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24 enero 2023

RUTA 12 (IV) . LLARVÉN. Sta. Coloma. Santa Creu. MONTARDIT DE DALT. Sta. Cecília. BRESSUI. S. Miquel


Con este post finalizamos el recorrido por el Batlliu de Sort, visitando los pueblos que limitan por el sur el Municipio de Sort: Llarvén, Montardit y Bressui. Tan solo nos quedará Ribera de Montardit (Montardit de Baix), por el que pasaremos en la ruta 15 (I).


Habíamos dejado Enviny, encontrando a poco más de un kilómetro Llarvén. Al llegar aparcamos en la parte alta del pueblo.


LLARVÉN


Está situado el pueblo en la vertiente izquierda del barranco de Montardit y sus edificaciones se organizan en una inclinada ladera en dos espacios relativamente distantes.


Según Joan Coromines su etimología tiene raíz iberovasca, posiblemente formando parte de “ler”, que quiere decir pino.


Datos históricos


La primera noticia que se tiene de Llarvén es del año 1079 en relación a su castillo. La de su parroquia se produce en 1129, cuando Roger Clemente da a Santa María de la Seu d’ Urgell la mitad del diezmo de la parroquia de Sta Coloma de Llarvén.


En el fogaje de 1553Larvent” declara 6 fuegos laicos, reuniendo 30 habitantes.


En el siglo XIX se cultivaba en sus tierras de diversa calidad: trigo, centeno, cebada, frutas de invierno y recogían gran cantidad de nueces. La fuente económica era la recría de mulas y mantenían la de bueyes para la producción agrícola local.


En 1857 convivían 85 vecinos, manteniéndose la misma cantidad hasta 1900. A partir de entonces hay una lenta pero permanente despoblación, en 1930 eran 76 los censados, en 1960 residían 41 almas, alcanzando tres décadas después el mínimo poblacional con 7 habitantes.

Entrarán en el nuevo siglo reuniendo 14 censados, en 2022 mantienen el mismo número. 


Hasta 1976 perteneció al término municipal de Enviny, desde entonces forma parte del municipio de Sort.


Según la tradición oral de Llarvén, sin precisar el momento en el tiempo, nos cuenta que en “la Foranca” había una mina de carbón que por unos movimientos de tierra se derrumbó, modificándose el curso del barranco y colapsando la mayor parte del pueblo. En la parte baja permanecieron en pie las casas, mientras que la parte alta desapareció casi por completo.

El pueblo se reconstruiría en las tierras de cultivo de los afectados.


A unos cien metros del pueblo, saliendo del sur de Llarvén en dirección a Montardit, se agrupan la Casa Forn, Casa Llarg, Casa Blanco y la ermita del Roser, según la leyenda son las edificaciones que se libraron de la tragedia. Las observaremos más tarde en dirección a Santa Creu


La Fiesta Mayor es el 2 de febrero.



Descendimos por el disperso pueblo entre edificaciones levantadas en las primeras décadas del siglo XX, su descendente calle con un buen empedrado del suelo y una orgullosa limpieza, nos ofrece una extraña sensación de pueblo agropecuario que perdió dicha actividad.


Gran parte de estas segundas residencias mantienen respeto por la arquitectura tradicional, pero pajares y establos se han convertido hoy en viviendas ocupadas o en proceso de serlo por humanos, no vimos ni un solo animal, ni una cuadra o pajar en activo. 



En el extremo sudoeste del pueblo se ubica la iglesia parroquial de Santa Coloma. El edificio que nos acompañaba a nuestra derecha y el templo son las únicas edificaciones conservadas anteriores al siglo XX.



Santa Coloma de Llarvén


No voy a volver a recordar a  Santa Coloma de Serna la que dedicamos también una amplia nota en Vall de Cardós sobre las Colomas que aparecerían posteriormente y el advocado respeto que le tributaban las brujas. Pero en este caso, dado que su fiesta patronal es el 31 de diciembre, pero siendo aquí el 2 de febrero, no puedo asegurar a qué “Paloma” se refiere.


Desde la primera mención en 1129 no se vuelve a tener noticias del templo hasta las visitas pastorales de 1314 dependiendo del decanato de Montenartró. En las visitas pastorales de 1575 i 1758 figura dependiendo del oficialado de Sort y sufragánea de Santa Cecilia de Montardit. Actualmente depende de la Mare de Déu de la Candelaria de Enviny.


Es un pequeño templo de una sola nave. El tejado a dos aguas cubierto de pizarra muestra una cornisa que sobre una amplia moldura plana que rodea el edificio. Parte de sus fundamentos son del siglo XII pero el actual templo se levantó en el siglo XVIII.


