Nuestro objetivo durante este día será visitar por la mañana uno de los más bellos bosques de los Pirineos: el bosque de Virós (R7 -I-) y sus ermitas románicas, después visitaremos Tírvia ( R7 -II-) lugar en el que almorzaremos. Por la tarde visitaremos los pueblos de la Coma de Burg (R7-III-): Burg, Farrera y Alendo, para terminar el día visitando los pueblos del Barranco de la Glorieta (R7 -IV): La Glorieta, Montesclado y Mallolís.
Salimos de Llavorsí a las 8:15 después de un buen desayuno. La primera parada de la Ruta 7 era el Bosque de Virós, por lo que nos dirigimos desde Llavorsí nuevamente hacia “la Vall Ferrera”.
El BOSQUE DE VIRÓS Y LA VALLFERRERA
El bosque de Virós es una profunda, amplia y espesa masa arbórea de la Vall Ferrera dentro del “Parc Natural de l’Alt Pirineu”.
Los protagonistas son los bosques de coníferas, abedules y fresnos, conteniendo también uno de los dos grandes hayedos que hay en el parque Natural. Los árboles caducifolios en otoño tiñen de colores cálidos el bosque, adquiriendo el paraje una espectacular belleza cromática.
En invierno el blanco lo cubre todo en las alturas, espacios en el que podremos conocer la estación de esquí nórdico de la Valferrera y el refugio del Gall Fer (Urogallo), animal al que dedicamos la nota final de este post.
El bosque de Virós guarda en su interior las huellas de la explotación humana de sus recursos. Las montañas aportaron el preciado hierro al menos desde principios de nuestra era con la presencia romana. Sus árboles, entre otros derivados, aportarían el carbón necesario para alimentar los hornos de fundición. El acero de la Vall Ferrera alcanzaría el nivel más alto de cualidad en Europa, siendo su producción la que abastecería Cataluña, Aragón y las américas durante los siglos XVIII y XIX.
A mitad del siglo XIX la Vallferrera contaba con 5 forjas produciendo 360 toneladas anuales de hierro, en las que trabajaban más de 600 personas.
A pesar de mostrarse hoy como un protegido bosque salvaje bien cuidado, en la primera mitad del siglo pasado el escritor Josep María Segarra lo definió como “un rincón dejado de la mano de Dios”, creo que eso fue más una suerte que una desgracia, permitiendo una frondosa regeneración natural del bosque. Lo que mejoraría con una buena atención humana durante estas tres últimas décadas.
Será difícil encontrar un pino o un abeto anterior a 1870, pero en la actualidad su masa forestal ha recuperado la mayor parte de su salvaje frondosidad arbustiva, ocultando en su interior el testimonio silencioso de aquellos tiempos: minas, carboneras, hornos, forjas...
Ha tenido gran importancia para su conservación y protección el pertenecer a la reserva Natural del Parque del Alto Pirineo, destacando sus campañas de repoblación de la arbolada perdida o en recesión: cerezos silvestres, sorbus aria, arces blancos, encinas, robles... Una variada flora por la que se mueve con total libertad su también variada y protegida fauna.
Descubrireis en el interior del bosque testimonios de la vida agropecuaria, antiguas bordas, unas restauradas y otras caídas, espacios de altos prados ocupados en el medievo por pueblos hoy desaparecidos, permaneciendo en pie sus humildes y restauradas ermitas románicas. También se guardan las huellas de la actividad minera y metalúrgica que el bosque se produjo hasta mediados del siglo XIX, se desconoce su origen, pero en su interior se encontró en 2022 el único horno romano conservado hasta entonces en los Pirineos.
Una vez que llegamos a Araós, hacia el final del pueblo descubriréis un cruce a la derecha en dirección a las “Bordes de Virós”. Rodaremos por calzada asfaltada durante casi tres kilómetros, hasta encontrar un cruce, el de la izquierda nos conduce hacia las Bordes Buiro y el de la derecha a las de Virós. Hacia éstas nos dirigimos.
Bordes de Virós
El lugar de Virós es mencionado por primera vez como parroquia del Valle de Tírvia en la acta de consagración de la Catedral de la “Seu d’Urgell”.
En 1083 y 1126 aparece documentado el alodio de Virós, siendo mencionado como pueblo a mediados del siglo XIII. Dos siglos después sería abandonado, reduciéndose el lugar a prados de cultivos, bordas y corrales de vecinos de Araós.
