EL VALLE DE ESTERRI DE CARDÓS
En este pequeño, frondoso y montañoso valle comparten municipalidad cuatro núcleos vecinales: Esterri de Cardós (sede del municipio), Arrós de Cardós, Benante y Ginestarre.
Su historia medieval y moderna corre paralela a la Vall de Cardós, de la que hicimos una breve síntesis en el post anterior (R 9 -I-)
Uno de sus atractivos históricos son sus iglesias, tres humildes pero valiosos templos del románico rural. Los frescos y tallas originales que sobrevivieron hasta el siglo XX, lucen hoy en museos.
En el siglo XVI los cuatro pueblos que componen hoy el municipio sumaban cerca de un centenar de vecinos.
En 1717 se registran 264 los habitantes, llegando a su máximo poblacional en 1877 con 315, repartidos de la siguiente manera: 136 hab. en Esterri de Cardòs, 74 en Arròs, 21 en Benante y 74 en Ginestarre.
En las siguientes dos décadas se producirá la primera crisis poblacional, incorporándose al siglo XX con 192 censados, en la década de los treinta alcanzarían los 205 habitantes, pero en 1950 ya solo eran 154, iniciándose un proceso de despoblación agudo hasta alcanzar el mínimo de 54 vecinos en 1981.
En 1986 se iniciaba una estabilidad poblacional ascendiendo a 64 habitantes y alcanzando los 80 censados en 1996, pero a partir de entonces con pequeños altibajos iría decreciendo, llegando a 64 los censados en 2022.
El municipio fue uno de los fundadores en 2008 de la asociación de micropueblos de Cataluña.
La economía tradicional del municipio siempre se basó en una autosuficiente agricultura de montaña, ganadería de todo tipo, pastoreo y la explotación de sus bosques. Molinos y serradoras son testimonio de ello, aunque hoy tan solo podréis encontrar sus ruinas.
La desaparición del negocio de mulas representó una fuerte caída de la economía del valle y el éxodo de población en la segunda mitad del siglo XX. Dedicamos las notas a final del post sobre ello, observando también el presente amenazante de extinción de estos pueblos.
En la actualidad la actividad ganadera sigue siendo la más importante, el 92,5% de las tierras se dedican a pastos artificiales y el resto a la actividad agrícola para el consumo humano. Se ha revalorizado desde la entrada a este siglo la ganadería caballar y se ha promocionado la tradicional cría de oveja aranesa, reintroduciéndose también la “xisqueta”, la autóctona oveja pallaresa.
Senderismo por el valle del torrente de Esterri
El Valle es un lugar espectacular para hacer senderismo, situado en la vertiente occidental de la sierra de Costuix, es la puerta al “Parc Natural de l’Alt Pirineu”.
Es por ello que os hago una referencia general de las principales rutas accesibles desde cualquiera de sus pueblos y que muy bien señaliza el municipio.
Recuerdo que por Arròs pasa la ruta de los puentes románicos.
Itinerario “CAP de la Roca”
Hacia el nordeste en un circuito circular de un par de horas, por el que accederemos al mirador del “gorgs de Lladrós-Benante” y el mirador del CAP de la Roca.
Podremos alargar la ruta bajando hasta la Mare de Déu del Pont, visitar Lladrós y/o Benante antes de regresar a Arròs.
Itinerario “dels Cortalons”
En una hora podemos hacer este circuito circular desde Esterri de Cardós, corto pero con una biodiversidad increíble, hermoso paseo por el barranco de la Molina que atravesaremos hacia el “cortaló d’Esteve”, desde el que iniciaremos el descenso por altos llanos de pastos hasta Esterri.
itinerario de Fonteana
Es un circuito circular de poco menos de tres horas, de unos 6 km de dificultad moderada. Se puede acceder por el barranco de la Molina desde Esterri o por una variante desde Arròs. El recorrido por una gran biodiversidad arbórea, nos introduce por un bosque maduro de pino negro y rojo, acompañados por una gran variedad de árboles caducifolios que en otoño inundará el bosque de su contrastada gama de colores ígneos. Una vez que dejamos el camino hacia el Pla de la Nègua encontraremos un bosque en el que el las estilizadas ramas de pino blanco o candelabro adquieren curiosas formas.