La mampostería es de piedra grisácea pizarrosa, desbastada a modo de rectangulares sillares, dispuestos en ordenadas y alineadas hileras.


Se le añadió una sacristía al lado del cementerio, su acceso es por el interior desde el presbiterio. Cuenta con una ventana rectangular enmarcada en blanco, igual que la que se abre en el centro de la fachada de la nave a la que se acopla.



En la fachada de poniente se abre la puerta con arco de medio punto, rodeado por un fino marco blanco y adovelada con sillería de preciso corte y pulido. Se eleva por encima un pequeño óculo también adovelado en hojas de libro el semicírculo superior. 


Sobre ella se alza un campanario de espadaña de un solo vano con arco de medio punto, luciendo la campana. Lo cubre un tejadillo de pizarra a dos aguas con escalones inclinados laterales. Está rebozada y blanqueada, un enlucido que se presume de este siglo.


Una verja acompañada por un labrado muro neoclásico, da paso a la iglesia y al cementerio.


Uno de los aspectos más interesantes de este circuito estaba siendo el podernos incorporar al interior de los templos.

Con un cuidado y elegante interior bajo una bóveda de crucería, muestra detrás del altar un humilde pero interesante retablo neogótico, luciendo la figura de Santa Coloma en el centro.


 


El coro, con balaustrada torneada, tiene delante una de las dos elegantes lámparas de abalorios que lucen en el templo.


Debajo de la escalera del coro y en una pequeña capilla con arco de medio punto, descubriremos una pila bautismal con cubierta oval, cincelada y pulida en piedra marmórea de diferentes colores. Una preciosidad de la que no encontré referencias cronológicas, la intuyo del siglo XVII/XVIII, seguramente cuando se levantó la actual iglesia.


 


Adjunto al templo se encuentra el cementerio, en el que se alzan modernas cruces de cemento, junto con muchas de metal sin fecha que las determine, concentrándose estas últimas en la parte trasera.


Al llegar al templo descubrimos un perro recostado bajo la sombra, al vernos se dispuso erguido y se nos acercó manso, no entraría a la iglesia ni al cementerio, observándonos paciente detrás de la verja, pero una vez que salimos no dejaría de acompañarnos hasta volver al coche, incluso, sentado a modo de despedida, esperó vernos marchar.


En un inicio seguimos descendiendo por la parte sur oriental, en la que los edificios se dispersan junto a pequeños campos de siembra rodeados de árboles frutales.


El inclinado valle se presentaba custodiado por dos colinas, sobre ellas en occidente se apreciaba Santa Creu y a oriente Montardit de Dalt, delante, al otro lado del rio Noguera, se descubre el majestuoso y piramidal macizo de l’Orri.


Retomamos el camino de vuelta encontrando reformadas casonas de principios del siglo XX junto con altos muros de piedra seca en buen estado.


Continuando ascendiendo volveríamos a pasar por la bonita casa en la que a su lado se mostraba un bonito conjunto de raíces. Observándolas conocimos a su creador, con el que tendríamos una interesante charla. 

Llegamos a la parte alta del pueblo, después de despedirnos del fiel acompañante canino, reanudamos la marcha motorizada hacia nuestro próximo objetivo especialmente panorámico, Santa Creu.


Saliendo desde el norte de Llarvén por la carretera hacia Montardit nos desviaremos a poco menos de un kilómetro hacia la derecha, un indicador nos orienta hacia Santa Creu.


Cien metros después del cruce identificaremos las casas alrededor de la ermita del Roser. Conjunto de viviendas que se salvó del colapso, hoy lo componen levantadas o restauradas casas durante las primeras décadas del siglo XX, guardando en su interior las ruinas de esta ermita, abandonada a partir de mediados del siglo pasado.



A menos de un kilómetro se encuentra Santa Creu, en la actualidad dependiente de Montardit de Dalt.



Santa Creu d’Enviny


La “Solana d’Enviny” se menciona por primera vez en 1083, en un convenio entre el conde Artau II i el abad Ponç de Gerri de la Sal.


En el año 1095 se documenta la donación a este monasterio de un alou en el término del castillo de Montardit.


La primera noticia específica de la iglesia se establece en los llamados documentos falsos de Gerri y la interpelación de “l’auctoritas”, en la que aparece la donación del conde Frèdol en 849 de la iglesia, un alou, décimas y cementerio.


A pesar de la posible falsedad de los documentos, figura que en el año 966 la bula papal de Joan XIII otorga al monasterio de Gerri el cenobio de Santa Creu “in ipso Solano”.