Salpicado por bordas, algunas muy bien conservadas, junto con otras en el que tan solo quedaba en pie parte de alguna pared.
Este amplio y alto llano sería utilizado para el cultivo y la ganadería desde finales del alto medievo. Hoy es un lugar de descanso, preparado para el pic-nic y la puerta de entrada para recorrer este encantador bosque.
El lugar está habilitado no tan solo para el aparcamiento, sino también para el almuerzo. Cuenta con una fuente unida a una gran parrilla con chimenea, para poder disfrutar de una barbacoa; a su lado se sitúa una mesa que nos posibilita comer sentados, al menos los primeros que la ocupen.
Al noroeste de la zona, a unos cien metros, encontraremos la ermita de Sant Lliser o Lleïr (San Lliser en castellano)
No se sabe que advocación tenía, ya que según parece Sant Lliser de Virós hace referencia a un santo local, párroco de la iglesia de Araós. Su abandono se le supone asociado al del pueblo de Virós.
En 1985 fue restaurada por la Asociación del Patrimonio de la Vall Ferrera.
La sencilla y rústica estructura del edificio es de una sola nave rectangular sin ábside, con una aspillera rectangular de un solo derrame en cada pared (2 tapiadas).
No se han encontrado argumentos para su datación, tan solo la puerta, que se presenta transformada o mal restaurada, muestras signos prerrománicos, con un posible arco de herradura, que la podría situar entre los siglos IX y X. El espigado de piedra pizarrosa adovelando el arco, queda en gran parte oculto por el enlucido de cal.
En el resto del edificio se utilizó el barro como aglutinante de la mampostería. La puerta se sitúa desplazada a la derecha de la fachada, con dos grandes rocas a su lado canalizando a modo de pedestales la entrada.
En 1985 se reconstruyó la cubierta a dos agua revestida de pizarra, el envigado de madera interior y la gran espadaña de un solo ojo, situada en el centro de la fachada de entrada. Me pareció desproporcionada, dado el tamaño de las campanas que estas pequeñas ermitas dispusieron.
El suelo está formado por espigadas y pulidas losas rectangulares desbastadas de piedra pizarrosa. La acompaña un moderno altar de piedra pizarrosa con mortero de cal, cubierto por una losa de mármol.
Desde las Bordas de Virós se inician diferentes circuitos circunvalatorios de senderismo. En verano por pista forestal se puede acceder en utilitario (en invierno solo con 4x4) a los tres puntos más interesantes del Bosque (recordar verificar el estado del camino de montaña y no transitar sin rueda de recambio), desde los que surgen sugerentes rutas de senderismo que intentaré enunciar desde cada lugar, al menos las más conocidas.
De todas formas recuerdo que el centro de información del parque Natural en Llavorsí, os ampliará con creces la información sobre posibilidades, rutas y material necesario en función de la época del año y vuestros intereses.
Rutas de senderismo desde las Bordas de Virós
Circuito Buiro: Virós-Buiro-Santes Creus-Mirador de les Fargues-Virós. 2 h. dificultad baja.
Circuito de la Fageda: Virós-Avet del capellà-Refugi Gall Fer-Buiro-Santes Creus-Mirador de les Fargues-Virós. 4 h. Recorrido de dificultad media.
Circuito Serra d’Erta. Virós-Mirador del Farro-Refugi Gall Fer-Pla de Buiro-Santes Creus-Mirador de les Fargues-Virós. 7 h. Dificultad media-Alta.
Hacia la vertiente oriental, paralelos y sobre el Noguera Vallferrera, nos dirigiremos al Pla de Buiro por el interior del bosque, del que disfrutaremos de su encantadora belleza, confluyendo flora, piedra y agua, o el inesperado y puntual encuentro con su fauna. Algo imposible de vivir si hacéis el recorrido en coche.
En 40 minutos caminando por senderos o en diez en coche por la pista forestal, recorriendo unos tres kilómetros, llegaremos al “Pla de Buiro”(Llano de Buiro).
En esta alta planicie, a 1.380 metros d'altitud bajo la vertiente meridional del pico de Buiro, nació un pequeño poblado a principios del bajo medievo y a su fin sería abandonado, convirtiéndose en un grupo de bordas de vecinos de Ainet de Besan, manteniendo actividad agropecuaria hasta mediados del siglo XX.