Pla de Nègua
El Pla de Nègua (llamado también de Negua o Néqua) es el también conocido popularmente “Pla de les Bruixes” (llano de las brujas), del que ya hicimos referencia desde Alins. Tengo que decir que en principio la palabra Negua es de origen Vasco y significa: invierno.
Es la llanura a más de 2000 metros de altura más amplia de la comarca, ocupando dos campos de fútbol.
Es un lugar valorado de mágico, unos considerando sus corrientes telúricas y otros la concentración de energía cósmica, en el que las leyendas sitúan, en luna llena y alrededor de la hoguera, las reuniones de las brujas de los valles de la Coma de Burg, Vall Ferrera y Vall de Cardós. Siendo en las festividades de San Juan (24 de junio) y Santa Coloma (31 de diciembre) en las que se producirían los presupuestos aquelarres.
Pep Coll dedica uno de sus libros de cuentos a la leyenda de las brujas que otorgaron magia y nombre a esta alta llanura.
La ruta circular al Pla de Negua, con dificultad moderada y cinco horas y media de marcha, nace desde Ginestarre pasando por las Bordas de Llosaus (conjunto de bordas de interesante visita), continuaremos atravesando el bosque Gallinera y el de Auredo antes de unirse con el camino iniciado desde Esterri de Cardós por el “Cortaló d’Esteve”.
Continuando juntos los dos itinerarios llegan a las fuentes de Sarredo, pocos cientos de metros después el camino se unirá en paralelo a la pista forestal hasta el parquing del “Pla de Nègua”. Diez minutos ascendiendo nos restarán para disfrutar de esta espectacular alta planicie.
Desde ella se accede al Pui de Mitgdia (2052 m) o un poco más lejos al “Pui de Tudela” (2328 m).
En este sentido os remito esta interesante propuesta de Wikiloc, de poco más de 11 km de dificultad técnica moderada y de poco más de cinco horas de marcha desde Esterri al Pui de Tudela, pasando por el Pla de Nègua.
El regreso hacia Esterri de Cardós, después de alcanzar el mirador de la portella, cuenta con dos variantes, una pisando la “Mata d’Arròs” y la otra por las “Bordes de Peret”.
Aquí os dejo el enlace de la selección de rutas de Wikiloc, en las que están todas ellas y sus variantes.
Os dejo también con el enlace del Ayuntamiento de Esterri de Cardós, por si necesitáis información del estado de la nieve, si queréis hacer el ascenso en invierno o practicar esquí nórdico por vuestra cuenta.
Servicios turísticos
El Valle no tiene restaurantes y tan sólo cuenta con dos casas rurales, con una valoración media por parte de los usuarios (Google/2024) de notable alto, rozando la excelencia. En las dos se valora mucho la atención de los anfitriones, el maravilloso entorno en el que se ubica y su relación calidad de servicios/precio.
Casa Borrut en Esterri de Cardós.
Ofrece la casa Gros de 2 a 5 personas, y 4 habitaciones dobles con baño, piscina comunitaria, servicio de habitaciones y de comedor: desayuno, comidas y cenas. Los usuarios valoran de notable (9’2) su cocina casera con productos de calidad.
Casa Mora es una casa solariega del siglo XVII, catalogada por la Generalidad de Bien Cultural de interés local.
A su lado se habilitó un alojamiento rural independiente de dos plantas para cinco personas con jardín propio y barbacoa.
En el antiguo pajar se construyeron dos apartamentos rurales totalmente equipados: La Mata y la Laguna, y más tarde en sus proximidades se habilitaría el Tudela, todos para un máximo de 4 personas. No dispone de servicio de cocina, pero la casa cuenta con huerto propio. La valoración es de 9’8.
Siendo lo habitual en nuestras rutas, comenzamos por el alto pueblo en el que se acaba la carretera, presentándose la tónica poblacional de ser bien pocos los censados.