Tampoco se sabe con precisión cuando dejó de serlo y sus razones, pero en el año 1105 figura la iglesia como uno de los bienes perdidos del monasterio y en el siglo XVl se la determina en ruinas.


La actual masia fue en su inicio un hostal de peregrinos. Se le añadiría una borda y un amplio pajar, perdiendo el templo su uso eclesiástico se integró en el conjunto agropecuario.



Cuenta o contaba con la Casa rural Santa Creu. En la actualidad (2022) tan solo tiene dos valoraciones de hace dos años y no encontré referencia de condiciones y precios del hospedaje, supusimos que había dejado de funcionar.


Observamos caballos en la ladera norte y fajos de heno en un lateral del conjunto, lo que nos indicaba que la actividad agropecuaria continuaba.


No hay duda que es un lugar ideal para aislarse, la belleza del entorno natural y paisajístico es manifiesta, alzado y rodeado por espesos y maduros bosques.


Lo circundan dos grandes encinares. Por la antigua senda hacia Montardit se encuentra a mitad camino un grupo de añejos nogales. En dirección contraria, en el encinar alto, se pueden observar veteranos ejemplares de castaños.


A las 12:40 volvíamos a estar en la carretera en dirección a Montardit de Dalt.


Antes de llegar al pueblo, a la derecha se encuentra La Mola de Montardit, un antiguo molino de harina que recogiendo agua del barranco, generaría también electricidad en el primer tercio del siglo XX. Su estado actual es ruinoso.


Desde la década de los 70 hasta principios de este siglo, en la Mola se asentó una comunidad hippie. Fundadora del grupo “Crisol”, cantaban barroco, medieval y gregoriano, bailaban canciones tradicionales, leían textos espirituales, producían pequeñas actuaciones teatrales, etc.. Fueron los creadores del primer gigante de Sort: l’Atlant.



MONTARDIT DE DALT


A 963 msnm se eleva la Villa al sudoeste de Sort, sobre la montaña que limita la vertiente derecha del Noguera Pallaresa y custodiado por el barranco de Montardit. 


Según Joan Coromines su etimología proviene del topónimo románico: “Mont” (montaña) y “ardit” (con coraje), “de Dalt” (de arriba) se le añadió para diferenciarse de Montardit de Baix (hoy llamado Ribera de Montardit), lugar en que se ubicarían desde finales del bajo medievo dos hostales en el camino Real (actual carretera comarcal).


Un pequeño apunte histórico


En el fogaje de 1553 contaba con 7 fuegos laicos y 1 eclesiástico, reuniendo unos 40 habitantes.


En el cómputo demográfico hasta el año 2000 se añadirían los dos hostales en el camino “Real” (actual carretera comarcal) con seis edificaciones (lo que es hoy Ribera de Montardit) y la aislada masia Copons.


En 1857 eran 226 habitantes. En tierras consideradas de muy buena cualidad se producía harina, cebada, centeno, aceite, heno y disponían de amplias pasturas. Se criaban mulas, ovejas, vacas y cabras. Tenía una buena caza de conejos, liebres, perdices, truchas y barbos.


Entrando en el siglo XX descenderán a 144 los censados, volverá a crecer en una década alcanzando los 174 habitantes, pero en 1930 volvería a reducirse a 119 almas.

El éxodo continuaría computando, reduciendo a 65 los habitantes en 1960. Hasta 1976 dependió del municipio de Enviny, pasando en estas fechas al municipio de Sort.

Comenzarán el nuevo siglo 54 vecinos y alcanzarán el mínimo poblacional en 2005 con 25 habitantes. Desde entonces, en ligero ascenso, en 2023 alcanzan ser 49 los censados. Un ascenso unido al de segundas residencias.

La Fiesta Mayor, dedicada a Santa Cecíliaes el fin de semana más cercano a22 de noviembre.



En la actualidad, aunque la rodean campos de cultivo y posiblemente en invierno el ganado vuelve al pueblo, no hay duda de que el turismo es parte importante de su economía.


Servicios turísticos


Tengo indicar que el número de usuarios de las dos primeras ofertas de apartamentos rurales es muy bajo, tan solo L’0rri sobrepasa la valoración  de una veintena de usuarios, probablemente fue el primero, pero todos indican una más o menos juventud, especialmente la última propuesta.