Alrededor de la planicie podréis encontrar los restos de antiguas bordas, trozos de muros que pertenecieron al pueblo medieval.
Santuario de Sta. María de Buiro o Santes Creus
Ascendiendo trescientos metros por un sendero hacia el norte, en unos diez minutos encontraremos en medio del bosque este sencillo y restaurado templo románico.
Posiblemente fue la iglesia parroquial del antiguo pueblo de Buiro, dedicada en un principio a Santa María. Se piensa que se levantó en el siglo XII, sobre un templo prerrománico del siglo IX, pero las continuas reformas imposibilitan identificar con certeza estas fechas.
No existen referencias escritas del templo hasta 1904, siendo entonces capilla de Sant Julià d’Ainet de Besan.
Es una pequeña ermita de una sola nave rectangular, con restaurada cubierta a dos aguas de pizarra.
Carece de ábside y espadaña, disponiendo de una humilde puerta en la fachada meridional y en la fachada occidental se abre un ojo de buey dovelado; debajo, desplazada a la derecha, se abre una ventana cuadrada con dintel.
Su interior, abierto de forma permanente, a diferencia de la ermita de Virós se muestra limpio y activo, guarda un humilde altar bien guarnecido sobre un suelo de losas pizarrosas y bajo un moderno envigado. Alrededor de las paredes hay el antiguo bancal de piedra. Un lugar apropiado para descansar, meditar o resguardarse de la lluvia si hace acto de presencia.
De esta ermita proviene una talla de madera románica de Cristo crucificado, que da nombre a la iglesia, conocida popularmente como Sant Creuet o la Majestad de Buiro.
También supe que preside el altar en las congregaciones una talla gótica de la Virgen del Roser.
La custodia de este patrimonio artístico la ejercen de forma rotativa y particular los vecinos de Ainet de Besán.
La razón de tal práctica, no tan solo es para garantizar su seguridad frente a posibles saqueadores, sino también evita que los monjes, intentando bajo la excusa de conservar lo mejor posible las tallas originales, la donasen al museo diocesano y celebrasen el culto con una copia. El pueblo ha decidido que ninguna réplica las puede remplazar.
Desde el santuario continúa una ruta circular andando que vuelve a finalizar en el Pla de Buiro, que en poco más de hora y media descubriremos en sus bosques el testimonio de la acción humana: minas, carboneras, hornos, fraguas…
Para volver al llano de Virós, nos dirigiremos hacia el oeste por un alto sendero situado al norte. A poco más de un kilómetro podremos parar en el mirador de las Fargues, que junto a las espectaculares vistas del valle, se pueden observar algunas fraguas. Dos kilómetros después, paseando por un precioso sendero, llegaremos a las Bordes de Virós.
Os dejo aquí la propuesta familiar y circular de Rutes Pirineus, 6 km que en menos de dos horas podéis recorrer, con un desnivel positivo de 185 m. y una dificultad técnica baja.
Si queremos trazar una ruta más larga, otra de las populares posibilidades en coche o andando es ascender hacia el sur, alcanzando las altas alturas del Bosque de Virós. El primer objetivo será llegar hasta el Refugio del Gall Fer (Urogallo).
Refugio del “Gall Fer”
Situado a 1.770 metros de altitud, dispone de treinta plazas en literas corridas con colchones y mantas, aseo con ducha y calefacción por estufa de leña. Hay servicio de comidas, con un buen menú en el que destaca su arroz de montaña y que a 18€ incluyendo las bebidas, está valorado por los usuarios de notable.
El refugio, que cuenta con emisora de radio y teléfono, es el centro de acogida de la estación de esquí nórdico Virós-Vallferrera en invierno, disponiendo de 10 Km de pista por un espectacular bosque. La estación dispone de alquiler de material y de servicio de monitores para la iniciación y el perfeccionamiento.
También destacan las rutas de senderismo con raquetas, paseos en moto de nieve, paseos en trineo conducidos por perros o incluso podremos aprender a construir un iglú.
Durante el verano continúan ofertando múltiples actividades, para disfrutar de este extraordinario entorno.
Senderismo: La Costa dels Meners
Uno de los circuitos más concurridos en verano desde el refugio del Gall Fer, es la Costa dels Meners.
