos y altos prados estivales, por el camino podremos descubrir la pequeña pero singular cascada de Noarre.
Os dejo una propuesta de Wikiloc y la ruta circular del recorrido sobre un mapa de la Editorial Alpina.
El acceso a las bordas de Noarre, también se puede realizar desde las Bordes de Quanca. Desde las bordas de Noarre podemos llegar al gran lago: Certascan, pasando por la cascada de Flamisella, las lagunas de Guerossos y el “Estany blau” (lago azul).
El acceso al lago de Cestascan más utilizado se produce por el cauce del Noguera Lladorre desde el Pla Bohavi o del parquing de Montalto, en ruta circular podremos también pasar por el Lago de Noarre.
Una parte del recorrido se puede hacer en 4x4, volveremos a hablar de ello en la Ruta 9 (I) en la cabecera del cauce del Noguera Lladorre, pero recuerdo que el servicio de taxis del valle de Tavascan es distinto al de Lladorre.
“Bordes de Quanca”
Siguiendo el camino asfaltado después de bordear el embalse de Graus, manteniendo el río a la derecha llegaremos a Quanca, otro conjunto de bordas que nunca mantuvo población permanente. La panorámica sobre el embalse es magnífica. Hay un parquing dispuesto para dejar el coche y poder recorrer los encantadores circuitos senderistas.
En Quanca, confluyen los tres ríos que nutren la cabecera del río Tavascan, el Noarre por el noreste, del que hablamos anteriormente; por el centro descendiendo al “l’Estany del Port” el río homónimo y por el noroeste el río Escobes. Los tres conforman rutas de espectacular belleza.
“l’Estany del Port-Port de Tavascan-Estany de Mariola”
Si continuamos por la carretera, a unos trescientos metros de Quanca, encontraremos en una curva cerrada a la derecha una estrecha pista forestal, indicada solo para 4x4 (también hay acceso de taxis 4x4), con paciencia podemos subir en nuestro utilitario si no es excesivamente bajo, pero recordar siempre consultar previamente el estado de la pista.
Os dejo esta propuesta de Wikiloc De Quanca al Mont-Roig, por la Pleta Palomera
Poco más de 22 km. Con un desnivel positivo de 1500 m.y de dificultad media moderada, pero 9 horas de esforzada marcha.
Habiendo retomado nuestra ruta motorizada en dirección noroeste, llegaremos a la Estación de esquí Tavascan.
Estación de alta montaña Tavascan Pleta del Prat
Situada en “la Vall de Mascarida” dentro del “Parc Natural de l’Alt Pirineo”, la estación de esquí abrió sus puertas en 1991, financiada por el ayuntamiento de Lladorre, lo que la convierte en la única estación de esquí municipal de los Pirineos.
Es una estación mixta con una área de esquí alpino, con siete pistas y un telearrastre de dos plazas (puesto en marcha en 1997) con un desnivel de 500 metros, un telesquí y una cinta para debutantes. La área nórdica dispone de 14 Km. de circuitos, llegando a cotas desde los 1750 m a los 2100 m. en el área de esquí de fondo.
Al margen de su oferta de esquí, se ha convertido en un centro polivalente de actividades invernales, desde cursos de iniciación de esquí de fondo, bautizos de nieve, snowboard, freeride….y de polivalentes actividades: esquí extremo, raquetas, esquí de montaña, splitboard, alpinismo….
La estación cuenta con el El Albergue refugio de la Pleta del Prat. Inaugurado en 1995, desde entonces se ha mantenido abierto todo el año. Cuenta con cincuenta plazas distribuidas en 4 habitaciones. Ofrece desayuno, comida y cena.
No encontré referencias en relación al restaurante, pero nos pareció muy correcto, sin grandes sofisticaciones presentan un menú de platos de montaña con productos Km 0, cocinados con mucho cariño, según su publicidad. Además, el entorno es maravilloso, si tenéis la suerte de poder comer en el exterior. En nuestro caso no fue posible, dado que la climatología lo impediría.
A igual que Quanca, los objetivos naturales y las rutas de acceso desde la Pleta del Prat son muchas.
Os propongo en cada una de las más significativas una propuesta de Wikiloc, aunque en algunos casos tan solo encontré el ascenso invernal.
Pico de Ventolau
Pico de Ventolau (2851 m). Unos siete km. entre ir y volver, que os comportaran casi unas siete horas, dado los 1137 m de desnivel positivo con la dificultad técnica moderada.
Pico de la Coma del forn - “Estany del Diable y Mascarida” -Pico Campirme
La ruta familiar más interesante es la que nos lleva al pequeño, circular, de once metros de profundidad y rodeado de leyendas: “Estany del Diable” (El lago del diablo).
El bonito tono turquesa de sus aguas, no le priva de la leyenda recogida por Pep Coll que le adjudica ser la puerta al infierno. De sus profundidades salía un macho cabrío negro y cornudo que preñaba a las ovejas para llevarse los corderos. También se cuenta que el lago engulló todo un rebaño de ovejas.