La valoración sobre 10 es de Google (2024)


Paller de Bordalé, moderno apartamento totalmente equipado para un máximo de 11 personas, 4 habitaciones, 6 camas y tres baños. Tiene una valoración media de 9,2


Casa Jónico. Casa rural para un máximo de 8 personas, 3 hab. 6 camas y 3 baños.Tiene una valoración de 9,8


L’Orri del Pallars. Casa rural de dos plantas totalmente equipada para un máximo de 10 personas, 4 hab. 3 baños. Tiene una valoración de 9 .


Borda d’Arnaldo. No tengo datos de las condiciones ni precios de este hotel-Casa rural. No dispone de web ni teléfono. Por lo que parece abrió sus puertas en 2024. No confundir con el restaurante en Montardit de Baix, mucho más antiguo. Solo tiene la valoración de 2 usuarios.



Montardit de Dalt llegó a tener 24 casas solariegas, en unas pocas continúan viviendo la familia, el resto se han convertido en primera o segunda residencia de otras familias. 


Montardit de Dalt. Mapa del ICGC.


Nos habíamos incorporado al pueblopor el noreste, pero si continuáis hacia el suroeste podéis aparcar cerca de la iglesia. Por lo que el paseo sería a la inversa.


Da la impresión de ser un pueblo llano, pero no dejamos de subir y bajar por las cuatro calles que cruzan por el interior de un pueblo compacto, apiñado y en el que se respira ese añejo aire rural que encontramos a faltar en Llarvén. 


Muy bien no sabría deciros el recorrido concreto que hicimos, por lo que os animo a perderos por sus estrechas calles en las que se mezclan añejos tiempos con modernas reformas.


Tan solo una edificación se levantó este siglo, algunas en las primeras décadas del siglo XX y una gran parte conservan muros y fundamentos anteriores al siglo XX, la mayor parte de ellas reformadas o simplemente bien conservadas. Incluso las abandonadas mantienen limpias las fachadas.


 


Las manifiestas modernas restauraciones parecen mostrar atención en conservar las ventanas y puertas de arco de medio punto doveladas, con la misma afición que observamos en Pujalt. Lo que aplaudimos con entusiasmo.



Nos pareció que invadía el pueblo un orgulloso espíritu comunal, así, en una casa abandonada alguien dispuso vida a sus pies en un tiesto, mientras que en otra calle se conservaba la vida que surgía espontánea entre la piedra.


Llegamos a una amplia cisterna de piedra, alimentada por una fuente. Dedujimos, sin poderlo contrastar, de que el almacenamiento debía de tener aún hoy una función agrícola.


Dejando la calle oriental que circunda el pueblo para transitarla en el regreso, nos orientamos desde la cisterna hacia el extremo suroriental en el que se emplaza Santa Cecilia.




Santa Cecilia de Montardit de Dalt


Era la primera vez que descubríamos a Santa Cecilia en una iglesia de la comarca, una de las santas más populares, pero de la que se desconoce prácticamente todo de ella.


Nacida en Roma, en el seno de una familia noble, sería casada contra su voluntad con un joven pagano llamado Valerio, convertido al cristianismo, igual que a su hermano, conviviendo los tres en voto de castidad. El entierro de cristianos asesinados por el imperio romano contraería acusaciones y martirios, primero los dos hermanos y más tarde el de ella.


Igual que Santa Coloma, de la que hablamos en la Vall de Cardós y de tantas otras, el voto de castidad y el milagroso martirio inventado serían las claves de su popularidad.


En el siglo XVl sería consagrada patrona de la música por Gregorio XIII, por unas malas traducciones del único texto encontrado sobre ella, anónimo poema pío y en latín: Actas de Santa Cecilia.



La primera mención de esta iglesia se hace en el año 1093, pero nada queda de aquel templo románico. La actual iglesia barroca se levantó entre los siglos XVII-XVIII.


Es una obra incluida en el Patrimonio Arquitectónico de CataluñaDe esta parroquia depende la iglesia de Ribera de Montardit.


Es un amplio templo de tres naves, siendo la central de mayor tamaño y altura. Las naves están cubiertas por bóvedas de aristas. La cubre un tejado a dos aguas revestido de pizarra.


Situada en la fachada de poniente, se abre la puerta con arco de medio punto adovelado con piedra de fino corte y pulido. Sobre su eje se abre un rosetón y por encima una pequeña ventana rectangular bajo el piñón del tejado.


Adherido a la fachada de poniente, se levanta la torre campanario de base cuadrada que se transforma en octogonal irregular sobre el nivel del piñon del tejado.


Cuenta con cuatro vanos con arco de medio punto, en los que lucen dos campanas.