Ruta circular de 4,3 km de longitud y 1:30 hora de marcha, por la que nos adentraremos a la parte alta del bosque, lugar en el que el rebeco puede admirarte desde los riscos o cruzarse nervioso por delante nuestro, o encontrarnos con sigilo y mucha suerte con el urogallo; pero lo que seguro que encontraremos, y para ello os sugiero el poder hacer la ruta con guía, el descubrir las actividades relacionadas con la explotación del hierro y las huellas en el paisaje desde la época romana hasta la actualidad.
En el mirador de Meners podréis refrescaros frente al impresionante paisaje.
Os dejo aquí una propuesta de Wikiloc
Desde el refugio, continuando por la pista forestal hacia el noroeste, regresaremos en 4x4 a las Bordas de Virós en unos veinte minutos.
Andando, pasando por el Avet del Capellà (Abeto del capellán), necesitaréis poco menos de dos horas para llegar a las bordas de Virós.
El mirador del pico del Farro (del que hablaremos también desde Tírvia) es uno de los puntos elevados más interesantes del bosque de Virós, un espectacular balcón panorámico guardando testimonios históricos del frente republicano, trincheras y en las cercanías un amplio campamento militar.
En Wikiloc proponen un precioso circuito circular de 14 Km, con 635 m de desnivel positivo, dificultad técnica fácil y necesitando unas cuatro horas de marcha para recorrer gran parte del bosque de Virós: las bordas, el pico del Farro, refugio del Gall Fer, ermita de Santes Creus…
Desde las Bordas de Virós se puede acceder por una pista forestal a Tírvia, pero por lo que nos señalaron, nuestro coche podría tener problemas, decidiendo ascender por asfalto hacia Araòs y desde allí incorporarnos a la carretera comarcal en dirección a Llavorsí, a pocos kilómetros encontraremos el desvío a la izquierda hacia Tírvia, nuestro próximo destino (Ruta 7 -II-)
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El UROGALLO
El urogallo común (Tetrao urogallos) es una ave galliforme, llamado también el “gallo de los bosques” y en catalán: Gall Fer.
Esta gran ave, de las pocas supervivientes de la era glacial, es el animal protegido más emblemático de los Bosques de Viròs. Os será difícil verlo, ya que evitan nuestra proximidad en silencioso tránsito por el espeso sotobosque, pero de marzo a principios de mayo, época de apareamiento, posiblemente escuchéis su potente reclamo sonoro, momento que los convierte en vulnerables frente a los atentos depredadores, siendo el hombre históricamente uno de ellos.
En el estado español desde 1979 se prohibió la caza y en 1986 se le cataloga como especie protegida en peligro de extinción. En la península tan solo en Cantabria y en los Pirineos subsisten hoy dos subespecies. Pero por ahora no se ha podido detener su declive.
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Gall Fer (Urogallo). Wiquipedia. Foto:Nudelbraut. |
Por lo que ATENCIÓN: no os acerquéis si escucháis su sonoro pavo, lo podéis interrumpir y es esencial para el apareamiento.
Tras el apareamiento las hembras depositan entre 6 y 8 huevos, incubándolos durante 26 días. Por desgracia les será difícil mantener huevos y crías a salvo de los depredadores.
Os dejo el enlace con la wikipedia, en el que podréis escuchar el sonido del macho y de la hembra.
Los urogallos machos son más grandes y corpulentos que las hembras, llegando a pesar entre 3’3 y 6’7 Kg. y pueden medir entre 74 y 115 cm. Su plumaje es gris/pardo oscuro con el vientre azul verdoso con reflejos metálicos. Su larga cola en el celo la desplegará en abanico. Tienen plumas bajo el pico a modo de barba. Sobre los ojos destacan sus tubérculos rojos.
Las hembras lucen plumaje pardo con jaspeado en negro y el vientre amarillento, pesan en 1,5 y 2,5 Kg, con una altura entre 54 y 65 cm.
En ambos casos las patas, con dedos cortos y anchos, las tienen protegidas del frío con espeso plumaje.
La alimentación es variada en las cuatro estaciones, así las hojas de acebo y los tallos verdes de los arándonos serán los preferidos en invierno, en primavera priman las proteínas y fibras recolectando brotes de distintas plantas. En verano bayas, moras, frambuesas y arándonos. En otoño serán las bellotas y frutos serbales.
Los polluelos hasta los tres meses se alimentan de insectos, desde hormigas a escarabajos.
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