Recorriendo seis Kilómetros y transcurriendo quince minutos después de salir de Ainet de Cardós, llegamos a Ginestarre.
GINESTARRE
Está situado a 1365 m de altitud en la vertiente baja del Solà de Ginestarre, en inclinada disposición se eleva a la derecha del torrente de Esterri y a la izquierda del barranco de la “Font del Batlle” (fuente del alcalde).
Según Joan Coromines el topónimo de procedencia latina Ginestar, alude a la retama (Ginesta en catalán).
Si en primavera paseáis por la comarca, contemplareís el espectáculo de sus flores amarillas inundar el bosque.
La población de Ginestarre y su iglesia aparecen documentadas por primera vez en 1069.
Nos incorporamos al pueblo con la bienvenida en su cabecera, bordeando la carretera, de la imponente casa solariega de los Bringué y su gran pajar.
Según parece el departamento territorial decidió en 2021 iniciar las obras para habilitarlo, con la pretensión de acoger la sede de la Escuela de Pastores de Cataluña.
Pocos metros después, haciendo esquina con su límite suroeste, se levanta Santa María de Ginestarre.
Aparcamos una vez traspasado el templo, en el único lugar en apariencia adecuado para ello.
Nuestra intención era visitar el interior de la iglesia, por lo que dejamos para más tarde su exploración y ascendimos hacia el interior de la aldea, buscando a alguien que nos indicara si era posible.
Eran las 15:35 h, el silencio era total, tan solo los pájaros lo rompían.
Dejando una edificación a nuestra derecha, llegamos al corazón del pueblo, aquí se levanta la única casa de principios del siglo XX, en ella se encuentra GinestArt.
Dado que anunciaba abrir sus puertas a las 16 h, decidimos continuar ascendiendo.
No tardamos en sobrepasar la última de las ocho casas del pueblo, desde allí se anunciaba cercana la fuente del torrente del Batlle (alcalde en castellano).
Hacia allí nos dirigimos, descubriendo en cinco minutos un paraje habilitado para el descanso sobre el torrente del barranco, al lado de una fuente natural y dos abrevaderos de piedra, todo ello bajo la sombra de una gran copa verde.
Sin duda lo más espectacular era la postal que ofrecía del valle, descubriendo la inclinada disposición de la ladera en la que se distribuye el pueblo.
Regresamos a la tienda de Rosa María Tejedor, GinestArt.
Tejedora con cuatro décadas de oficio, que desde hace dos produce su obra en Ginestarre con telares de bajo lizo (los hilos de la urdimbre se disponen en vertical), tal se producían en el siglo XVIII, utilizando para ello un telar del siglo XVII, tan solo por esto vale la pena la visita, pero sin duda lo más relevante son sus piezas únicas cargadas de sensibilidad, sobrepasando la artesanía para incorporarse en el mundo del arte.
Combinando hilos de lana, seda, alpaca, lino … y añadiendo piedras o maderas a los tejidos, produce desde piezas características de la zona como las mantas pallaresas a complementos de moda: bufandas, chales, pañuelos… Colabora la artista de forma activa con el “Ecomuseo de le Vall d’Àneu”.
Pensamos que podía tener la llave para ver la iglesia, pero un nombre y número en la puerta nos indicaba quién disponía de ella.
Llamamos y nos comunicó los días más próximos del mes para ello, siendo conscientes de que se tenía que prever con tiempo, nos conformamos con tener otro motivo para volver.
Como posiblemente el teléfono era circunstancial de la temporada, os propongo que si es de vuestro interés el visitarla os pongáis en contacto con el Ecomuseo de la Vall d’Àneu.
Después de la visita textil, bajamos por las inclinada y recta escalera de piedra, parapetados entre los muros de la casa Bringué.
Llegamos a la carretera por la que nos habíamos incorporado al pueblo, dirigiéndonos ahora, sin posibilidad de ver su interior, a la observación detenida exterior del templo románico.