 


La corona una preciosa pirámide de pizarra octogonal regular, con alta e inclinada inflexión a la base, bajo su alero se adhiere una moldura estratificada. En su altura se puede apreciar una estilizada, singular y recta cruz, que no parecía cumplir funciones de veleta.


Nos encontramos su puerta cerrada, era el templo del Batlliu que teníamos quizás más curiosidad por ver su interior, dado que contenía la gótica “Creu pedró” de Montardit de Dalt.


Hemos encontrando a lo largo del viaje por el Pallars algunas cruces de término: Esterri d’Àneu (Renacentista) y las góticas de Alins, Àreu, Ribera de Cardòs…, pero posiblemente todas más modernas que la de Montardit (s. XIV).


El más antiguo crucero del Pallars Sobirà conservado en el lugar se encuentra en el pueblo de Pujol (Baix Pallars).


En el caso de la cruz de Montardit fue sustraída en 1921, no teniendo noticias de ella, hasta ser localizada a principios de este siglo en el museo Mar i Cel de Sitges.


Diputación y Municipio acordaron su retorno al pueblo, con la condición de exponerla con las medidas de seguridad apropiadas.


Fotografia realizada en el pueblo pocos años antes de su desaparición. Foto. Marta Lluvich.

Por suerte apareció una señora que, con las llaves del templo en sus manos, nos permitió amablemente incorporarnos al interior del templo, mientras ella se dispuso a poner flores en el altar y las capillas, ordenando y limpiando seguidamente objetos y mobiliario de los diferentes espacios.


El interior muestra dos capillas decoradas con modernas pinturas con aire barroco, sobre las que se abren las respectivas galerías limitadas por una torneada balaustrada de madera.


En el altar, siguiendo la línea sobria, humilde y a la vez elegante que caracteriza la iglesia, se muestra un moderno retablo de madera de líneas neoclásicas, presidido por la imagen de Santa Cecilia.


 


No encontrábamos la “creu pedró”, comenzando a pensar que se situaba en el cementerio. Pero la señora, observando nuestros movimientos, nos indicó con un gesto sin sonrisa, mirando hacia la puerta de entrada, una acristalada sala a la derecha. 


Las medidas de protección tan solo te permiten descubrir, detrás de la amplia cristalera, una interesante y restaurada pica beneitera con tapa. No dispongo de datos del siglo.


A su lado se encontraba la cruz, pero entre los reflejos y la distancia poco se podía distinguir, especialmente en una obra que requiere observarse por los dos lados.


Se descubre en un medallón de piedra sobre una base poligonal más estrecha, el cincelado de la figura de Jesucristo en la cruz, franqueado por los símbolos de la pasión: martillo y tenazas.

En la base se representa la flagelación de Cristo.


Al otro lado ( no lo pudimos ver) se presenta la Vigen con el niño en brazos.

En la base se muestra un personaje conduciendo dos animales, que por lo que parece representa a José y la huida a Egipto.


En el gótico (s.XIII), recogiendo la idea formal de las estelas visigodas, de la Cruz griega dentro de un círculo propio de los pueblos cristianos del norte de Europa o del crismón, (hay teorías para todos los gustos), en la cruz de término se expresará el principio y fin de Cristo redentor, mostrando la pasión en una cara del medallon y en el otro a la Virgen y el niño (en algunos lugares se remplazaría por un santo). La cruz y su cincelada base poligonal se alzará sobre una columna que con el tiempo se estilizará y crecerá en altura, aposentándose sobre una amplia base poligonal escalonada. 


Prácticamente no queda ninguna que la fragilidad de sus pedestales le haya permitido sobrevivir entera, a pesar de que muchas se preservaron durante siglos con tejados de dos y cuatro aguas.
Pero sería el propio hombre y no el tiempo su principal desbastador, la guerra civil española sería demoledora. 

Después de unos minutos de observación del valle desde el cementerio, retomamos la marcha, ahora ascendente, hacia el interior del pueblo por la vertiente oriental.


El Santo Cristo de Montardit fue la antigua capilla del cementerio, hoy está en ruinas.



Senderismo desde Montardit


El lugar es propicio para pequeñas y largas rutas, hacia Santa Creu pasaremos por monumentales nogales en un bosque añejo de encinas, desde allí, en sus montañas encontraremos pequeños bosques de castaños con ejemplares centenarios. 

Podemos ascender a Llarvén siguiendo el barranco de Montardit o descender por el centrado camino a Ribera de Montardit, tan solo 2 km nos separan. 