Al otro lado el se encuentra el lago Mascarida.
Ir y volver os puede llevar cerca de tres horas en ruta circular, recorriendo poco más de 6 Km de dificultad técnica moderada. Os señalo esta propuesta de Wikiloc. Recordar que hasta Mayo estos lagos permanecen cubiertos por la nieve.
Pasando por estos dos lagos, podremos alcanzar los dos picos más importantes de la Vall de Mascarida.
El Pico de la coma del forn (2685 m) Unos 9 km ida y vuelta, en la que necesitaréis menos de siete horas para recorrer sus 995 m de desnivel positivo con dificultad técnica moderada.
El pico de Campirme (2663 m), también a unos 9 km. de marcha, necesita una seis horas en invierno y cuatro en verano para recorrer esta ruta circular, con 845 m. de desnivel positivo y dificultad técnica moderada.
Por último os dejo esta ruta circular de dos días que recorre partiendo de la Pleta de Prats, durmiendo en el refugio de la Gola y el de Mont-Roig
Mirador de Corbiu
La excursión más cercana y de gran panorámica final es al mirador de CORBIU. Era nuestra opción cuando faltaban diez minutos para las doce, nuestra ascensión había sido más lenta de lo previsto.
Iniciamos la marcha hacia el Mirador, ascendiendo por el bien indicado camino y bajamos utilizando los inclinados atajos.Tengo que decir que algunos prefieren hacerlo a la inversa, dado que la rodilla les padece más bajando que subiendo.
Hermoso recorrido entre salvajes bosques de pino negro, altos abedules y abetos, rodeados de desnudas y escarpadas cumbres y limitados por profundas hondonadas.
El día se mostró despejado durante el trayecto de ascensión, pero al llegar al Mirador, la sorpresa fue ver cubierto el valle por un espeso manto gris, que desde las alturas se aproximaba con prisas.
Aquello nos alertó, teníamos más de media hora hasta bajar al refugio, nos habíamos dejado los chubasqueros en el coche y la tormenta se aproximaba acompañada por una creciente impetuosidad del aire.
Os dejo esta propuesta de Wikiloc al mirador de Corbiu, acompañada con mejor tiempo.
Si tenéis más suerte en el día y no os importa caminar una hora más, esta propuesta de wIkiloc os propone continuar hacia Font Tallada y la Tuca de la Cima para regresar por la otra parte del valle al Refugio de la Pleta del Prat.
Llegamos al Refugio, cuando aún nos restaba casi media hora para el almuerzo. Aunque el día presagiaba eminente la lluvia, hasta después del almuerzo tan solo el oscuro gris se mantuvo sin soltar agua.
Eran las 15:20 de la tarde cuando nos dispusimos de nuevo en el coche con la pretensión de descender a Tavascan antes de que estallara la tormenta.
No lo conseguimos, después de las bordas de Grau comenzó a caer las primeras gotas de forma tímida, pero unos trescientos metros antes del aparcamiento del castillo, la lluvia cayó como si proviniera de cubos, no podíamos transitar sin riesgo y hasta el aparcamiento padecimos.
Minutos después, ya parados, el granizo golpearía con insolencia la chapa y cristales del coche.
Después de quince minutos dejó de caer hielo, pero una contundente lluvia la suplió durante diez minutos más.
Eran las cuatro de la tarde cuando volvimos a encender el motor, aprovechando que la lluvia se había vuelto fina, pero a lo lejos un nuevo conjunto de espesas nubes grises parecía acercarse.
Al llegar a Tavascan comenzamos a descubrir que la tormenta se había quedado en las alturas. De todas formas no teníamos claro el poder llegar a visitar aquella tarde los previstos cuatro pueblos del municipio de Lladorre. Comenzamos por la capital y Lleret (Ruta 8 -III-).
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Bordas y Masías
Con una historia milenaria, las “Bordes” son una edificación agropecuaria propia y única del Pirineo. Serían edificios destinados en su origen a realizar funciones ganaderas, las podemos encontrar aisladas o en grupo por todo el Pirineo del Estado Español, Andorra y Occitania. Su función socioeconómica sería primordial en los pueblos del Alto Pirineo, sirviendo de lugar intermedio entre los pueblos y las zonas altas en las que se encuentran los pastos veraniegos.
Durante más de un milenio el sistema económico pirenaico se mantuvo en una complementariedad entre la agricultura y la ganadería, utilizando espacios y alturas diferentes para su producción. Los campos situados cerca del pueblo, en la parte baja de los valles producirían el alimento para la población (limitada y de autoconsumo) y la del animal estabulado en invierno, mientras que altos prados alimentarían el ganado en verano.