El templo fue modificada en el siglo XVII, incorporando una sacristía, la torre campanario y dos capillas laterales en crucero.
La puerta de acceso está situada en el muro sur, es de arco de medio punto y está resguardada por un amplio porche de madera cubierto de pizarra, posiblemente añadido a finales del siglo XVIII.
En el ángulo noroeste se sitúa una pequeña y robusta torre campanario, mostrando arriba cuatro vanos con arco de medio punto acompañando las campanas.
Bajo una arcada dovelada en hoja de libro, apuntando ligeramente un arco de herradura, y traspasando una bonita verja de metal se entra al cementerio.
Curiosa es la cantidad de laminadas piedras de pizarra clavadas al suelo, en comparación de las pocas luciendo una cruz de piedra o metal.
En el interior del templo se puede ver una reproducción (2001/2002) de las pinturas murales románicas que decoraron el ábside desde mediados del siglo XII. Las originales se conservan en el Museo Nacional d’Art de Cataluña.
La autoría se le adjudica a un maestro discípulo de la escuela del maestro de Urgell, algunos lo relacionan con el maestro de Sorpe, pero en los dos casos la influencia de los maestros de Taull y de Pedret es manifiesta, igual que en Esterri y Estaon.
En el centro, el Cristo en majestad está dentro de una mandorla y rodeado del tretamorfo. A la izquierda está el hombre alado y el toro, a la derecha encontramos el águila y el león.
A diferencia de los leones que veremos en las pinturas de Esterri de Cardós y Estaón, en las que se discute si es un oso o el rey de la selva, en este caso la figura está muy desgastada para incorporarse a la discusión, tan sólo las garras se perfilan nítidas, pero tampoco resuelven dudas.
Lo que sí parece claro es que habiendo sido pintadas por distintos maestros, alguno de ellos determinó la figura que copiarían el resto, ya que es idéntica la disposición y el color. Por otra, hay que recordar que los pintores utilizaban modelos naturales, conocían muy bien el oso, pero dudo que alguno hubiera visto un león.
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Pintura ábside Sta. María de Ginestarre. MANAC. Fot. S. Miralles. |
Debajo se puede apreciar la Virgen y siete apóstoles. Cortinajes pintados completan la decoración mural.
También se han conservado algunas imágenes del arco triunfal, pero poco se puede apreciar del medallón con el Agnus Dei (cordero de Dios) flanqueado por Caín y Abel.
En las capillas se conservan dos retablos barrocos, conteniendo uno la reproducción de la preciosa talla de la Virgen del siglo XIII.
Se conserva el original en excelente estado de conservación, pero tendréis que verlo en el Museo Diocesano de la “Seu d’Urgell”.
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Mare de Déu de Ginestarre. Wikipedia. Fotog. Marisa LR. |
El frontal del altar del siglo XIII realizado en estuco, está en el Metropolitan Museum of Art de Nueva York (The Cloisters).
En la parte central, dentro de una mandorla, se sitúa la imagen de la Virgen con el Niño, soportada por ángeles, la acompañan ocho apóstoles. En el contorno, a modo de marco, se representan figuras animales dentro de un círculo.
Lo que sí podréis observar de su pasado románico, es una pica bautismal, decorada con arquerías y figuras humanas. También, junto a la puerta de entrada encontraremos una pica beneitera de características similares.
En las últimas reformas se rescató el antiguo suelo de cantos rodados configurando formas geométricas.
Nos dirigimos al aparcamiento, sin esperanzas de poder ver las pinturas de Esterri de Cardós, pero en este caso la casualidad nos agració. Eran las 16:20 h. cuando iniciamos el descenso a la capital del municipio.
ESTERRI DE CARDÓS
Según Joan Coromines Esterri proviene de una toponimia iberovasca, con dos raíces: esto (cercado, Pleta) y erri ( lugar), es decir: el lugar “cercado”, en referencia a un espacio territorial cerrado conteniendo ganado en su interior.
A mediados del siglo XVl contaba con 40 habitantes, en siete hogares laicos y uno eclesiástico.Tres siglos después serían 145 almas de 37 cabezas de familia.