Si a todo ello le  añadimos por el sur ESTAC, es la siguiente propuesta que os dejo de Wikiloc, aunque parte de Ribera de Montardit, podéis iniciarla desde aquí. Son unos 13 km. De dificultad técnica moderada y necesitaremos unas cuatro horas.


Por el norte, recorriendo el Batlliu, Enviny y Sort. 12 km. Circular, de dificultad moderada y poco más de tres horas de marcha.


Dejamos Montardit con alegría, el paseo había sido un encanto. A poco más de un kilómetro antes de llegar a Sort, encontraremos a la izquierda un cruce bien señalizado hacia Bressui.


Al llegar dejamos el coche en la parte de arriba, al lado de una gran masía abandonada, en la que una parra recorría la fachada. Bajo el rebozado se mostraba el ladrillo de sus paredes.


BRESSUI


Según Joan Coromines plantea su etimología posiblemente derivada de un topónimo prerromano, dado que el sufijo típico de -ui o -oí es común, pero el filólogo se decanta por la idea de ser un nombre propio germánico: Bergsind.


El pueblo se sitúa a la izquierda de la Llau de Baradell y en el extremo meridional de “les Costés de Sant Joan”. A un par de kilómetros al noroeste de la capital comarcal, sobre la vertiente elevada de una suave colina a 840 msnm y a la derecha del Noguera Pallaresa. 


Se organizan las casas de forma irregular, dispersas y una calle empedrada lo cruza de forma vertical. La iglesia de Sant Miquel y el cementerio parroquial se encuentran en el extremo meridional del pueblo.


Una pizca de historia


En el fogaje de 1553 se declaran 4 fuegos laicos reuniendo unos 20 habitantes.

Tres siglos después seguían siendo prácticamente los mismos. Con tierras de cualidad mediana se producía trigo, centeno, cebada, nueces y frutas de invierno. Se criaban mulas y vacas, teniendo una buena caza de conejos, perdices y liebres. 


En 1888 conviven 28 almas, en 1900 serían 32, con pequeñas subidas y bajadas agrupaba 24 habitantes en 1950, pero en continuo descenso llegarían al mínimo de 6 habitantes en 1981Se incorporaron al nuevo siglo 17 personas, en 2023 eran 19 los censados.


La fiesta Mayor, dedicada a la Mare de Déu del Carme, se celebra el 16 de julio.


El sábado anterior a Sant Joan, formando parte de las recuperadas “falles” de Sort, Bressui es uno de los pueblos de los que descienden las teas encendidas.


Testimonio de ello lo podéis observar en un antiguo muro, al que se le adhiere alzado el último tronco quemado en las fiestas. Curiosamente la casa que se eleva en su interior parece la más moderna del lugar. Bonita, pero muy poco integrada en la arquitectura tradicional, aunque encajando en la curiosa disparidad constructiva del pueblo.


Curiosamente en su amplio portalón con arco rebajado adovelado, observamos clavada una gran flor de cardo alpinoNos hizo rememorar la flor por su función protectora contra las brujas, que en el pueblo vivió el más famoso brujo de la comarca de finales del S. XIX y principios del XX: el “bruixot” de Bressui, de Casa Buraut y maestro de “Fassman”. Personajes a los que dedicamos la nota final de este post.

Desde el aparcamiento continuamos recto por la parte de arriba del pueblo, en la que se ubica la fuente “de dalt” (de arriba), hacia el sureste se abría el valle y ante él destacaba un bonito y restaurado cobertizo.

Descendimos por el pueblo por la única calle empedrada, a la izquierda se mostraba una explotación agraria que aprovechaba gran parte del interior del pueblo, era Casa Buraut. 

Al otro lado de la calle, con un aire medieval, estaba la inconfundible y singular Casa Menut.

Una cuantiosa obra de artesanía se exponía, utilizando materiales y utensilios cotidianos, junto con platos decorados y encajes de ropa luciendo en los muros perimetrales, en la fachada principal de entrada y en los muros curvos que dan la bienvenida a la casa. Según leímos estaban confeccionadas la mayor parte de las obras por las hábiles manos de la hoy abuela.

Quisimos saber más, pero nos quedamos con las ganas, a nadie encontramos en sus puertas ni a la ida ni a la vuelta.


  


Continuando hacia abajo, a unos cincuenta metros encontramos la parroquia de Sant Miquel.


Sant Miquel de Bressui


La iglesia románica sería nombrada por primera vez en el año 1071, cuando el presbítero Onofre ingresa en el Monasterio de Gerri, donando sus viñas situadas en “villa Bracui, innapenditio Sancti Michahelis…”


A partir de aquí no volverá a ser mencionada la iglesia hasta las visitas pastorales de 1575, siendo sufragánea de Santa Mª de Enviny y dependiendo del oficialado de Sort. En 1758 en la visita pastoral se hace constar su estado ruinoso.