En el Pallars Sobirà y Andorra la borda adquirirá la función específica de casa de ganaderos, diferenciándola de la Masía o Mas que correspondería a la casa de los agricultores, aunque la actividad en invierno sería de carácter agropecuario.
Una misma familia de una masía o un grupo comunal podían disponer de Bordas a diferente altura, posibilitando la trashumancia en verano. Recuerdo la ruta ganadera expuesta en Boldís Sobirà.
Las bordas suelen estar formadas por dos pisos, uno inferior, destinado al ganado (cuadra) con pesebreras adosadas a la pared, y otro superior en el que se almacenaba el heno (pajar). Unas trampillas situadas junto a los muros, sobre las pesebreras aportaban el suministro controlado de alimento a los animales. En el mismo edificio o en otro aledaño se creaba un pequeño espacio de vivienda en la que podían pasarse casi medio año.
Para su construcción solía aprovecharse un desnivel del terreno, facilitando el acceder al piso superior por una puerta situada a nivel del suelo, sirviendo de entrada de los equinos cargados con fardos de heno. Si carecían de rampa de acceso se utilizaban poleas.
La construcción de dos plantas venía unida al material del entorno, así en algunos pocos lugares se levantaron de adobe. En el caso del Pallars y Andorra se utilizó piedra pizarrosa en muro seco, se introdujo la argamasa de barro en el siglo lX, para más tarde suplirla por la cal (s. XIII), las puertas y dinteles son de madera (hasta el siglo XV se dovelaban con piedra) y el tejado era a dos aguas cubierto de toscas láminas de pizarra sobre un envigado de madera (pino o abeto).
“El Mas” tiene sus orígenes en las antiguas villas romanas, se extendió su construcción desde sus primitivas formas aparecidas desde el siglo IX por toda la corona de Aragón y la Provenza, modificando sus características defensivas con torres en el bajo medievo. Adquiriría sus singulares características actuales en Cataluña a partir del siglo XVI.
En los Pirineos algunas masías contarían con bordas cerca de los alejados campos de cultivo, para guardar las herramientas, los productos del campo y los animales de tiro. Algunas estaban acompañadas por amplias eras para el trillado.
Os dejo un interesante artículo de Manuel Riu sobre el El desarrollo de la vivienda rural en el Pirineo del siglo XI al XVI, que os facilitará comprender su evolución en el Bajo Medievo.
En Aragón se le llamaría Pardinas en el medievo a la explotación agrícola y ganadera aislada, con una gran extensión de terreno (bosques, montes, cultivos …) y varios edificios. El central estaba destinado a la vivienda, soliendo convivir una o dos familias, los demás edificios estaban destinados a almacenes, corrales, establos, horno, etc …
Si por una parte muchas masías, especialmente si se situaban en un camino comercial o de trashumancia, darían paso a aldeas y señoríos que más tarde se convertirían en pueblos.
En el Pallars y Andorra (entre otros lugares) se le domina Pardinas a un conjunto de edificaciones aisladas en ruinas, testimonio de que las explotaciones agropecuarias que quedaron abandonadas sin producirse crecimiento vecinal.
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En la actualidad la mayoria de las Bordas han sido abandonadas, la revolución industrial y la decadencia de las formas tradicionales de producción agrícola y ganadera a partir de la segunda mitad del siglo XX lo determinaron. A partir de los años cincuenta, y sobre todo de los sesenta, el Pirineo sufrió las significativas transformaciones económicas y sociales de las que ya hablamos, con el consecuente éxodo del campo a la industria fuera de la comarca.
La perdida de importancia de la trashumancia ganadera comunal, fue paralela a la implantación en Cataluña de las macro granjas de ganadería intensiva, con la producción de cultivos intensivos forrajeros o la compra de pienso, a la vez, aumentando la cría de ganado bovino, en detrimento de todo el resto de ganadería tradicional: ovino, caprino, caballar, mular…
El sector pecuario, en la tónica actual del Pallars Sobirà, aunque son grandes rebaños los que se mantienen y la industria lechera remplazó en gran parte la cárnica, aún abundan las pequeñas explotaciones poco capitalizadas y tradicionales que imprimiendo en sus carnes el sello de calidad ecológica dada su ganadería extensiva, intentan promover la venta de proximidad sin intermediarios, pudiendo competir la calidad certificada de sus carnes también en el precio.
El Pallars Sobirá perdió la mitad de su población en el siglo XX, siendo en la alta montaña en la que se produciría el mayor éxodo, pero sigue siendo la única comarca de los Pirineos que el sector de servicios primarios representa el 40 % de la ocupación, cuando la media del resto no supera el 15%.
Otro de los cambios importantes en el Valle durante las primeras décadas de este siglo se ha producido en el área de servicios turísticos, convirtiéndose sus montañas en “un paraíso verde protegido”, generando un relevante desarrollo del turismo invernal y estival. Muchas bordas se han rehabilitado para el turismo rural o se han convertido en encantadoras segundas residencias.
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