Siguiendo el proceso de despoblación del municipio que ya comentamos antes, en 2022 residirían 28 habitantes.
La Fiesta Mayor es el segundo fin de semana de Agosto.
La carretera pasa de forma sinuosa por el interior del pueblo, en el extremo noroeste por el que entrábamos se sitúa la románica iglesia parroquial. Aparcamos en su proximidad con la sorpresa de encontrar la puerta abierta.
En su proximidad una señora salía, apuntando el haber realizado tareas de limpieza, le rogamos que nos dejara simplemente poder ver las pinturas un momento. Accedió sin darnos prisa y nos incorporamos dentro.
Sant Pere i Sant Pau de Esterri de Cardós
El templo está documentado desde 1146, pero se le suponen fundamentos del siglo XI.
Las que sí están bien registradas son las modificaciones realizadas en 1638, 1720 y 1726.
Es una pequeña iglesia de una sola y alargada nave, con ábside semicircular decorada con arcos ciegos y lesenas lombardas.
En la actualidad la cubre una bóveda de cañón, se supone que originalmente era de madera.
La puerta primigenia está tapiada en el muro de poniente, sobre el que se abre un óculo bajo el piñón del tejado a dos aguas.
La puerta en la actualidad está situada en la fachada norte, a la que se accede por una escalera que parte del muro sur bajo un amplio porche de madera de construcción más moderna.
En crucero se le añadieron dos capillas laterales, de las que hoy tan sólo queda la del sur, reconvertida en sacristía.
En el extremo suroeste del templo se levanta la torre campanario de base cuadrada y unos diez metros de altura. En la parte superior se abre en cada cara un vano con arco de medio punto, mostrando las campanas.
Lo corona una preciosa y aguda pirámide octogonal con inflexión alta sobre base cuadrada y cubierta de fina pizarra gris. Se dice que la torre pudo tener en un momento dado la función de torre de defensa o de vigía.
Las únicas pinturas que sobrevivieron han sido las del ábside y por desgracia bastante deterioradas. En la actualidad el fresco original traspasado al lienzo está en el MNAC.
El maestro de Esterri de Cardos, está considerado de segunda fila en relación a los maestros que lo inspiran: el de Pedret y el de Taüll.
Todos los personajes se representan de pie y frontalmente, sobre un fondo de franjas de colores lisos.
La representación del Pantocrátor está rodeada del tetraformo, con los símbolos de los cuatro evangelistas, en el que encontramos el león de San Marcos, volviéndose a discutir si es un león mal pintado o un oso.
La composición la completa un querubín a la izquierda y un serafín a la derecha, bajo ellos dos ángeles turiferarios (los que balancean el incensario) con sus alas repletas de ojos (vigilantes permanentes que todo lo ven).
En los extremos están los arcángeles abogados, a la izquierda Miguel y a la derecha Gabriel.
En el muro o semicilindro se dedica al apostolado, también aparece María y Pablo, éste con un vaso en la mano alimentando la leyenda del santo grial.
A su lado están representados los apóstoles San Juan y San Bartolomé, al otro lado de la ventana sur, Santo Tomás y San Bernabé.
En la pared derecha de la ventana central no queda testimonio de las figuras, posiblemente debían completar el conjunto de los apóstoles.
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Ábside Esterri de Cardós. MNAC. Fot. S. Miralles |
La separación de cada mural queda marcado por una curiosa cenefa de meandros, creando una forma plana tridimensional inusual en el románico.
Frontal del Altar de Sant Pere i Sant Pau
En 1929 la junta de Museos compró por 5500 ptas el retablo frontal del altar, datada su realización en 1225, la autoría se vincula a un taller de la Seu de Urgell.
A la propuesta de compra se le acompañaba el frontal de Ginestarre, pero no se adquiere dado el mal estado de conservación y la gran similitud con el de Esterri. Frontal que hoy pertenece a la colección del Metropolitan Museum de New York.