La actual iglesia se levantó en 1904 y depende de la parroquia de Sort. Consta de una nave de tres tramos con falsas bóvedas de crucería bajo un envigado de madera. Lo cubre un tejado a dos aguas de pizarra.

Cuenta con un coro sobre un envigado de madera, limitado por una sencilla barandilla.



Conserva en su interior un “ara”, primitivo altar formado por una gran losa plana ligeramente desbastada que descansa sobre un bloque vasto de piedra con tronco piramidalEn este caso se levanta sobre otro bloque cúbico de piedra perfectamente cortado y pulido.


Aunque la iglesia tiene poco más de un siglo, su humilde, primitivo y desangelado interior nos introdujo a un templo y un tiempo mucho más antiguo.


La fachada frontal está rebozada y pintada de blanco, las dos aristas laterales están ligeramente rebajadas de medio cuerpo para abajo.


Se abre en el centro un portal con arco de medio punto. Por encima se muestra un óculo adovelado y más arriba otro simple, pequeño y hueco.


Corona el tejado un neoclásico campanario de espadaña, en el que se abre un vano con arco rebajado, sostenido por dos columnas frontales a cada lado y dos pequeños muros laterales.


Bajo la iglesia se encuentra el cementerio, en el que podremos apreciar la paz que se respira, deleitándonos frente al precioso paisaje que se abre a sus pies.



Llegamos a la parte baja del pueblo, en la que se encuentra la fuente “de Baix” ( de abajo) anunciando ser “la fuente del com”, aunque hoy sustituye al “com” de madera un abrevadero de cemento.



Desde aquí volveríamos a ascender hacia el aparcamiento, saboreando la gracia de este pequeño pueblo, disperso y sin armonía arquitectónica, pero reconociendo que precisamente eso le otorgaba un singular encanto.


Una vez en carretera, a poco más de un kilómetro se nos presentará Sort. Teníamos reservada la comida en la capital para las dos y media, restaba casi media hora.



Al dia siguiente desde Sort recorreríamos la mayor parte de los pueblos del municipio de Soriguera. Embonui y Vilamur serán los primeros pueblos de la Ruta 13 (I).



*       *       *       *       *


Fassman y el “bruixot” de Bressui.


Aunque mencionamos a Fassman desde Sort, su ciudad natal, y os dejé un interesante libro biográfico de su hija, desde ese mismo documento os hago la presentación del que fue su maestro: El brujo de Bressui y su relación con el profesor.


Algunas historias o leyendas del considerado más importante “bruixot” de la comarca a finales del siglo XIX y principios del XX (no era el único), las recoge Pep Coll en su libro “Muntanyes Maleïdes” (Montañas malditas).


Los hijos gemelos de Pilar Rocafort y José Mir Llahí nacieron con un defecto en el sistema inmunológico reacio a las proteínas de la leche, provocando su ingesta una mortal reacción alérgica. 

En el caso del primero comportó su fallecimiento a los pocos días, el segundo, José, viendo su padre que rechazaba el mamar, ya solo esperaba que siguiera el mismo fin.


La pregunta sin respuesta es : ¿Le falló lo que todos conocemos como instinto de supervivencia o precisamente sería este instinto el que le permitió resistir un impulso tan primario como el hambre?

¿Qué información biológica evitó el morir como su hermano gemelo, para sobrevivir chupando sopa adsorbida en un trapo?


Sea como sea, está claro que José Mir Rocafort desde su nacimiento era diferente, una singularidad que evolucionaría con rudeza frente a su emocionalmente dura infancia, en la que débil y abandonado desarrolló una individualidad muy fuerte, un poder de la voluntad heroico y un interés desmesurado por la hipnosis, la premonición y los cementerios.


A los nueve años sus capacidades de hipnosis y precognición eran practicadas con hombres y animales, tanto era así que empezó a considerársele un endemoniado. Incluso se comienza a insinuar que sus buenas notas se las dan los profesores hipnotizados, ya que en apariencia su poca concentración (solo por lo que le interesaba) y su hiperactividad no ofrecían garantías de ser un buen estudiante, pero según parece lo compensó con una extraordinaria memoria e intuición.


Las historias sobre el niño trajeron la atención del anciano Manel Llacay Rabassa, conocido en la comarca como Buraut de Bressui, reconocido brujo y curandero.