El frontal presenta una majestad sentada en un trono dentro de una mandorla, bendiciendo con la mano derecha y sosteniendo un libro en la mano izquierda. Lo rodean los doce apóstoles en grupo de tres.
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Detalle del retablo frontal del altar de S.Pere i Sant Pau de Esterri de Cardós. MNAC. Fot. S. Miralles |
Agradecimos la amabilidad de la señora al salir, con la que poco pudimos hablar, ya que una vez cerrada la puerta los pasos se orientaron rápidos en dirección contraria.
Descendimos andando por la carretera, observando que el templo se ubica unos metros aislado del núcleo vecinal. La calzada se ensancha en lo que nos pareció entender que se creaba una plazuela.
descendimos de forma directa por un estrecho e inclinado callejón situado a su derecha, encontrando pasada la primera manzana una de las edificaciones más antiguas del valle, casa Castellà, con una “mil.lesima” del siglo XIII y una hornacina con la Virgen y el niño adheridas a la fachada. Delante se encontraba el lavadero comunal con un protegido tejadillo a dos aguas de madera revestido de pizarra.

No sé si todo pertenece a la misma familia, pero la edificación se extiende hacia abajo llegando a pie de carretera. Allí observamos que bajo una reformada segunda planta, pasa la calle del pueblo que va paralela y ligeramente alzada sobre la carretera.

Podíamos continuar por ella hasta el ayuntamiento, pero decidimos hacerlo en zig-zag, incorporándonos por el primer callejón a la izquierda, pasando por la antigua casa solariega de Casa Peret, giraremos seguidamente a la derecha hasta incorporarnos a la calle Mayor.
En su confluencia encontraremos el restaurado ayuntamiento, con una preciosa balconera florida cubierta con un tejadillo a dos aguas de madera, le acompaña una noble casa de tres plantas y restaurado tejado a cuatro aguas, que sobre un arqueado abrevadero se levanta imponente, componiendo el conjunto una bella estampa.
Continuando ascendiendo por la carretera nos introduciremos de nuevo hacia el corazón del pueblo.
Antes de llegar a la fuente, encontraremos al otro lado Casa Borrut, apartamentos rurales de los que hablamos al principio del post.
Ante de incorporarnos a la ascendente curva de 180º, habiendo pasado la “mola” insertada en el muro, nos entretuvimos en observar al otro lado la frondosidad arbustiva el torrente de Esterri.
Continuamos ascendiendo y antes de volver a la plaza alta por la que habíamos descendido, giramos a la derecha subiendo por un callejón con la fachada de otra de las casas solariegas centenarias: Casa March. Llegaríamos al límite norteño del pueblo, bordeándolo regresaríamos al coche.
Salíamos del pueblo, cuando unos metros después de pasar la casa Castellá, paramos el coche, para contemplar una edificación con tejado a dos aguas que lucía un restaurado, bello y amplio palomar.
A medio camino entre la carretera L-504 y Esterri de Cardós, se encuentra Arròs de Cardós.
ARRÓS DE CARDÓS
Según Joan Coromines, Arrós proviene de la toponimia iberovasca: arro, que quiere decir: lugar agreste o barranco.
El llano pueblo, a diferencia de los dos anteriores, está situado a 1030 m. en medio de una planicie en la orilla derecha del torrente de Esterri y muy cerca de su desembocadura en el Noguera Cardós.
En 1553 declara un fuego eclesiástico y 5 laicos, reuniendo 40 habitantes. Tres siglos después registra su máximo poblacional agrupando 74 almas.
Se incorporaron a este siglo siendo 22 los vecinos, en 2022 se registran 28 censados, siendo el único pueblo de este valle que en la última década ha crecido.
Arrós es la población del Valle que menos habitantes pierde en invierno y en verano se duplica la población con segundas residencias y apartamentos rurales.
Alrededor de una treintena de edificaciones se reúnen junto a la iglesia parroquial de Sant Julià, rodeadas de amplio prados verdes en el que vacas, ovejas y caballos pasturan, también se aprecian activos bastantes huertos familiares, aunque lo que predominan son cuidados jardines.