Recordemos que el pensamiento misógino que desde el siglo XV desarrolló implacable la Iglesia, uniendo mujer-pecado-demonio propició que muchas mujeres fueran marginadas o quemadas en la hoguera acusadas de brujería. Así, aunque hubo algún brujo incinerado, en Cataluña fueron muy pocos. También recuerdo que fueron los temerosos vecinos de los pueblos los máximos fustigadores de éstas, una cultura aislada en la que las supersticiones ancestrales estuvieron muy presentes en los pueblos hasta la segunda mitad del siglo XX.


Si la figura del “sanador o sanadora” se mantuvo, muchas veces oculta en la complicidad del pueblo, la figura del “bruixot” a partir del siglo XVIII comienza a adquirir un papel distinto, junto con sus conocimientos médicos (amplio herbolario) con los que sanaban, se convertirían en colaboradores de la iglesia en exorcismos e incluso contrarrestando los maleficios de las “brujas”. Algunos se vinculan directamente con la expulsión de demonios de casas y personas.


Este es el caso de Buraut, con un profundo conocimiento de la idiosincrasia de sus paisanos, sus creencias y supersticiones, supo manipular a los vecinos en base de sus miedos con aguda empatía.


Tenía un amplio conocimiento de las plantas y sus poderes curativos, pero también una atenta y pausada observación de la naturaleza y del hombre que le permitía prever el tiempo, el vuelo de las aves o dar respuesta a los acontecimientos “mágicos” a los que apelaba temerosa su ayuda la supersticiosa comunidad, “trucos de magia” que utilizó para ampliar su poder de sugestión con una buena campaña publicitaria de sus “poderes”.


Quizás este poder de sugestión y magnetismo es la influencia más importante que el niño José vivió durante cinco años y que más tarde utilizó en su actividad circense, llegando a ser considerado el mayor hipnotizador hispano de todos los tiempos.


Desde los 17 años que se independizó en Barcelona de los padres y del Pallars, buscó dar respuesta a lo que la ciencia desestimaba por su incapacidad de poderlo hacer, convirtiéndose en pionero de la parapsicología en España.


Fassman en el momento de máxima popularidad internacional, abandonó el espectáculo para centrarse en la terapia hipnótica, basada en principios integrales, en los que cuerpo, mente y alma forman parte de un todo indivisible en la sanación. Promovió la sugestión mediante la autohipnosis (muy parecido con el efecto que promueve la medicina oriental con la meditación) y apoyó su terapia en un amplio herbolario individualizado.


En este caso, considerando que no tenía los conocimientos (incomparables con las de su maestro) necesarios para dar una respuesta específica, recurrió a su íntimo y experto amigo  Ramón de Montardit, convirtiéndose en su asesor y proveedor de las hierbas que él mismo recogía en el Pallars.


Sus prácticas médicas serían descalificadas por la llamada ciencia oficial, por la psicología freudiana en boga entonces en Barcelona y por el lamentable conductismo que se aplicaba en los centros psiquiátricos. Mientras la industria farmacéutica relegaba la medicina natural al oscurantismo.


Por lo que se ve, la influencia de Buraut también fue importante en sus principios sanatorios, aunque con prácticas muy diferentes e introduciendo una variable importante: la autosugestión mediante la autohipnosis.


Buraut utilizaba la sugestión y las supersticiones para promocionar el ser imprescindible por sus poderes (más que por sus conocimientos) para solucionar el problema, mientras que Fassman utiliza su magnetismo y capacidades, para empoderar al propio enfermo, otorgando a la fuerza de su voluntad el poder curativo.


Si observamos la atención psiquiátrica actual, sigue manteniendo la misma actitud que Buraut, con la diferencia de que la sugestión mágica se la da un título y las medicinas un Dios llamado industria farmacéutica. El enfermo es un sujeto pasivo, depende del otro su curación, mientras que Fassman lo convierte en agente activo.


Fassman intentó demostrar que el poder de la mente en la acción constructiva o destructiva inconsciente (Eros/thanatos) del propio hombre, sumido en sus creencias personales, es lo que determina el desequilibrio y la aparición de la enfermedad, siendo el control mental y la voluntad del enfermo vitales para restablecer el equilibrio y su cura.


Posiblemente fue desacertado el pensar que sus poderes mentales estaban al alcance de cualquier persona con entrenamiento, pero muchas de sus hipótesis están hoy presentes en diferentes corrientes médicas alternativas, aunque por desgracia, excepto los discípulos de su escuela, pocos recuerdan al maestro. Los que lo hacen, nos recomiendan leer su libro: el poder de la voluntad.



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