Ferias y festejos
A finales de mayo se realiza en Arròs de Cardós la Feria de productos del “Parc Natural de l’Alt Pirineu” y de la oveja Aranesa.
En la que al margen del conocimiento de sus productos y derivados, podremos observar la tradicional y anual actividad de esquilar.
La fiesta Mayor la celebran el primer fin de semana de Agosto.
El pueblo se presenta agrupado en dos espacios unidos por una larga línea de casas sin callejuelas entre ellas.
El sector occidental está conformado esencialmente por tres cortas calles que forman una plaza en su punto de encuentro, la iglesia parroquial de Sant Julià se sitúa en el extremo de poniente.
Habíamos aparcado cerca de los apartamentos rurales de Casa Mora, después de haber sobrepasado casi todo el pueblo que se extiende paralelo a la carretera.
Ascendimos por la primera calle que encontramos, pronto observaríamos el cruce de tres pequeños callejones, presumimos que era la plaza Mayor con las restauradas edificaciones del siglo XVIII de Can Isidre y Casa Català.
Continuamos ascendiendo hacia el extremo de poniente, en el que encontramos espacios que nos parecieron reflejar el poder económico que alcanzó el pueblo en el siglo XIX.
Un par edificaciones después encontraremos el barroco templo parroquial.
“Sant Julià d’Arrós”
En el martirologio romano hay siete santos con este mismo nombre. Supongo que se refieren a San Julià de Antínoe , dada la fiesta patronal que curiosamente aquí está situada el 7 de Enero en base del calendario medieval hispano, ya que en el oficial romano se celebra el 6 Enero.
Su adoración junto a su mujer Basilea fue muy extendida desde el siglo VIII al XIII por toda la península.
Esta pareja de dudosa existencia, según la leyenda convivían juntos con voto de castidad mutuo, siendo martirizados por no renunciar a su fe en el 303 d. C. en Antínoe (Egipto).
El templo románico está documentado varias veces a lo largo de la Edad Media y de la moderna, sin embargo el templo actual es del siglo XVIII, no quedando más testimonio del anterior que sus fundamentos.
En un principio la iglesia dependía de Santa María de Ginestarre, pasando más tarde a depender de “Sant Pau y Sant Pere” de Esterri de Cardós.
En la fachada de sureste se abre la puerta delante de un cuidado cementerio. Cuenta con un apartamento de una veintena de nichos adherido a la torre campanario, gran parte se mostraban atendidos y cruces blancas aún señalan los enterrados bajo el segado césped.
Nos pareció el cementerio de un micro pueblo mejor atendido y activo de los que hasta ahora habíamos visto, aunque la mayoría de flores fueran de plástico. El contraste con el cementerio de Ginestarre era total.
Es un templo de una sola nave con capillas laterales. Con la cabecera rectangular orientada hacia el norte,
La sillería es de piedra pizarrosa irregular, se descubre el haber estado enlucida por un hoy desgastado beige.
La puerta con arco medio punto está adovelada en hojas de libro con piedra pizarrosa. Por encima se abre un óculo bocinado bajo la amplia cornisa del tejado a dos aguas revestido de pizarra.
A cada lado de la fachada se abre una ventana cuadrada y bajo la ventana de la banda izquierda se muestra una aspillera.
Al otro lado se alza la torre campanario de base cuadrada y cuatro plantas. En las dos plantas superiores en cada cara se muestran dos vanos con arco de medio punto, en los superiores se observan las campanas.
La corona una humilde cubierta piramidal cuadrada con inflexión baja a la base y revestida de pizarra, culmina la punta un curioso y estilizado cilindro con ampliada boca circular en su término, sobre la que se levanta una curiosa cruz.
Continuamos el recorrido por los límites del norte, hasta encontrar una callejuela por la que descendimos hacia la calle Mayor, pasando por el bien conservado antiguo Horno.
La calle Mayor parece unir los dos sectores vecinales, en la que se abren espacios verdes a un lado y en en el otro está limitado por un muro de fachadas sin callejuelas que las separen.